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jueves 13 de mayo de 2004

José Luis Espert: “El presidente tiene un objetivo deliberado: quiere un Estado empresario”

Para el economista José Luis Espert, a Kirchner no le resulta del todo negativa esta crisis energética porque, en alguna medida, ayuda a crear las condiciones necesarias para llevar adelante su objetivo general: la expansión del Estado y sus funciones. Además, habla del endeudamiento, de los impuestos y de las inversiones extranjeras en el país.

– En base al discurso del día martes ¿no le parece que hay un fuerte voluntarismo por parte del gobierno, pero que no terminan de entender que la ausencia de reglas claras les van a jugar en contra y que lo primero que tienen que definir, si quieren que se invierta en la Argentina, es cuáles son esas reglas?

– Yo creo que es más ácido, todavía, lo que habría que decir sobre la actitud del presidente. El creer que es “voluntarista” es para nosotros, los giles que estamos detrás de la pantalla y quieren que nos creamos todo lo que nos dicen. Yo creo que, en realidad, hay un objetivo muy claro y deliberado que es: más Estado. El presidente quiere un Estado empresario y, en lo posible, que todo el país sea un gran Plan Jefes y Jefas de hogar para maximizar el clientelismo. Y la corrupción, también.

– Entonces, ¿para usted no es inocente la acción confusa del gobierno?

– No para nada. Yo creo que haber destrozado los contratos, en general, no fue una cuestión de ignorancia, sino de una elite gobernante deleznable. Que ha utilizado eso, en este caso, para maximizar la intervención del Estado. Ahora ya vamos a tener una empresa del estatal.
Es deliberado porque en lugar de renegociar los contratos y dar el aumento de tarifas -que lo tendría que haber hecho hace tres años-, se usó ese tiempo para hacer todo lo necesario para crear el consenso y las condiciones que precisaban para generar una empresa del Estado.

– ¿Creó las condiciones para que se abran las puertas para hacer lo que quería?

– Exacto. La pregunta es: ¿por qué, en vez de hacer eso y llevar hasta este punto la crisis energética, no renegociaron los contratos y anunciaron el aumento de tarifas en su momento? Entonces, inevitablemente, la respuesta es: porque esperaban que sucediera esto.
Insisto, no es una cosa de ignorantes a los que le salieron mal las cosas, sino que es bien deliberado. Además, lo dice una y otra vez el mismo presidente, seamos coherentes con sus dichos. Él se jacta de tener convicciones muy fuertes, éstas son sus convicciones. No nos blanquea el medio, pero el fin está muy claro. ¿El medio cuál fue? Congelar tarifas, degradar permanentemente lo que se hizo la última década y llevar las cosas hasta este punto.
Pero ojo, hay costos de todo esto. Y entre ellos están los fiscales. No se han blanqueado los aumentos de tarifas, pero el Estado se va a gastar entre 2.500 y 3.000 millones de pesos en toda esta broma de importarle petróleo a Venezuela, electricidad a Brasil y gas a Bolivia.

– Sí, claro. De todas formas, por ahora los números fiscales le dan bien…

– Sí, pero, ¿por qué le dan bien?

– Sé que es ficticio. Porque cuando uno observa con detalle la situación, se advierte que si la recaudación aumenta, por ejemplo, 100 pesos, el 70 por ciento se va en gastos corrientes, sin intereses de deuda ni nada de eso. Por eso yo coincido con usted cuando afirma que tanto Duhalde como Kirchner han llevado adelante una política fiscal dura. El tema es que por ahora lo manejan con el superávit primario. Pero, ese superávit primario, ¿en base a qué es?

– Es en base a una ausencia de Estado que no proporciona los bienes públicos básicos. De todas maneras, estadísticamente, Argentina hacía 30 años que no tenía un superávit fiscal, antes del pago de intereses, de 3 puntos del producto. Negar eso es como negar que esta entrevista existe, lo peor que se puede ser en la vida es necio. Y que este superávit colaboró a la estabilización macroeconómica y que ella colaboró con el crecimiento que tenemos hoy con la recuperación y el rebote, también es cierto.
Ahora, ¿cuáles son las otras aristas que tiene el asunto? Que todo esto se está haciendo en base a una presión impositiva formal que es salvaje y distorsiva. Y esto tiene consecuencias graves.
Pero, dejemos estos y vayamos al resto de los impuestos: IVA, ganancias, combustibles, internos, todos están a niveles salvajes. Los problemas de estos son por lo menos, tres. Primero, ineficiencia productiva porque se tiene una atomización artificial de las empresas: muchas empresas chicas para evadir. A una empresa grande se la parte en mil pedazos y hay más chances de evadir. Porque se sabe que la DGI persigue a los grandotes, pero al chiquitaje no lo persigue. Entonces, con esto lo que se genera es un deseo artificial de achicar empresas.
El segundo problema es que esto provoca niveles de inversión artificialmente bajos, porque si a uno lo violan con impuestos en el país, la plata uno decide ponerla afuera. Y en tercer lugar está el peor de los problemas que es la exclusión social. La gente trabaja en negro, y eso es así. Ahora bien, esa es gente que el día de mañana le va a ir a golpear la puerta al Estado para que le dé una jubilación. Entonces, es una situación fiscal muy holgada, récord en los últimos 30 años, pero muy poco sostenible y con mil problemas.

