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viernes 2 de agosto de 2013

La falsa Fe de los impíos

La falsa Fe de los impíos

Arrastrados por un mendrugo electoral

Hacia el año 2009, el entonces Cardenal Jorge Bergoglio decía que en la Argentina, el clima político era de «auténtica crispación». El kirchnerismo ya había desatado sus cruzadas de odio y división social: Estaban cebados y enceguecidos.

Eran los tiempos en los que el Primer Ladrón de la Patria, Néstor Kirchner, definía a Bergoglio como «el jefe de la oposición» , y cuando su esposa, la presidente más inhábil de la historia, no podía ocultar su odio hacia el jefe del episcopado argentino y lo traslucía directamente en su mirada.

El kirchnerismo, a partir de ese momento, se burló de Bergoglio instalando el juego de palabras «Cris Pasión». Eran épocas de soberbia electoral y reelecciones accesibles. Como absurdos soberbios faltos de toda Fe, escupieron hacia arriba…

Es 2013 y los restos del kirchnerismo desesperan por tres razones. No tienen la menor idea de cómo resolver los múltiples problemas que ellos mismos le ocasionaron al país, temen terminar en la cárcel a causa de su inédita corrupción, y deben afrontar una elección que servirá para que se les agote el último de los argumentos disponibles, agitado hasta el hartazgo a la hora de acometer sus presuntas democratizaciones.

El 11 de Agosto, por la noche, el tan remanido argumento del 54% estallará en pedazos, ante la realidad de los nuevos guarismos. Esos que demostrarán que 7 de cada 10 argentinos les dicen NO, les dicen BASTA.

Y entonces, desesperados, apelan a las estrategias más ruines, como utilizar arteramente una imagen del mismo Jorge Bergoglio, devenido en el Papa Francisco, para su propio provecho circunstancial. Una imagen robada desde el descaro.

Las fotos con el Papa y las referencias constantes a sus mensajes, en boca del kirchnerismo, provocan otra genuina crispación. La de los decentes, que se sienten estafados ante tamañas muestras de miseria e hipocresía. La de los creyentes, que advierten que se están mofando de su Fe, y asisten indignados al circo vil de los falsarios.

La falsa Fe de los impíos, hace que arrastren su alma a cambio de un mendrugo electoral. La esperanza nunca se apagará, pero ellos sí. Gracias a Dios.

Fuente: http://elopinadorporteño.com.ar/