Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

lunes 24 de julio de 2006

Luces y sombras sobre el futuro argentino

Sin un Parlamento que controle al Ejecutivo y con una justicia controlada por éste, la democracia republicana argentina quedó en el pasado y es apenas un recuerdo. Pero la inconsistencia del modelo económico permite mantener la esperanza de que la realidad puede cambiar.

De la reunión que, la semana pasada, se hizo en Córdoba por el MERCOSUR, quedó en claro que ya es absolutamente no creíble el discurso de Kirchner a favor de los derechos humanos y contra el terrorismo de Estado. El solo hecho de invitar a la Argentina a un dictador sanguinario como Fidel Castro y recibirlo como a un ídolo demuestra un gran desprecio por todos los cubanos que han sufrido y siguen sufriendo el salvajismo de Fidel. Por lo tanto, ¿quién puede creerle seriamente a Kirchner que defiende los derechos humanos cuando se confunde en un abrazo fraterno con un violador serial de los derechos humanos? ¿Quién puede creerle a Kirchner su discurso en contra del terrorismo de Estado cuando pareciera ser que se le cae la baba al juntarse con uno de los personajes más siniestros de la historia contemporánea en materia de terrorismo de Estado? ¿O será que para Kirchner los fusilamientos, encarcelamientos y torturas que practica Fidel con los que piensan diferente a él son simples travesuras de un joven idealista? ¿Se olvida Kirchner de que buena parte de la sangre derramada en los 70 en nuestra patria fue consecuencia de la exportación del terrorismo de Estado de Fidel hacia la Argentina?

Desde el punto de vista político, lo que nos deja esta reunión es un MERCOSUR politizado hacia la izquierda más primitiva y antidemocrática.

Cuando uno trata de visualizar el futuro argentino, puede ver tenebrosas sombras de dictadura, fuerte restricción a los derechos civiles más elementales como la libertad de expresión y persecución de quienes piensan diferente. Es que esas sombras que se proyectan sobre nuestro futuro surgen de las compañías de las que parece disfrutar Kirchner (dime con quién andas y te diré cómo eres, reza el famoso refrán popular). No sólo arrojan sombras sobre el futuro argentino las simpatías que aparenta profesarle Kirchner al sanguinario Fidel, sino que las asociaciones con el dictador Chávez también muestran un rumbo. De la misma forma que muestra un camino el tener enfrentamientos con socialdemócratas que entraron en razones como Michelle Bachelet y Tabaré Vázquez. Dicho en otras palabras, cuando uno ve que Kirchner se abraza con los déspotas y se enfrenta con los gobiernos de Chile (le corta el gas) y Uruguay (por las papeleras), imagina un futuro poco alentador para la Argentina. Uno ve sombras.

También se proyectan sombras sobre el futuro de la Argentina cuando la mujer del presidente, desde su banca en el Senado, pega un triple salto mortal para defender un proyecto de ley que convalida la existencia de un gobierno que se maneje de espaldas al Congreso y gobierne por medio de decretos. El doble discurso de la señora de Kirchner muestra, al igual que los abrazos de Kirchner con Fidel, el poco respeto que el matrimonio Kirchner tiene por los gobiernos sujetos a la ley. Ellos usaron el voto para llegar al poder y, una vez en el poder, lo utilizan para derivar la democracia y la república hacia una dictadura, entendiendo por tal un gobierno que impone sus deseos por la fuerza ignorando el Estado de Derecho. Porque bueno es recordar que no toda ley que sea aprobada por una legislatura necesariamente se ajusta a derecho. Si mañana el Congreso aprobara una ley por la cual todos los rubios tienen que ser ejecutados, tendríamos una ley aprobada por una mayoría, aunque dudo que alguien, en su sano juicio, pudiera sostener que esa ley es justa. Bien, que los Kirchner hayan conseguido que el Congreso les aprobara una ley para manejar la plata de los contribuyentes a su antojo y otra ley para poder gobernar por medio de decretos de necesidad y urgencia no significa que esas leyes sean propias de una democracia republicana. Son propias de una dictadura.

Claro, alguien podrá sostener que si la ley no me gusta siempre se puede recurrir a la Justicia para ponerle un freno al Ejecutivo. El problema se presenta cuando la justicia también termina siendo un apéndice del Ejecutivo. Sin un Parlamento que controle al Ejecutivo y con una justicia controlada por éste, se terminó la democracia republicana y se pasó la frontera hacia la autocracia. Y esa autocracia podrá ser más o menos violenta. Más o menos sanguinaria. Pero los ciudadanos terminaremos siendo sometidos en nuestras libertades, porque ése es el objetivo de los gobiernos autocráticos: someter a los ciudadanos a la voluntad del caudillo.

Ésa es la sombra que se cierne sobre la Argentina. La de una dictadura populista que, amparándose en formas grotescas, quiera dar la apariencia de un gobierno que se maneja con la ley en la mano. Que quede claro: que el Congreso haya aprobado una ley por la cual el Ejecutivo puede gobernar por medio de decretos de necesidad y urgencia no lo hace democrático ni republicano. En todo caso, quienes aprobaron esa ley son cómplices de la destrucción de la república y, llegado su momento, tendrán que asumir las consecuencias de haber delegado en el Ejecutivo poderes dictatoriales. Lo que la Constitución tipifica como “infames traidores a la Patria”.

Además, que los senadores y diputados que hoy le aprueban los superpoderes al Ejecutivo no crean que están a salvo de las arbitrariedades de todo gobierno despótico, porque una vez que el déspota consiguió todos los poderes que quería y controla el monopolio de la fuerza, ya no necesita de legisladores que le aprueben nada. Y si no, que le pregunten a la diputada María del Carmen Alarcón qué se siente disentir con el mandamás de turno. Estos diputados y senadores que no cumplen con su deber y le rinden pleitesías a su caudillo, no se dan cuenta de que, en el futuro, su función será innecesaria, porque ninguna dictadura necesita de división de poderes para gobernar. Lo máximo que puede necesitar es un simulacro de Parlamento compuesto por obedientes partidarios que se limiten a levantar la mano para aprobar cualquier proyecto de ley que envíe el dictador.

La Argentina ha entrado en un cono de sombra, en el cual la democracia y la república están en vías de extinción. Sin embargo, hay una luz al final de ese cono de sombra. Y esa luz, aunque parezca mentira, la arroja la primitiva política económica que lleva a cabo el gobierno. Con tantas inconsistencias económicas, llegarán las épocas de las vacas flacas y mi impresión es que no hay dictadura populista que pueda sobrevivir sin caja. ¿Podrá el proyecto autocrático de los Kirchner sobrevivir sin una economía que mantengan tranquila a la gente? Lo dudo. Por lo tanto, es ese primitivismo económico que aplica Kirchner para acumular poder el que derivará en otra crisis económica que, posiblemente, vuelva a demostrar lo efímero que es el poder en la Argentina. © www.economiaparatodos.com.ar




Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)