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jueves 14 de agosto de 2014

La coalición de la ‘buena gente’ y de la ‘buena ética’

La coalición de la ‘buena gente’ y de la ‘buena ética’

‘No, no. Nunca me voy a arrepentir de haber apoyado a Pino. Pero también pienso que hay mucha gente buena en otros lugares’. Lilita Carrio

La agudeza de Lilita Carrio ha trazado una línea divisoria entre la ‘buena gente’ y la otra que sería la ‘mala gente’.

Orlando Ferreres en una misma línea de razonamiento apuntaba en La nación el pasado día 13 ‘El resultado es lo que interesa: en Estados Unidos la gente vale y las cosas son baratas. En la Argentina, con nuestra ética, la gente es barata y las cosas son caras. ¿Cuál es la mejor ética?’

Personalmente comparto ambas afirmaciones y creo que tanto Carrio como Ferreres han dicho lo mismo, Lilita habla de la “buena gente” y Ferreres de la “mejor ética” que obvio tiene que ver con la buena gente.

La traza no es ideológica, racial o social, sino más bien cultural ya que como lo podría decir Ortega la “buena gente” la gente con “buena ética” si se me permite la expresión, es la que suele estar a la “altura de los tiempos”, es la gente que tienen una concepción de lo que es el mundo que conoce cual es el sistema vital de las ideas del tiempo en que se vive.

Cabe preguntar ¿cuál sería la “mala gente”? Desde ya no ubico en ese sector a los que piensan de otro modo, sino precisamente incluyo a los que no piensan, a los que carecen de ideas, a los que creen que el mero discurso genera hechos, a los que viven de la función pública, a los incapaces de generar recursos o motivar a la gente para el esfuerzo diario, a los deshonestos o funcionarios carentes de idoneidad, en una palabra a los políticos que no saben gobernar como claramente lo son kristina, kiciloff y de vido, nombres que menciono a guisa de mero ejemplo.

Es “mala gente” la que ocupa un lugar sin merecerlo como es “mala gente” el que pretende viajar sin boleto, entrar a una cancha de futbol sin entrada o a pedir que los servicios públicos sean gratis y buenos…, es “mala gente” quienes carecen del sentido de la solidaridad y caridad, son “mala gente” los funcionarios obsecuentes y los diputados y senadores que hacen culto a la obediencia debida.

Aclaro no es “mala gente” el equivocado, es “mala gente” el soberbio”; no es “mala gente” un marxista, un socialista o un neo liberal o liberal, como lo soy yo y otros tantos o un peronista (en cualquiera de sus versiones); es “mala gente” quien vive del agravio y la descalificación, es “buena gente” quien tiene paciencia y sentido de la prudencia, es “mala gente” quien siembra la desconfianza e incita a la violencia sea estrepitosa o no, es “buena gente” quien inspira confianza, certeza y ejemplaridad, es decir quienes tienen real “autoridad” que no se identifican con quien puede ejercer el poder; es “mala gente” quien incita a incumplir las obligaciones o los compromisos asumidos izando falsas banderas o blandiendo sus hipocresías, es “buen gente”, en definitiva la que todos los días hace lo que tiene que hacer  a pesar de la inseguridad, la inflación, la precariedad de los servicios públicos y las dificultades que genera la conflictividad social con sus piquetes, ocupaciones, paros sorpresivos, todos estos hechos producidos por la “mala gente” que cree que el fin justifica los medios, expresión máxima de la carencia total de ética, dado que quien quiere los medios quiere los fines.

Quizás las próximas elecciones se caractericen por el hecho que la gente buscará a la “buena gente” para que nos gobierne.

Lo necesario seria que la “buena gente” desde ahora comience a convocarnos alrededor de ideas básicas que permitan revertir esta decadencia ya crónica de la Argentina.

Porque también tengamos en cuenta, no solo es condición necesaria ser “buena gente”, dado que el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones…