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jueves 12 de febrero de 2009

Latinoamérica está sumida en el caos “progresista”

Un repaso de la actualidad política de las naciones de América latina.

En las últimas semanas, el estado de caos generado intencionadamente por la mezcla de ansiedad, resentimientos y crispación sembrada por los gobiernos “progresistas” de nuestra región parece haber crecido de manera exponencial.

Por todas partes las amenazas de incidentes aumentan. Las estructuras de los procesos de “integración económica”, en particular, están paralizadas y sin avances reales y los “púlpitos políticos” que procuran sonoridad para la consabida retórica anti-norteamericana, anti-israelí y anti-europea han reemplazado al avance conjunto en materia comercial y/o financiera.

Todo es declamación. Nada, ni nadie, parece estar interesado en impulsar avances concretos, con la sola excepción de la pequeña Uruguay, a la que pocos escuchan.

El MERCOSUR, por ejemplo, sigue sin Código Aduanero Común y sin poder eliminar la duplicación de aranceles intra-zona, lo que naturalmente le impide avanzar en las negociaciones con otros esquemas de integración. Por la insistencia argentina de recurrir a las “retenciones”, esto es a gravar (ilegalmente, para el MERCOSUR) las exportaciones del campo. Por lo que -sin embargo- nadie se rasga las vestiduras.

La UNASUR, por su parte, cumple con su papel esperado de “servir” a los gobiernos progresistas, operando como amplificador de su retórica o, como en el caso de Bolivia, como cómplice externo de turbias maniobras domésticas, que ahora han quedado evidentes.

Para la gente, en materia de integración económica la frustración es la regla. Las declaraciones rimbombantes, vacías de contenido, son la realidad por todos conocida. Hasta la impresión solemne en los pasaportes de los ciudadanos de sus Estados Miembros de la palabra MERCOSUR es poco más que una fina ironía, desde que los trámites migratorios no se han anoticiado de la existencia de esa entidad.

Hombres mediocres, sin capacidad de ejecutar, pensar por el conjunto, o empujar hacia la integración ocupan, por razones políticas, el timón común. Están enquistados en los organismos de las instituciones de integración como si las designaciones fueran una suerte de recompensa salarial y turística.

En este lamentable “ambiente”, Brasil y Venezuela se disputan el liderazgo regional, tratando -ambas- de excluir a los Estados Unidos de las instituciones regionales y convocar -en cambio- a Cuba al seno de las organizaciones latinoamericanas, en medio de los vítores y aplausos de sus “compañeros de ruta”.

Hasta la defensa de la democracia ha dejado de ser un objetivo común, lo que no debe sorprender a nadie, desde que cuando países como Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela o Paraguay manipulan -groseramente- a sus instituciones democráticas domésticas, mal puede esperarse otra cosa en el nivel conjunto. Las repúblicas son solo formales.

Aparecen los “muyahadines” criollos

Otra de las novedades sorprendentes en el escenario regional es la alianza de Bolivia, Cuba, Ecuador y Venezuela con Irán. Abierta, descarnada y eficiente, desde que Irán -a cuyo seno se trasladan pomposamente de visita los Presidentes de esos países para suscribir decenas de tratados o acuerdos- está invirtiendo con los gobiernos de los países antedichos en una estructura radial y televisiva de amplio alcance, que propaga la “visión” iraní de “cómo debe ser el mundo”.

Hasta la prédica de la “guerra santa” contra Occidente acaba de aparecer en los poco confiables tribunales venezolanos. Ocurrió en el juicio a los responsables de un atentado ocurrido hace dos años. Estuvo en boca de Teodoro Rafael Darnott y José Miguel Rojas espinosa, que militan en el capítulo venezolano de Hezbollah, una de las organizaciones terroristas más peligrosas del mundo. Declarados culpables, ambos acusados fueron condenados a diez años de cárcel. Pero seguramente serán indultados por Hugo Chávez.

Ambos reclutaban y “evangelizaban” -en dirección al Islam- a los indígenas de la Guajira venezolana. Darnott, barbado, interrumpió reiteradamente al Juez con gritos que proclamaban que “Dios es el más grande” y con versículos presuntamente tomados del Corán. Como en otras latitudes. Curioso quizás, pero peligroso.

