Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

lunes 3 de abril de 2017

Luego de la marcha el gobierno tiene la palabra

Luego de la marcha el gobierno tiene la palabra

La función del gobierno es, ahora, dejar de dar tantas vueltas con la política económica y terminar con este populismo light

Confieso que nunca fui muy partidario de las marchas, ni aún en las de la era k. Si bien fui a varias o a casi todas en la era k, un gobierno corrupto y con tendencia autoritaria no se amilana ante marchas opositoras. En todo caso libera a sus fuerzas de choque para que agraden a los manifestantes dándole a la policía la orden de liberar la zona y dejar que los grupos de choque atacaran a ciudadanos pacíficos. Lo vimos en la era k. Los corruptos y autoritarios no se asustan por ver a millones de personas pacíficamente protestando en las calles. Vean a Maduro como hambrea y mata a su pueblo a pesar de las multitudinarias marchas que salen a la calle en su repudio. Maduro y los k están cortados por la misma tijera. Corruptos y autoritarios.

Personalmente no veía necesaria la marcha del sábado 1 de abril por dos razones: 1) no creo que estemos en una situación similar a la del 2001 cuando sacaron la gente a la calle y voltearon un endeble gobierno como el de De la Rúa y 2) no me quedaba claro si la marcha era para repudiar el terrorismo reivindicado el 24 de marzo por parte del kirchnerismo o en apoyo del gobierno de Cambiemos.

En lo personal no coincido con la política económica de Cambiemos ni con la política en general. Veo a un gobierno con miedo al cambio. Que en vez de poner orden disolviendo los piquetes que le hacen la vida imposible a la gente decente que trabaja y la matan con impuestos, el gobierno arruga y le da más plata, obras sociales y llama al dialogo a los piqueteros que no están justamente pasando hambre sino queriendo vivir a costa de la gente que trabaja, cuando no intentado conspirar contra el gobierno. Al simple ciudadano que se atrasa con sus impuestos lo persiguen como si fuese el peor criminal de la tierra mientras al piquetero le tienen todas las consideraciones.

En definitiva, veo a Cambiemos como un gobierno más de los tantos que hemos tenido en la historia reciente que no se anima a realizar cambios y se limita a buscar cómo financiar el populismo heredado. Es un gobierno que no tiene tendencias autoritarias pero tampoco comprende las reformas estructurales que necesita encarar para que Argentina entre en una senda de crecimiento de largo plazo.

El punto es que el gobierno de Cambiemos se lo compara con el nefasto período k. Es como comparar el purgatorio con el infierno. Obvio que uno está mejor en el purgatorio, pero no significa que uno esté en el cielo y mucha gente tiende a comparar el gobierno de Macri con el cielo. En mi opinión están exagerando.

Pero ese infierno k volvió al centro de la escena el 24 de marzo cuando lo peor de terrorismo de los 70 y del kirchnerismo salió a recordar a los terroristas asesinos. Las violentas palabras de Bonafini, una mujer llena de odio, resentimiento y violencia, hicieron recordar los 70 con las metrallas terroristas matando gente inocente. A eso se le agregó el hartazgo de la gente con los piquetes diarios, la salvaje huelga docente y el descontrolado acto de la CGT que hizo recordar los enfrentamientos entre el fascismo peronista de los 70 y la izquierda peronista.

Ese combo de atrocidades en que Bonafini es una especie de Herminio Iglesias del peronismo kirchnerista, generaron esta marcha que, en mi opinión, no fue como la del 8N o cuando lo asesinaron a Nisman en cantidad de gente, pero sí fue muy importante. Al menos eso vi en Av. Maipú, frente a la Quinta de Olivos donde fui para ver cuánta gente había.

Cada uno puede tener sus argumentos de por qué se produjo una marcha que ni el gobierno esperaba que tuviera tanta envergadura. Mi visión es que la gente salió a la calle a hacer el trabajo que el gobierno no se anima a hacer. Ponerle el pecho al kirchnerismo destituyente que con desesperación quiere que se caiga el gobierno de Macri.

Mi visión sobre esta marcha era diferente. Primero el gobierno, al que le delegamos el monopolio de la fuerza, debe asumir la responsabilidad de restablecer el orden público terminando con los piquetes. Es falso que si la policía pone orden le van a tirar un muerto para que el gobierno se caiga. Esos son argumentos de miedosos que le tienen tanto pánico al peronismo y que prefieren seguir haciendo populismo peronista para no enfrentar el peronismo.

Y si por poner orden se producía algún intento destituyente por parte del kirchnerismo, entonces sí se justificaba que la gente saliera a la calle a defender el sistema de gobierno.

De todas maneras, la marcha se hizo y me parece que si se hubiera hecho en forma más coordinada, muy probablemente esa marcha se hubiese acercado más al 8N en cantidad de gente.

Como dice mi amigo Dardo Gasparré, la gente salvó al gobierno de Macri que bastante complicado está con las huelgas, los piquetes y la economía que no termina de arrancar. Habrá que ver si el gobierno sabe aprovechar esta oportunidad.

Insisto, creo que le dijo un categórico no a Bonafini y a los grupos terroristas que asolaron la Argentina en los 70 y al kirchnerismo en particular. El miedo de volver a esos años oscuros y al corrupto kirchnerismo que acosa al gobierno con huelgas y piquetes fue el motor que, me parece, movilizó la marcha.

La función del gobierno es, ahora, dejar de dar tantas vueltas con la política económica y terminar con este populismo light, al tiempo que le corresponde utilizar el monopolio de la fuerza para terminar con los piquetes aunque tenga que pagar costos políticos. Para eso se lo votó. Para que ejerce el monopolio de la fuerza en defensa de la población, no para que lo use de acuerdo a sus conveniencias políticas de cara a las próximas elecciones.

Unas semanas atrás Alejandro Rozitchner decía que dudaba si el país estaba a la altura de sus decisiones. Según él, no las de Macri sino si la gente estaba a la altura de lo que había que hacer. La marcha del otro día mostró que la gente está a la altura de defender un sistema republicano a pesar de tener un gobierno que no termina de entender el problema económico institucional. Veremos si ahora el gobierno está a la altura de la respuesta que la gente le dio al kirchnerismo y al terrorismo con un contundente rechazo.