Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

jueves 8 de junio de 2006

Kirchner y el poder del dinero

Desde su militancia juvenil, pasando por su experiencia como gobernador de Santa Cruz hasta su actual gestión como presidente, Néstor Kirchner ha demostrado que su forma de hacer política se basa en contar con abundantes fondos que le permitan manejar voluntades y personas.

Al cumplirse tres años desde que Néstor Kirchner llegó a la presidencia de la Nación, diversos analistas y políticos han realizado una evaluación de su gestión, señalando los temas en que el accionar de su gobierno ha sido positivo o negativo. Muchos mencionan el buen desempeño económico que ha tenido el país, conjuntamente con la baja del desempleo y el superávit fiscal. Otros critican el deterioro institucional y la excesiva acumulación de poder, plasmada en los continuos decretos de necesidad y urgencia y en la utilización de una mayoría legislativa para sancionar leyes que han sido bastante cuestionadas.

Más allá del análisis que se puede hacer sobre su gestión, en la conformación del poder político del presidente existe un elemento que es insoslayable: la importancia del dinero para lograr sus propósitos y objetivos. Hoy, vemos como el Estado recauda grandes sumas por impuestos y mantiene un superávit que la Argentina nunca tuvo. Ello no es fruto de la casualidad o de ciertas medidas aisladas que han facilitado estos resultados. Si analizamos la historia política de Kirchner, notaremos la notable relevancia que el presidente le otorga al dinero para realizar su carrera política.

Cuando militaba políticamente en su juventud ya expresaba y comentaba que tenía que juntar dinero para comenzar su evolución en la arena política. Se radicó definitivamente en Santa Cruz y, como asesor legal de una financiera, adquirió créditos hipotecarios de deudores que tenían dificultades de pago con viviendas en garantía y comenzó a quedarse con esas propiedades (ver el artículo de Christian Sanz y Fernando Paolella).

De esa forma, empezó a incrementar considerablemente su patrimonio. Luego, al consagrarse gobernador de la provincia en 1991, decidió realizar una reducción en los salarios de los empleados estatales para comenzar a equilibrar la caja del Estado. Posteriormente, no dudó en apoyar la privatización de YPF y beneficiarse por el reconocimiento de fondos provenientes de regalías mal liquidadas, aprovechándose también de las futuras concesiones petroleras que se podían otorgar. A su vez, no vaciló en privatizar el banco provincial de Santa Cruz y obtener recursos por ello. Al ya contar con mucho dinero, y buscando asesorarse de la mejor manera, se dedicó a preservar gran parte del valor de esos fondos enviándolos al exterior, para así salvaguardarlo de las recurrentes crisis y corridas bancarias que tuvo la Argentina (muestra de ello es lo ocurrido en 2001/2002).

A partir de allí, se dedicó a construir y desarrollar su proyecto político nacional, que finalmente lo llevaría a la presidencia de la Nación en 2003. Ya como presidente, incrementó el ajuste fiscal post-devaluación, manteniendo bajas las remuneraciones de los empleados públicos, como también las jubilaciones, para poder lograr resultados fiscales holgados y así contar con más dinero para obtener mayor apoyo político. Para ello ha prometido y repartido fondos a gobernadores, intendentes, legisladores, piqueteros y sindicalistas, que –cautivos de la caja del poder central– se ven obligados a apoyar al presidente.

El método que Kirchner utiliza es muy similar al desarrollado por Juan Domingo Perón. Recordemos que Perón aprovechó los recursos que el Estado poseía para construir una red de apoyos políticos que llevaron a una sobre-extensión de cargos y funciones estatales, que luego se tornó muy difícil de administrar y reformar. Como manifiesta el escritor Jorge Asís, la ideología de Kirchner es la caja: la idea de contar con recursos suficientes para conseguir el apoyo político necesario para gobernar.

En relación con ello y, paradójicamente, el presidente Kirchner cuestiona constantemente a los empresarios que, según él, ganan mucho dinero. Pero él mismo en particular se vale de cada situación que se le presenta para engrosar su propia caja. Tampoco olvidemos que, como presidente del país que declaró la mayor cesación de pagos de la historia, maltrató a los acreedores de nuestra deuda, a la vez que no vaciló en beneficiarse a costa de deudores cuando él era el acreedor.

Podemos hallar diferentes y contradictorias actitudes a lo largo de su trayectoria política, que responden a diversos contextos por los cuales Kirchner ha pasado, pero que quedan claramente enmarcados dentro de su principal idea y objetivo: para poder hacer política hay que tener dinero, y hacer lo necesario para obtenerlo. © www.economiaparatodos.com.ar



Agustín Jaureguiberry es Licenciado en Ciencias Políticas.




Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)