Las “municiones de guerra”

En Paraguay, a estar a las noticias que publica la prensa local, la Dirección de Material Bélico autorizó -sin inconvenientes, ni preguntas- la importación privada de 50.000 municiones de calibre 7,62 x 39 para fusiles AK-47. Presuntamente para ser empleadas en cacerías, práctica deportiva y defensa personal.

En el registro de armas de caza y guerra paraguayo (Dimabel) no hay sino un puñado de AK-47 anotadas. Muy poco como para justificar la aludida importación.

La importadora, que tiene en su pasado antecedentes de problemas con contrabando de armas hacia el Brasil a través del Puente de la Amistad, no tiene un local registrado en tierra guaraní. Rarísimo, por cierto. Esta es la primera vez que este tipo de munición se importa oficialmente al Paraguay y cabe preguntarse cual será su destinatario final.

La verdad o es relativa o importa muy poco

Otra de las características comunes de los gobiernos “progresistas” es el absoluto desprecio por la verdad. Con permanentes declaraciones canalizadas a través de medios de comunicación serviles tratan de crear “su propia versión” de la verdad; como si ésta fuera fácil de cambiar, o adaptar.

A cada rato hay episodios que evidencian este peculiar fenómeno. El último de ellos debe atribuirse a Héctor Timerman, que se desempeña como embajador argentino ante los Estados Unidos. Es un oscuro periodista de izquierda, sin mayores antecedentes. Pero amigo de Cristina Fernández de Kirchner, lo que es, en la Argentina actual, un antecedente definitorio

Según el mencionado periodista, hoy circunstancial embajador (que no será recordado ni por sus aciertos, ni por los resultados de su anodina gestión, salvo por sus ataques permanentes a los Estados Unidos) nuestro país “cumple con sus compromisos internacionales”.

Frase impactante la de Timerman quizás, pero falsa y voluntarista, de las que están destinadas a “proyectar” una realidad que no es tal, y a hacer méritos con “la Jefa”, haciéndose “ver” en letras de molde.

Los miles de furiosos bonistas impagos por la Argentina, que tratan de cobrar en los tribunales sus acreencias impagas, según Timerman, simplemente no están. Esto es no existen.

En Nueva York, ciudad que no está muy lejos de su coqueta sede diplomática, hay algo más de 2.000 millones de dólares que pertenecían a las arbitrariamente nacionalizadas AFJP argentinas, hoy indisponibles, esto es embargados por un maduro juez norteamericano, medida que tiene que ver con los intentos de cobro de los despojados bonistas. Ese magistrado parece no coincidir con la “visión” de las cosas de Héctor Timerman.

Tampoco coinciden con él los acreedores soberanos externos argentinos que conforman en llamado “Club de París”, que están también impagos. Más allá de los poco idóneos anuncios presidenciales que, por inoportunos, están -como tantas cosas- en “veremos”.

Timerman, en un notable diálogo por Radio América reproducido por El Cronista, aprovechó la ocasión para “pegarle”, una vez más, a los Estados Unidos, en una actitud habitual desde que seguramente piensa que eso es lo que debe hacer un “buen embajador”. Otra delicia del mundo “progresista”, también llamado, con propiedad, el de la “izquierda champán”.

Otra muestra del desastre económico generado por Evo Morales

En un país como Bolivia, en el que el sector energético debiera haber derramado abundante bonanza, las cosas, por ineficiencia y corrupción, son diferentes.

“Zapatero a tus zapatos”, dice el viejo refrán español. Lo que quiere decir que cada uno debe ocuparse concretamente de lo que sabe hacer. Esto incluye al manejo de la “cosa pública” ciertamente. Evo Morales no lo cree así y designa a sus amigos y correligionarios para gestionar la economía de su país, con independencia de su idoneidad. Como si saber gestionar no tuviera importancia.

Las consecuencias están a la vista. La escasez de gas natural no permite atender las necesidades domésticas, ni los compromisos de exportación contraídos.

El agro cruceño que por décadas ha generado lo sustancial de las exportaciones agrícolas de Bolivia, ahora por falta de gas-oil, ha sembrado la mitad de la superficie normalmente cultivada. La absoluta y explicable falta de confianza en el futuro boliviano ha hecho seguramente lo suyo y contribuido a la apatía rural, cuyos productores desconfían del porvenir de su país. Particularmente, cuando se habla de gravar las exportaciones, emulando el desastre generado con esa misma política en el agro argentino por los Kirchner. Y -peor- cuando la seguridad en materia de la propiedad de la tierra no está garantizada. Para nadie.

