La trampa de la moderación sin estrategia
La estrategia inicial del PRO de aliarse con la UCR y la CC presentándose como el cambio les hizo creer que la moderación contra la crispación era la fórmula ganadora para las elecciones presidenciales donde esperaban una polarización que no se produjo.
La consolidación de Scioli como candidato del oficialismo y la buena performance de Massa en las PASO hicieron cambiar el escenario por lo que la estrategia original quedó superada y dejó al descubierto gruesos errores estratégicos del PRO de no generar otras alianzas mas amplias.
Macri siguió con la estrategia original diluyendo sus críticas a los obvios puntos débiles del gobierno confundiendo moderación con tibieza o insipidez entrando en lo que puede llamarse la trampa de la moderación.
El grueso error de Durán Barba de no diferenciar Peronismo de Kirchnerismo y no criticar a Scioli porque es “un buen candidato”? muestra a las claras la falta de una estrategia ganadora al mimetizarse con el discurso indefinido de Scioli de “con fe y esperanza” cambiando por el “nos merecemos un país mejor”.
Toda estrategia debe tener un objetivo claro. En el caso de Cambiemos debería ser el 20/25% de votos fluctuantes para llegar bien posicionado a un balotaje, por eso es difícil de entender el objetivo de no criticar a Scioli cuyos votantes jamás votarían a Macri y a su vez le hace perder la posibilidad de diferenciarse para atraer a los fluctuantes.
El escenario actual no es comparable al anterior a las PASO al no producirse la polarización con Scioli y dejar a Massa en un tercer lugar expectante que le permitió una campaña agresiva contra el gobierno y generar un buen crecimiento en detrimento de Cambiemos.
El oficialismo a quien le convenía inicialmente una polarización Scioli-Macri, cambió ahora su estrategia para favorecer el crecimiento de Massa en detrimento de Macri por la posibilidad de ganar en primera vuelta. De allí el increíble cambio de los medios para-oficiales en darle espacio a Massa para que ataque a Macri sin importarle ser totalmente funcional al oficialismo.
La potencia de fuego del oficialismo basado en el desconocimiento de reglas del juego y acceso a la información de los servicios de seguridad le da un poder importante. En el caso Niembro se sumó “el fuego amigo” y es probable haya hecho ver a Cambiemos la inocencia de su estrategia.
Un gobierno que miente con las estadísticas y hasta con los hechos debería ser puesto en evidencia. Basa toda su estrategia en la continuidad de un modelo que se mantiene a fuerza de controles, subsidios, retenciones y manipulaciones de los índices, que para presentarlo como exitoso deben apelar a su clara habilidad de distorsionar la realidad.
En los países más desarrollados una mentira de un político es considerada más grave que una seria falta ética o inclusive algún delito. Richard Nixon no fue obligado a renunciar por ordenar una acción de espionaje en Watergate contra los Demócratas, sino por mentir al negar haberlo ordenado.
En nuestras latitudes, si bien la mentira no está claramente reprobada, tampoco está aceptada, sobre todo si se trata de casos flagrantes como nos tiene acostumbrado el gobierno de turno. Si bien esto es obvio para la gente medianamente informada, y esa es la razón por la que los Kirchner pierden en los grandes centros urbanos (Capital Federal, Córdoba, Mendoza o Rosario), no es evidente para mucha gente que no lee los diarios y solo recibe una formidable propaganda oficial.
Cualquier estrategia de la oposición, guardando las formas y una verdadera moderación, debería poner en descubierto la increíble la capacidad de distorsionar la realidad y de tratar de tornar fracasos en éxitos que tiene el oficialismo resaltando las grandes distorsiones y desaguisados en todos los campos.
Recién allí la oposición estaría en igualdad de condiciones para presentar sus propuestas correctivas y no caer en la intrascendencia de la tibieza que solamente favorece la estrategia del gobierno.
En los pocos días que quedan antes de las elecciones es de esperar que la verdadera oposición, ahora solo Cambiemos, haga una campaña esclarecedora que ponga en evidencia para los menos informados que “el Rey está desnudo”, única manera de crecer y posicionarse adecuadamente para un Balotaje y lograr una verdadera polarización.
Carlos Grau Baena