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lunes 29 de junio de 2009

La derrota K: un primer paso de un largo camino para recuperar la Argentina

El domingo, se dio un paso importante para poner fin a un modo de hacer política basado en el autoritarismo. Queda ahora el gran debate para lograr establecer políticas públicas que nos permitan terminar con la permanente decadencia nacional.

Tal vez podría decirse que Kirchner comenzó a construir su derrota electoral, que el domingo a la noche se transformó en muy dura, cuando inició el conflicto con el campo y lo prolongó hasta hoy. Y digo hasta hoy porque ningún problema del sector fue resuelto. Pero, en rigor, si la derrota de Kirchner empezó con la resolución 125, sería solo una anécdota. Podría haber empezado con la resolución 208, las 645 o cualquier otra. Quiero decir, la inconsistencia de la política económica, su comportamiento agresivo, su desprecio por las instituciones, su incapacidad para gobernar y generar confrontaciones lo condenaban, más tarde o más temprano, a este generalizado rechazo que tuvo en las urnas el domingo. Solo era cuestión de tiempo. Si no se hubiese peleado con el campo, hubiese producido algún otro conflicto de las mismas proporciones. Parafraseando al revés a Duhalde, Kirchner estaba condenado a la derrota.

La derrota de Kirchner en Buenos Aires es mucho más estruendosa si se considera que no se privó de nada para tratar de ganar de cualquier manera. Anticipó las elecciones, usó los recursos del Estado para su campaña, armó las candidaturas testimoniales porque si iba solo perdía por más, e infinidad de otras trampitas absurdas. A pesar de todo eso perdió. Pero también sus candidatos perdieron en los otros 4 grandes distritos del país: Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Con estos resultados catastróficos, Kirchner no puede aspirar a nada. Pero, encima, además de tener un fuerte rechazo de la sociedad, ahora ya no tiene caja para disciplinar a gobernadores e intendentes. De casualidad podrá sostener un tiempo más la agónica caja que maneja Cristina.

Esta madrugada, con la cara desencajada y tratando de postergar lo más posible el reconocimiento de la derrota, que por cierto no fue muy caballeresca que digamos, Kirchner dijo que estaba dispuesto a dialogar pero no a dejar de lado sus principios. Puesto en castellano básico y fiel a su personalidad, esto quiere decir que no está dispuesto a dialogar con nadie, lo cual nos lleva a pensar que seguirá haciendo cuanta macana se le cruce por la cabeza hasta que asuma el nuevo Congreso y le ponga límites concretos (esperemos).

Tal vez, ante semejante caída, esté pensando en una retirada ordenada, si es que en los próximos días no se le produce un desbande generalizado de una dirigencia política que no quiere pegarse a un perdedor y pretende sobrevivir como pueda y tenga que encarar una retirada muy desordenada.

Desde mi punto de vista, la buena noticia es que la gente decidió limitar el poder del matrimonio. Pero así como tenemos una buena noticia, permítanme plantear una la parte no tan feliz. Cuando uno ve quienes salieron ganadores, tampoco puede pensar que la gente pide un proyecto político de integración al mundo, gobierno limitado e iniciativa privada. No son justamente Pino Solanas, Luis Juez, Cobos o el mismo Reutenmann, exponentes de una corriente de pensamiento como la mencionada. Es más, sobre los últimos días de la campaña asistimos a un debate sobre las privatizaciones donde De Narváez trató de despegarse de las declaraciones de Macri sobre el tema AFJP y Aerolíneas Argentinas. Privatizar pareciera ser una mala palabra tanto para Kirchner como para los grandes ganadores del domingo. Alfonsín hijo, Stolbizer y el radicalismo en general, la Coalición Cívica y el mismo Pro, aunque en menor medida, parecieran tener vergüenza de pedir privatizaciones. Aunque debo reconocerle a Macri el coraje que tuvo de decir que volvería a privatizar las AFJP y Aerolíneas.

Pero así como planteo mis dudas sobre el futuro económico de Argentina, considerando los discursos de la campaña, me voy a permitir un toque de optimismo. Todo parece indicar que Kirchner es una estrella fugaz que se apaga rápidamente. El nuevo escenario político estaría caracterizado por, al menos, un diálogo sobre las virtudes y de un modelo estatista e intervencionista versus la economía de libre mercado. Quiero decir, ahora sería posible encarar ese debate, porque hasta ahora, con Kirchner gritando y descalificando era imposible llevar a cabo cualquier tipo de razonamiento.

La derrota de Kirchner el domingo 28 ha sido un gran paso adelante para iniciar un camino de mayor pacificación, haciendo la salvedad que, hasta que se vayan, seguramente habrá más gritos, descalificaciones y medidas alocadas.

El domingo, se dio un paso importante en limitar las locuras de un Nerón. Queda ahora el gran debate por establecer políticas públicas que nos permitan terminar con esta permanente decadencia de la Argentina.

Insisto, el domingo a la noche dimos un gran paso adelante al ponerle un límite a la locura en el poder. Yo diría un paso que es condición necesaria para salir de la decadencia. Queda ahora un largo camino por evitar que, en el futuro, se apliquen las mismas medidas que nos han llevado al fracaso, pero con modos más educados.

Lo bueno es que en un futuro no muy lejano ya no habrá un Moreno, o un kirchnerismo condicionando la justicia o arbitrarias prohibiciones de exportación. Considerando hasta dónde nos llevó Kirchner, estas cuestiones lucen como un cielo más despejado. Pero, insisto, no creamos que con la derrota de Kirchner ya esta todo solucionado. Fue una condición necesaria pero no suficiente. Esperemos que, el futuro cercano pueda darse el resto de las condiciones.

La posible recuperación de la Argentina recién comienza. Esperemos no vivir otra gran desilusión. Y eso depende de la gente y de la dirigencia política para entender por dónde pasa el camino del crecimiento y el bienestar. © www.economiaparatodos.com.ar

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