Hablamos de unas 700.000 mil hectáreas que se solían sembrar con soja (un “yuyo”, según Cristina Fernández de Kirchner). Lo mismo ocurre con el maíz y el arroz. Sólo la mitad de esa superficie ha sido cultivada. Lo que augura problemas de alzas de precios en el abastecimiento doméstico y menores ingresos por exportación.

Más de doce mil agricultores han sido perjudicados y la pérdida económica que sufrirán puede estimarse en unos 200 millones de dólares, lo que es una enormidad.

La realidad diaria en el “paraíso” venezolano

El 2008 venezolano cierra con oscuros nubarrones. No solamente por la fuerte caída del precio del barril de petróleo crudo, que para la canasta venezolana de crudos, está cerca de los 35 dólares el barril. También por la contracción, en términos reales, del ingreso familiar promedio que en el año cayó un 7,34%.

Con una inflación por encima del 25% esto no es sorpresivo. El índice de “confianza del consumidor” está cayendo también, lo que transmite la sensación de que los venezolanos no creen que la van a pasar demasiado bien, en el corto plazo. Y tienen razón. El 32,7% de los venezolanos de todo tipo que fueron encuestados cree que su situación se ha deteriorado en el año que termina. Es así, el salario mínimo solo alcanza para cubrir las necesidades básicas, las allí llamadas “de la canasta básica”.

Las ventas de automóviles nuevos reflejan los mismos problemas. Este año, fueron 43,9% inferiores a las del año pasado. Los objetivos para el sector definidos ex ante por las autoridades “bolivarianas” no se cumplirán. Las fuertes caídas de ventas se reflejan tanto en el caso de los vehículos importados, como en los de fabricación nacional.

Apuntes sobre solidaridad

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define a la solidaridad como la “adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”.

Así entendida, la solidaridad es -desgraciadamente- un bien escaso. Tanto en la órbita de las cuestiones privadas, como en el de las relaciones sociales y del de las vinculaciones internacionales.

Muchos la declaman. Pocos la respetan. No obstante, es un ideal a perseguir, en el plano de la verdad. De allí que nos ocupemos brevemente de ella.

Solidaridad “a la bolivariana”

Bolivia no es ciertamente un gran país exportador, excepción hecha del capítulo del gas natural. Por esto, cualquier restricción a sus exportaciones duele, y mucho. Lo que pocos esperaban es que las restricciones vinieran no solamente de los Estados Unidos (que han suspendido las preferencias de importación “andinas” que habían concedido a Bolivia ante la imparable catarata de insultos y ataques recibidos de Evo Morales), sino ahora de Ecuador, un notorio “socio bolivariano” del país del altiplano, a su manera claro está.

En efecto, las exportaciones de textiles y cerámica de Bolivia al Ecuador acaban de ser afectadas por la intempestiva decisión de Ecuador de aumentar sus aranceles de importación a algunos productos como medida proteccionista para defenderse de la crisis que ya golpea a la región.

Hablamos de algo así como el 4% de las exportaciones bolivianas en esos dos rubros. La decisión ecuatoriana afectará asimismo a Colombia y Perú, con bastante mayor intensidad. La suba de los derechos de importación aplicables a las importaciones ecuatorianas es importante, del orden del 35%.

Una vez más, el discurso retórico de la “integración” es dejado de lado a la primera de cambio.

Siempre en el plano comercial, Bolivia ha recibido asimismo un sonoro sopapo, propinado esta vez por Ecuador.

Es el que supone la impecable decisión ecuatoriana de unirse a Colombia y Perú para negociar, juntos, un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.

Esta decisión deja a Bolivia “en la estacada”, o sea sola, en sus constantes acusaciones a Colombia y Perú de “dinamitar” -con sus conversaciones con la Unión Europea- a la llamada “Comunidad Andina de Naciones”.

