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miércoles 25 de julio de 2018

Los costos del gradualismo están a la vista

Los costos del gradualismo están a la vista

Macri va a tener que pensar seriamente si, aquellos que le sirven para ganar elecciones, le sirven para gobernar

A casi un año de las PASO, se hace mucho más complicado poner en orden el desorden económico heredado del kirchnerismo y agravado por un gradualismo extremo. Desde el punto de vista político y social, porque la gente está mucho más agotada de las idas y venidas sin ver un horizonte de claridad hacia dónde marcha la economía y porqué está haciendo el esfuerzo que está haciendo sin resultados a la vista.

En lo que hace al aspecto estrictamente económico, todo esfuerzo fiscal que haga el gobierno para tratar de ordenar las cuentas públicas se hace cuesta arriba porque hoy se está pagando el costo del gradualismo.

El gráfico 1 muestra la evolución del peso de los intereses sobre la recaudación tributaria del Sector Público Nacional sin incluir los intereses intra sector público, si se incluyen esos intereses trepa cómodamente por encima del 23%. Si bien Cambiemos regularizó la deuda pública que quedaba en default, el grueso del incremento de la deuda se origina en el financiamiento del déficit fiscal. Como puede verse en el gráfico 1, el año pasado, por cada $ 100 recaudados, $ 20 se destinaron a pagar los intereses de la deuda. En el primer semestre de este año el acumulado de dicha relación da 18,4% contra 16,8% que dio el primer semestre de 2017.

Antes de continuar deseo aclarar que, en mi opinión, no es válido relacionar stock de deuda pública/PBI, porque el PBI es el ingreso que genera la economía en un año y la deuda vence en varios años. Es como si uno tomara una deuda hipotecaria a pagar en 20 años y toda esa deuda la dividiera por los ingresos de un solo año. Esa relación no dice nada.

Continuando, es importante resaltar que entre 2001 y 2004 los intereses de la deuda pública sobre la recaudación caen del 27,4% al 6,8%. ¿Fue un genio de la economía Néstor Kirchner? En absoluto, es que a fines de 2001 Rodriguez Saá, en su breve paso por la presidencia, declaró el default o la suspensión del pago de la deuda y los intereses de la deuda pública con casi todos los legisladores aplaudiendo de pie y festejando nuestra muerte como merecedores de crédito como nación. Sin intereses que pagar, con el gasto público licuado por Duhalde en base a la llamarada inflacionaria y cambiaria de 2002, un tipo de cambio cercano a los $ 3, retenciones ya establecidas y mejora en el precio de las commodities, tuvo una holgura fiscal que, en su carrera populista, lo llevó a pasar de un superávit fiscal consolidado del 3,5% del PBI a entregar el gobierno en 2015 con un déficit fiscal consolidado del 7,24% del PBI. Es decir una pérdida de solvencia fiscal con un recorrido de casi 11 puntos del PBI. Una brutalidad única que fue heredada por Macri que, justamente, no toleraba el tratamiento gradualista que se aplicó y hoy complica más la política económica.

A modo de ejemplo, el gobierno pagó el costo político de incrementar las tarifas de servicios públicos, en particular energía. El ahorro en subsidios económicos corrientes del primer semestre 2018 versus el primer semestre de 2017 fue de $ 9.831 millones. Comparando los mismos dos primeros semestres los intereses pagados subieron en $ 34.101 millones. Puesto de otra forma, en el primer semestre, Cambiemos bajó el gasto primario en $ 38.461 millones, sin incluir los intereses de la deuda pública, y aumentó el gasto en intereses para financiar el gradualismo en $  34.101 millones. El escaso esfuerzo que hizo para bajar el gasto primario haciéndolo recaer todo sobre el sector privado incrementando las tarifas de los servicios públicos, se le fue en financiar el gradualismo.

Si comparamos los números fiscales de 2017 versus los números fiscales de 2016 vemos que el resultado primario muestra un aumento del déficit fiscal de $ 60.6156 millones y los intereses pagados crecieron en $ 93.647 millones.

Acá hemos llegado a una situación límite producto del gradualismo. Si tomamos el déficit fiscal consolidado para 2018, ya que las provincias y los municipios también tienen que financiar su déficit, se llevan el 47% del total de los depósitos del sector privado si se financian con deuda interna. Eso implica dejar casi sin crédito al sector privado y generar un proceso recesivo que, posiblemente, impacte sobre la recaudación impositiva, haciendo más difícil cumplir la meta fiscal.

Insisto, queda demostrado que el gradualismo era la medicina no indicada para la pesada herencia recibida. Su costo es mayor a sus beneficios, medidos tanto en la paciencia social como en resultados económicos que están a la vista. La economía en recesión a un año de las elecciones, la inflación en niveles de dos dígitos altos, el sector privado agonizando por la carga impositiva y los números fiscales siguen siendo difíciles de dominar.

El primer día de gobierno en 2015 Macri tenía más poder que nunca, aunque no tuviera mayoría en ambas Cámaras, podía tener todo el apoyo de la población mostrando con crudeza la herencia recibida y  presentando un plan consistente para dominarla. Con esas dos cosas podría haber logrado un amplio apoyo de la gente que iba a hacer imposible que la oposición no lo acompañara en el camino de reformas estructurales.

Me parece que Macri va a tener que pensar seriamente si, aquellos que le sirven para ganar elecciones, le sirven para gobernar, porque le han hecho meter la pata de una forma increíble en el campo económico y hemos perdido otros dos años y medio con el cuento del optimismo y el entusiasmo pero con poca ciencia económica al momento de dominar la economía.

ESTA NOTA FUE PUBLICADA ORIGINALMENTE EN http://www.infobae.com