El fallo de la Corte Suprema de Justicia por el cual se elimina el tope que establece la ley para las indemnizaciones por despido, tiene algunos párrafos que reflejan una profunda confusión en los miembros del tribunal. Confusión que si se tratara solamente de una cuestión académica, no revestiría seriedad. El problema es que esa confusión de la Corte se traduce en hechos concretos sobre el comportamiento de la economía que, indefectiblemente, afectarán el progreso del país y harán aumentar la pobreza y la desocupación.
Dice la Corte en el fallo que las leyes del mercado deben adaptarse a las leyes escritas porque de lo contrario se estaría dando vuelta la legalidad que nos rige como Nación.
En este párrafo y otro anterior, la Corte descarta las leyes del mercado como si éstas fueran leyes sanguinarias que pretenden destruir al ser humano. ¿Dónde está el problema de interpretación de la Corte? En que las leyes del mercado no son otra cosa que el resultado del comportamiento humano expresado en libertad, por el cual la gente coopera pacíficamente entre sí para lograr su prosperidad. El mercado no es otra cosa que un proceso de cooperación pacífica, en el que se intercambian bienes y servicios en forma voluntaria.
Ahora bien, para la Corte las leyes del mercado deben subordinarse a las leyes escritas. Siguiendo este razonamiento, supongamos que el Estado sanciona una ley por la cual establece precios máximos. La ley escrita dice que la gente va a poder comprar los productos a un precio menor al que rige en condiciones de libre competencia. ¿Qué dicen las leyes del mercado? Que cuando se establece un precio máximo la demanda aumenta, la oferta disminuye, desaparecen los productores marginales y aparece el mercado negro. A la Corte puede no gustarle este resultado, pero esa es la ley del mercado.
Otro ejemplo. Supongamos que el Estado decide emitir moneda para financiar el gasto público. Las leyes del mercado dicen que va a llegar un punto a partir del cual la gente va a rechazar la moneda emitida y la inflación va a aparecer. Por más que a la Corte no le guste este resultado, la gente va a defender su poder adquisitivo desprendiéndose de la moneda que emita el Estado, con el correspondiente efecto inflacionario. Esta también es una ley del mercado.
Cuando la Corte le aumenta a las empresas los costos para reducir la cantidad de empleados que tienen, por más que no le guste a sus miembros, el comportamiento de los actores económicos va a consistir en reducir al máximo la incorporación de empleados. ¿Por qué? Porque los costos de salida en caso en que disminuya la demanda o que el proyecto de inversión sea un fiasco, son lo suficientemente altos como para que los accionistas no solo pierdan su capital invertido sino que, además, tengan que afrontar costos altísimos para reducir la cantidad de empleados. ¿Qué hacen entonces? Si los costos de salida son altos, directamente no entran en los costos o, peor aún, no hacen las inversiones. ¿Resultado? La Corte ha promulgado una sentencia por la cual genera más desempleo o, por lo menos, no lo hace bajar. En consecuencia, la Corte prefiere que la desocupación siga siendo alta por querer ir en contra de las leyes del mercado al creer que éstas son hechas por unos pocos señores que dominan la economía.
Debo reconocer que por este fallo de la Corte no es que el país va a desbarrancarse. En todo caso, este fallo de la Corte tiende a desbarrancar aún más la economía argentina, no tanto por el tema particular que trata, sino por el razonamiento que hacen sus miembros para llegar al resultado. Dicho en otras palabras, después de leer el fallo, no me preocupa tanto el incremento en los costos por indemnización, sino el espíritu anticapitalista que transmiten los jueces en su razonamiento.
Como la Corte Suprema de Justicia es el último bastión que tienen las personas para defender sus derechos, lo volcado en el fallo por los ministros de la Corte tiene una trascendencia mucho mayor para el futuro de la Argentina, porque lo que ha dicho la Corte es que no cree en la economía de mercado y que los derechos de propiedad y la libertad económica no constituyen el motor del progreso. Esta sentencia de la Corte no debe ser evaluado solamente por lo que se refiere al impacto sobre el mercado laboral. Debe ser juzgado por la incertidumbre económica que arroja hacia el futuro para los posibles inversores.
Si la Argentina vivía en la incertidumbre institucional, la Corte, en los fundamentos de su fallo, ha terminado de firma el acta de defunción de un orden institucional que le permita al país salir de la decadencia en que está sumergido. © www.economiaparatodos.com.ar |