Lo cierto es que Evo Morales, desubicado y actuando a la manera de muñeco de Hugo Chávez, es en todo caso quien está intentando dinamitar a la “Comunidad” al pretender aislarla del resto del mundo, negándose a negociar comercialmente con la Unión Europea, como procuran los demás socios de la “Comunidad”, para acercarla en cambio al “Alba”, el amorfo e irrelevante mecanismo comercial propuesto por Hugo Chávez, en el que Venezuela es el único amo y señor de las decisiones.

Con el cambio de postura de Ecuador, Bolivia ha quedado sola masticando sus resentimientos en lealtad a Hugo Chávez, que según es sabido odia todo lo que sea libertad comercial con cualquiera, menos con él.

Duro para el autoritario Evo Morales, quizás. Pero inevitable y ciertamente merecido. Otro porrazo en el plano de las relaciones exteriores. Uno más. No importa, sus desaciertos al final los paga el pueblo boliviano. Siempre.

Como si nada hubiera pasado (hipócritamente). Correa, junto a Morales, en el “IX Foro Social Mundial” de Belem, Brasil, dijo, suelto de cuerpo: “la solución pasa por la integración de los pueblos de economía emergente, en este caso, los de América Latina”. Morales, impávido. Increíble.

Solidaridad, “a la brasileña”

Durante la campaña que llevara a la presidencia del Paraguay al ex Obispo católico Fernando Lugo, éste señaló -reiteradamente- que pretendería renegociar rápidamente los tratados de Itaipú y Yacyretá para obtener de Brasil y Argentina, respectivamente, (i) lo que llamó “precios justos” por los megavatios de electricidad generada en cada uno de los mencionados emprendimientos hidroeléctricos que Paraguay vende a sus vecinos, así como (ii) la libre disponibilidad del excedente no consumido de la energía que le corresponde a Paraguay.

Las conversaciones sobre esa cuestión se iniciaron rápidamente con Brasil. Pero hasta ahora sin resultados positivos para Paraguay.

En una reunión mantenida el 26 de enero pasado en Brasilia (Itamaraty) entre los cancilleres de ambos países, el paraguayo Alejandro Hamed Franco recibió un rotundo “no” a sus reclamos de mejora de precios. Su colega brasileño, Celso Amorín, sin rodeos, le dijo que el Congreso de su país “no está en condiciones de tratar una revisión del tratado internacional de Itaipú”. Una forma relativamente elegante de rechazar el pedido de Paraguay a Brasil. De decir “no” con un manto de cortesía.

Las cifras -sin embargo- son elocuentes. Brasil le paga a Paraguay 2,7 dólares por megavatio/hora. Chile acaba de ofrecer a Paraguay comprarle electricidad a 60 dólares (precio internacional) por megavatio/hora. Brasil, a su vez, revende la energía que le compra a Paraguay a 20 dólares el megavatio/hora a los clientes de su propio mercado doméstico. Realmente, la situación pareciera merecer una respuesta distinta.

Como Paraguay hoy le vende a Brasil unos 39 millones de megavatios/hora, recibiendo unos 105 millones de dólares por ellos, si lograra el precio que, en cambio, Chile desea pagar, esa suma sería de unos 2.340 millones de dólares, lo que es radicalmente distinto y no necesita explicación adicional alguna. Ese es el punto. Así lo ven todos.

Pero Brasil dice que “hay que estar a lo pactado”, en las buenas y en las malas. Siempre fueron “buenas” para Brasil, por supuesto.

Consciente de que los números no ayudan a mantenerse por mucho rato apegados al texto frío de un tratado cuyos valores económicos han quedado groseramente desactualizados, Brasil ofrece a Paraguay la creación de un “fondo de inversión” con el cual se atenderían “necesidades productivas en Paraguay” que “respondan a los intereses brasileños”. Lo que Brasil quiera. Y una línea de financiamiento de exportaciones del Banco de Desarrollo, dentro de parámetros normales, esto es no preferencial. Poco y nada, ante un reclamo que se deniega de pique.

Las conversaciones binacionales sobre posibles cambios en los niveles de precio de la electricidad que Paraguay vende al Brasil, según queda visto, están en marcha. Para Paraguay el comienzo no ha sido auspicioso. Para la Argentina, mucho que observar y algunas lecciones que aprender. Dentro de poco transitaremos un diálogo parecido. Veremos con qué actitud, ciertamente. © www.economiaparatodos.com.ar

Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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