La seguridad: Cuestión de siempre
Para ella “…todas y todos…” deberíamos ser como “ella” y los que no lo somos nada merecemos
Que el mundo fue y será una porquería
Ya lo sé… (¡En el quinientos seis y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos, valores y dublé…
Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo
todos manoseaos…
Enrique Santos Discepolo
No era necesario que Kristina recurriera a un ejemplar de “Clarín” de la década del 90 para decir: «Como verán, los hechos delictivos no empezaron hace dos años , ya estaban en el año 93. Parece que ahora los han descubierto, pero no hay nada nuevo bajo el sol, señores, lo único nuevo que tenemos hoy son estos ferrocarriles, que los hemos comprado y los hemos puesto nosotros». Bastaba con haber recordado la letra de “Cambalache”
En esa afirmación que demuestra una personalidad patológica y perversa, Kristina, como en la letra de Discepolo, nos revuelca en un merengue y nos manosea en el lodo de la impudicia, sin muestra alguna de honestidad y modestia.
Para ella “…todas y todos…” deberíamos ser como “ella” y los que no lo somos nada merecemos.
Pero también esa afirmación esconde su ignorancia, o lo que sería peor su mala fe, porque lo cierto es que los “hechos delictivos” existieron siempre desde el día que Eva comió el fruto prohibido.
No era necesario recurrir a un ejemplar de Clarín, bastaba con saber un poco de la vida.
Asimismo fue de mal gusto la relación entre la falta de seguridad y decir “…que lo único nuevo que tenemos hoy son estos ferrocarriles….”, afirmación por otra parte falaz, ya que durante los diez años de gobierno “K” los ferrocarriles terminaron de ser destruidos con una secuela de víctimas a las que se les está faltando el respeto, que bien se podrían preguntar por qué no arreglaron los ferrocarriles antes… o porqué no se hicieron nuevas rutas ni mantenimiento en las existentes y porqué, sabiendo que ya en el 93 ocurrían hechos delictivos, no se mejoró la calidad de las fuerzas de seguridad…
Nozick explicó que “…la asociación de protección dominante en un territorio satisface dos condiciones necesarias fundamentales para ser un Estado:1) que posee el tipo requerido de monopolio del uso de la fuerza en el territorio, y 2) que protege los derechos de cualquiera (Kristina diría de “todas y todos”) en el territorio…”
Precisamente una de las funciones del Estado de derecho es la de garantizar la seguridad en un medio en el que, como decía Discepolo, “…siempre ha habido, chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos…”
No es novedad que en 1993 haya habido un crimen de corte mafioso o un homicidio simple o un hecho de corrupción, los hubo, los hay y los habrá, y estos hechos que generan inseguridad son los que el Estado debe prevenir para que no ocurran, o si se quiere ocurran al mínimo y reprimir cuando ocurren.
Esa es la razón de la existencia de un código penal, cosa que esta “abogada exitosa” como se llamó a sí misma parece ignorar, lo que pone en duda no solo que haya sido exitosa en su profesión y que realmente la hubiere ejercido, sino que nos hace pensar que su fortuna pudiera tener otros orígenes, pese a las decisiones de ese señor Oyarbide, Juez más del gobierno que de la nación.
El nivel de seguridad depende del prestigio y calidad de los gobiernos, eso que la Constitución llama “idoneidad”, lo que hace que el Estado genere respeto y ese respeto por sí solo incrementa los niveles de seguridad.
Cuando el gobierno usa los órganos del estado, sean la AFIP, la comisión Nacional de Valores, la Secretaría de Comercio e incluso el lobby judicial para someter a quienes piensan de otro modo, o se usan fuerzas afines para organizar escraches o se instruye a las fuerzas policiales para que garanticen en perjuicio de mayorías el llamado derecho a la protesta, o se fuerzan las garantías judiciales para liberar a delincuentes peligrosos o, como está ocurriendo con el actual bloqueo a plantas de Techin, el estado mira para otro lado, no cabe duda que la inseguridad se convertirá en “uso”.
Hoy la inseguridad es más consecuencia de la falta de respeto y confianza que tenemos en el estado y el gobierno que ha incrementado esta subcultura del relativismo absoluto que de la falta de efectivos policiales en la calle.
La gente sabe que tenemos un estado ineficaz y un gobierno inepto y esta percepción se traduce en la anomia en la que vivimos que potencia el desprecio por la ley.
Hago mías estas palabras de ARTURO PEREZ REVERTE, publicadas en el suplemento ADN de LA NACIÓN del pasado 25 de abril y que son válidas para la Argentina de hoy:
“…Sé lo que es un político y lo que es la cultura. Cuando escuchas a estos políticos que son unos analfabetos, que no han leído un libro en su vida, que no tienen la menor referencia histórica y cultural, dices: «¡De qué está hablando!» No tienen argumentos, repiten cuatro conceptos tontos para cuatro tontos. No tienen preparación intelectual ni moral. La historia te permite dar a todo eso una luz. Esta gente está desprovista de mecanismos: son autómatas de un sistema que se nutre a sí mismo. Los de aquí y los de Bruselas. Me desmoraliza enormemente ver que no hay un solo discurso con altura….”