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jueves 12 de abril de 2007

La joya escondida en el tesoro

El Sea View Hotel, en Bal Harbour Village, ofrece distinción, recato, lujo, informalidad, sencillez y grandeza.

Bal Harbour es un universo de sólo dos kilómetros cuadrados de extensión. Y allí se guardan, sin embargo, más tesoros que en ningún otro. Ubicado entre Miami, South Beach y Fort Lauderdale, Bal Harbour es definido por quienes lo viven como un oasis en donde se satisfacen los más “desmedidos caprichos”. Los famosos “Shops at Bal Harbour Village” encierran en un ambiente tropical, lleno de vegetación y caídas de agua, los negocios y las tiendas más distinguidas del mundo: Escada, Louis Vuitton, Prada, Ralph Lauren… “you name it”, dicen los americanos.

La elegante opción de Carpaccio, para almorzar o cenar en un ambiente informal pero elegante, y el boliche argentino Santa Fe, para un café con gusto nacional, completan una oferta que lo hace sentir a uno con placer y estilo, aunque no compre nada.

En medio de este tesoro, aparece una joya escondida para pasar unos días memorables: el Sea View Hotel (Collins Av 9909, 1 305 866 4441). Recientemente renovado, el hotel guarda, sin embargo, el estilo de la Belle Époque. Blanco, con toques pasteles, semicircular y pegado a la arena del Atlántico, el edificio se diferencia de los más modernos que el boom inmobiliario trajo a la zona en los últimos veinte años. Un amplio lobby recibe al pasajero con un resumen de su imagen: la modernidad encerrada en el estilo elegante del pasado. La recepción, con la clásica cartelera de cuartos con los casilleros para dejar o recibir correspondencia personalizada o para guardar las llaves al retirarse. Una sala de música con un piano de cola y una biblioteca. Los cuartos espaciosos y elegantes, pero dotados de las comodidades de un lugar de vacaciones en la playa.

El área de la piscina ha sido recientemente renovada. Rodeada de vegetación, se pueden tomar reposeras para tomar sol o cabañas con servicio de refrigerador y bebidas. Allí, se puede incluso desayunar en el Sea View Coffee Shop o almorzar un snack liviano. Si prefiere un trago, el Pool Bar lo puede deleitar con un “mojito” cubano o una margarita.

Desde la piscina se accede directamente a la playa, acomodada con sombrillas y amenidades especiales para los huéspedes del hotel, sea que ellos quieran nadar, tomar sol o trotar en el circuito de jogging de Bal Harbour.

Antes o después de la playa, el hotel le permite mantener el físico en un muy cumplido fitness center. Las damas pueden ocuparse de su belleza en un “beauty salon”.

El hotel cuenta con 220 habitaciones equipadas con todas las comodidades que un veraneante puede precisar, incluidas las conexiones rápidas de Internet para no dejar de estar en contacto con los negocios. Algunas de ellas tienen balcones y terrazas privadas, con espectaculares vistas del océano.

Si lo desea, puede almorzar o cenar en el Terrace Restaurant un gran salón vidriado que mira hacia el solario de la piscina. El Terrace ofrece cocina contemporánea en un ambiente confortable y relajado, con paisajes del Atlántico y de la playa en cualquier lugar que uno elija sentarse.

Al cerrar el día, puede cruzarse al Bal Harbour Bistro, en la planta baja de los Bal Harbour Shops, para cenar rodeado de una mezcla de elegancia y perfume tropical.

Entre los viajeros argentinos al sur de la Florida, son pocos los que no lo conocen, pero Bal Harbour y, especialmente, el Sea View, están dispuestos a sorprender a todos los que lo intenten de nuevo. © www.economiaparatodos.com.ar

(Más información: www.seaview-hotel.com y www.BalHarbourFlorida.com)

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