– Algunos sostienen que la política monetaria que se está llevando a cabo es muy disciplinada. Sin embargo, cuando uno mira los números, salta que están colocando deuda a paso acelerado y emitiendo bastante moneda. Por ejemplo, entre el 30 de abril de este año y el 30 de abril del año pasado la emisión aumentó un 20 por ciento. ¿A usted le parece “tan disciplinada”?

– No, la verdad es que no me parece.

– Por otra parte, a lo largo del último año se tuvo un tipo de cambio casi estable e inflación en alza. Pero cuando uno mira la evolución de precios mayoristas contra el tipo de cambio, se ve que se comieron toda la devaluación. Hay un 27 por ciento de diferencia. Si va a seguir habiendo aumentos, como la política del gobierno es sustituir importaciones, en algún momento el tipo de cambio lo van a tener que tocar. Entonces, con la plata que emitieron y que tienen en circulación, acá puede venirse una complicación cambiaria relativamente seria…

– Yo no creo que el dólar se vaya a cuatro pesos, porque para que eso pase debería haber una caída muy fuerte de la demanda de dinero y eso hoy no me atrevo a predecirlo. Lo que sí sé es que yo no entiendo la política monetaria del gobierno. Si uno analiza los primeros doce meses -de enero a diciembre de 2003-, y después los cuatro meses de 2004, se observa lo siguiente: las reservas que se acumularon durante el 2003 se hicieron contra emisión monetaria. Ahora, en 2004, se están acumulando reservas a la misma velocidad que en 2003, pero colocando deuda.
Entonces, ¿cómo se explica esto? Se está negociando la deuda muy duramente, se quiere aventajar al acreedor externo, no se le quiere dar cuatro puntos del PBI al Fondo Monetario Internacional, pero estamos acumulando reservas. ¿Cuál es la lógica? Yo no entiendo.

– Es lo mismo que en la década del ’90.

– Porque acá hay memoria parcializada, selectiva. Que se endeudara Menem estaba mal, pero que ahora se endeude Kirchner o el Banco Central, está bien.

– Es un problema que no es menor…

– Yo diría que para nada. Si el gobierno quiere comprar todos los dólares que hay dando vuelta, debería tener coherencia.
Bajar la oferta de dólares que se tienen como consecuencia del mercado controlado, que todavía rige porque se le impuso a los exportadores y aún no se les ha sacado esa obligación de que el gobierno se quede con sus dólares. De todas formas, se debería liberar el mercado de cambio porque es su plata. Es un disparate de la izquierda nuestra pretender que los dólares de las exportaciones sean del Banco Central. Yo no sé quién lo inventó: los dólares son del hombre que vende afuera, no del país.
La segunda cosa que debe hacer es abrir más la economía para tener una demanda de importaciones que pueda sostener el dólar.
Y, tercero, hubieran tenido que normalizar rápido los pagos de deuda del sector público federal, de las provincias y de las empresas. Pero no. En lugar de hacer todas estas cosas que son reformas estructurales de fondo para crecer y para sostener ese crecimiento, ¿qué es lo que hacen? Emiten y colocan deuda.

– Si usted es exportador y trae los dólares, el Banco Central le dice que se los tiene que vender. Entonces, le compra los dólares emitiendo y cuando usted tiene los pesos le dice, tome bonos, deme los pesos de vuelta…

– Si se le sacara al exportador la obligación de liquidar, si se aumentara la demanda de dólares -importando más-, o sea, bajando aranceles, o se pagara la deuda, no se tendría que hacer este zafarrancho.
Yo quisiera que el presidente nos explicara de dónde va a sacar los millones de dólares que precisa para hacer una YPF de nuevo. Porque esto que anunció no es una empresita o hacer algún pozo, quieren una empresa estatal en serio.
Por eso quiero que, además, esa plata la blanqueen y no nos digan que van a “hacer un fideicomiso”. Porque, acá, con la plata de los impuestos arman un fideicomiso, se lo gastan y eso no aparece nunca como un gasto público, aparece como “activo del sector público contra x”.

– Yo tampoco sé de dónde van a sacar esa plata. Lo que sí sé es que si crean, finalmente, esta empresa del Estado, esta gente que hace de la honestidad, según ellos, su estandarte principal, va a atener ahí un foco de corrupción fenomenal…

– Si fuera cierto que la ética es su gran estandarte, no estaría la esposa de De Vido en la Auditoría General de la Nación. © www.economiaparatodos.com.ar



José Luis Espert es economista y titular de la consultora Espert y Asociados.




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