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jueves 16 de julio de 2009

Kirchner como antikirchnerista

¿El ex presidente será capaz de abandonar su estilo agresivo de hacer política para adoptar un nuevo modo acorde con el humor social?

Todos los caminos conducen a la pérdida de poder y todos los interrogantes conducen a preguntarse si eso es pensable en la arquitectura K. La convocatoria al diálogo, el “estar dispuestos a reconocer errores”, el “no descartar debatir retenciones”, la propuesta de internas abiertas para los partidos políticos, todo, en fin, encierra un mismo denominador común: el perder poder a favor de los reclamos y posiciones de otros.

Los años fuertes de Kirchner han sido la contracara de eso, algo así, como “aquí se hace lo que yo digo, te guste o no”. Por eso todo el mundo se pregunta con razón si así, de repente, Kirchner estará dispuesto a abandonar el estilo de 25 años de hacer política de un modo para pasar a variarlo en beneficio del país y en detrimento suyo. Es difícil.

La ciudad apareció empapelada con una cara plácida de Kirchner agradeciendo a sus votantes y prometiendo seguir la lucha “por una patria más justa y más grande”. Es como si una andanada de herramientas del marketing se haya puesto en funcionamiento, todas juntas, de una vez. La patria es hoy, después de 6 años K, más chica y más injusta, de modo que la lucha del ex presidente, en todo caso, debería ser para cambiar y no para “seguir”. Pero todo cambio implica una pérdida de poder y hasta de estilo. En suma, toda modificación hacia la mejoría implicaría una deskirchnerización del gobierno y de la Argentina.

Enumeremos simplemente las cuestiones que se han escuchado:
1- Alejamiento de Guillerm Moreno
2- Negociación con los holdouts
3- Acercamiento al FMI
4- Discusión de las retenciones
5- Diálogo político
6- Admisión de errores
7- Reestructuración del INDEC
8- Sinceramiento de los índices económicos

La sola mención de los ítems alcanza para calificarla como un manual antikirchner. ¿Aceptará Kirchner un libreto anikirchner? Y si Kirchner no fuera a aceptar un camino de ese estilo, lo que estamos viendo y escuchando ¿qué es?, ¿una actuación para ganar tiempo? Porque lo que no hay es precisamente tiempo, ni económico, ni político.

Quizás la presente situación sea una especie de compendio supercomprimido de la historia de la Argentina. Una historia que siempre ha sido blanca o negra, a vida o muerte, que no sabe de compromisos, ni de transacciones, ni de negociaciones, ni de debate, ni conoce el progreso por la vía de alcanzar síntesis superadoras. Una historia que ha sido a todo o nada, que no conoce los promedios, ni los tratos, ni los acuerdos, ni los arreglos.

La historia de una sociedad para la que la mismísima palabra “arreglo” tiene una connotación negativa y para la que los pactos son siempre algo oscuro.

Nunca la sociedad saboreó los gustos de la democracia conversada. Aquí siempre hubo mando y obediencia. Y cuando el que manda pierde el poder de hacer obedecer, sus días se acabaron. ¡Qué malas costumbres se han apoderado del país que solo sabe vivir cuando el poder lo tiene uno solo!

Ojalá todas las conclusiones psicoanáliticas de que las personas no cambian mucho, estén equivocadas y el ex presidente Kirchner pueda conducir un proceso que haga que el país se desintoxique de sus métodos y de muchas de las políticas que él mismo encarnó y representó. Pero su camino no lo enfrentará solo con la sombra de sus propios métodos sino con las más profundas tradiciones de un país que no sabe convivir. © www.economiaparatodos.com.ar

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