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jueves 31 de agosto de 2006

La isla de un solo hombre

En las Fidji, Turtle Island tiene catorce cabañas, cada una con su playa privada. Pertenece a Richard Evanson y sirvió de escenario al film “La Laguna Azul”, con Brooke Shields. Ringo Starr es un habitué.

Dicen que sobrevolando Turtle Island, además de arenas blancas y mares color zafiro, uno puede ver una de las caras de la felicidad. Algo así debe haberle ocurrido a Richard Evanson, quien hace más de 30 años dejó atrás una vida de frustraciones, alcohol y desgano y se fue a las Fidji, en el Pacífico Sur.

Allí se enteró de que había una isla en venta… y la compró. Por mucho tiempo, Evanson vivió como Robinson Crusoe, se dedicó a plantar árboles para frenar la erosión del suelo y de los arrecifes de coral y, siete años más tarde, transformó su mundo en un exclusivo resort. Hoy, quienes se hospedan en su isla no tienen dudas de que el hombre encontró el paraíso.

En la isla sólo hay catorce cabañas –cada una con su playa privada– destinadas a albergar un máximo de catorce parejas. La vida social en Turtle Island es tan intensa como lo deseen sus visitantes. Si quieren pueden reunirse alrededor de una mesa y compartir un almuerzo de langostas y cangrejos o vegetales de la huerta con otros huéspedes entre quienes puede estar, por ejemplo, Ringo Starr.

Pero también se puede optar por la privacidad de un picnic sobre la arena, una comida a media luz en el muelle o una cena en la cima de la montaña más alta de la isla. Allí la pareja queda en absoluta soledad con la única compañía de un handy que podría usar para que la vayan a buscar o para pedir más champaña.

En Turtle Island, como su nombre lo indica, hay tortugas. Son dos tipos de tortugas marinas que la gente del lugar caza para alimentarse: su carne es sabrosa y sus caparazones muy codiciados.

La isla se llamaba en un principio Nanuyu Levu. Hasta que llegó un tal Capitán Cook y la rebautizó, evidentemente sorprendido por la cantidad de tortugas. La isla pertenece al grupo de las Yasavas, noventa y cinco islas al norte de Viti Levu, la isla principal de las Fidji. Tiene 200 hectáreas y mide 2,4 km de largo y 800 metros en su punto más ancho.

De origen tormentoso, signado por violentas erupciones volcánicas, estos diminutos manchones sobre el Pacífico son el sueño de muchos. El idilio se huele en el aire. Aquí el tiempo pierde todo su significado y la realidad, su sentido. No por casualidad los paisajes, sus azules, los campos dorados, el follaje denso y selvático, más playas desiertas, los cocoteros y los peces de colores meneándose en el agua fueron elegidos como escenario de la película “La Laguna Azul”. Durante los seis meses del rodaje, la hermosa y entonces adolescente Brooke Shields se alojó con su madre en la casa de Evanson. El resto del equipo de filmación levantó sus propias cabañas junto a la laguna. Ahora, esas cabañas son las que ocupan los huéspedes de la isla.

Según las tradiciones antiguas que siguen los nativos, la ceremonia del kava –una bebida que adormece los labios la lengua– une en amistad a quienes la beben. Dicen que Turtle Island nació de fuego volcánico y una fuerte amistad. Tal vez sea cierto. © www.economiaparatodos.com.ar

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