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jueves 27 de abril de 2006

Miguel Ángel Broda: “La Argentina es un cementerio de oportunidades perdidas”

El economista y consultor de empresas analiza en esta entrevista algunos aspectos claves del panorama actual de la economía argentina: habla de la posibilidad de aprovechar las condiciones favorables para cambiar el curso de las políticas y de cómo los impuestos distorsivos han generado un aumento muy grande de la recaudación.

– Hoy el gobierno tiene un superávit fiscal de alrededor del 3,5% del Producto Bruto Interno (PBI). Sin embargo, el PBI es apenas un 5% superior al de 1998.

– Correcto.

– ¿Cómo es posible explicar técnicamente que hoy se recaude más que en 1998 cuando la generación de valor agregado, para decirlo en términos sencillos, es la misma?

– Bueno, esto se explica porque hay algunos impuestos que dependen del ingreso, y no sólo de él, sino también de la velocidad de crecimiento del ingreso. Y la Argentina lleva 17 trimestres creciendo en su producto. Obviamente eso se refleja en mayor impuesto de ganancias y mayor impuesto de IVA. Además, también está el conjunto de impuestos que son más distorsivos que otros, que son las retenciones y el impuesto al cheque que producen 4 puntos del PBI y que en 1998 no estaban.

– Es decir, son la gran diferencia.

– Exactamente, marcan la diferencia. Uno puede decir, dependiendo del lado en que se encuentre, que son impuestos que distorsionan o que son impuestos que sirven para redistribuir ingresos. Pero la diferencia entre esta alta y creciente recaudación con respecto a lo que pasaba antes se debe a esto.

– Haciendo las cuentas, a groso modo, en 1998 se recaudaba un 16% del PBI, mientras que hoy se alcanza un 22%. Es decir, 6% más. ¿Cuál es dentro de este porcentaje la proporción de estos impuestos?

– Ese 6% estaría compuesto por un 4% proveniente de los impuestos distorsivos y un 2% de los otros.

– La recaudación hay que compararla con los gastos. Por ejemplo, las prestaciones de seguridad social subieron un 43% en valores nominales entre 1998 y 2005. Pero si tomamos una inflación de 130%, a precio mayorista, los jubilados están “triturados”. Y los mismo con los intereses de la deuda, que subieron muy poco, un 25% en valores corrientes.

– Sí, es así.

– Entonces, “trituraron” a la gente con los impuestos, a los jubilados, a los bonistas…

– Sin duda. El default y la reestructuración de la deuda bajan los gastos que se tienen, para pagar intereses y evidentemente para necesidades de financiamiento.
La Argentina, básicamente, viene aumentando los gastos a una tasa del 28%. Hay atrasos en términos reales de salarios y jubilaciones y un notable incremento de los gastos de capital, de transferencias a provincias y de transferencias de subsidios al sector privado. Lo que cambia es la composición de los gastos.
O sea, estamos con muchos más recursos que asigna el Ejecutivo -y no el Parlamento- y los asigna, como le decía, básicamente a gastos de capital, provincias y subsidios al sector privado a costa de remuneraciones reales menores, jubilaciones menores y, obviamente, menores costos de pago de intereses de deuda.

– Esto significa que cuando una busca la explicación del aumento de la recaudación se encuentra con impuestos distorsivos y con que el sacrificio lo hacen quienes más necesitan ayuda.

– De todas formas, hay un aumento de la obra pública notable, también. Fíjese usted que en este primer trimestre viene creciendo a más del 70%. Claro que puede cuestionarse, la eficiencia, lo que se pierde, los escapes que tiene, entre otras cuestiones. Pero hay que recordar que hay un gobierno que usa los recursos federales con objetivos políticos y, por lo tanto, hay compromisos asumidos en las elecciones y habrá nuevos compromisos que se asuman en las elecciones venideras.

– ¿Pero no le parece que mantener artificialmente un tipo de cambio alto, sostener artificialmente baja la carne, tener artificialmente bajos en dólares los salarios, las tarifas de los servicios públicos y 200 o 500 productos no lleva finalmente a la necesidad de recomponer en algún momento los precios relativos al estilo de Celestino Rodrigo con el “Rodrigazo”?

– Creo que es evitable. Es probable que con esta inflación reprimida en algún momento se tenga que destapar la olla, es verdad. Sin embargo, veo poco riesgo de que eso suceda en estos momentos.
Creo que la Argentina está cebando demasiado la bomba, todas sus políticas son expansivas, fíjese usted que el gasto crece al 28%, la política monetaria emite al 26%, el crédito crece al 39% y la masa salarial crece al 24%. Se está empujando con la barriga el gasto agregado, probablemente de manera exagerada, y una de las primeras preocupaciones que el resto del mundo tiene sobre nuestro país es esa mezcla de políticas que siguen siendo tan expansivas: qué va a pasar cuando ya se haya terminado la capacidad ociosa.
La primera inconsistencia del corto plazo es por qué no moderamos un poco el gasto. Pero no, acá se sigue con el pie a fondo. De todas maneras, también es cierto que uno tiene que tratar de entender al gobierno porque su éxito es fenomenal. Estamos caminando para pócker de 9. Entonces, por un lado hay una necesidad obvia de moderar el gasto y, por otra, la dificultad de convencer al presidente, que es nuestro ministro de Economía también, de que ahora es momento de cambiar, que podríamos hacer una política anticíclica que no la pudimos hacer en los últimos 30 años por tener tanta dependencia de la política monetaria de lo fiscal. Hoy lo podemos hacer, y sería lo más conveniente.

– ¿Llegamos o explotamos antes?

Yo creo que llegamos, si lo intentamos. El tema es que es cierto que en el 12 ó 13% de inflación que hay, hay muchos elementos de inflación reprimida que pueden llevar, si uno continúa cebando la bomba, a algún ajuste abrupto.
Yo, personalmente, creo que eso no va a suceder, pero fíjese el caso de Chile, donde se pacta el valor del boleto de ómnibus todos los lunes, de acuerdo a como va la semana anterior el precio de la bencina o nafta para nosotros. Acá ya llevamos cuatro años de naftas con precios congelados en pesos. Es claro, entonces, que estamos obviamente generando problemas en el sector de energía porque se nos cae la producción de petróleo y la de gas. Hoy, la estrategia argentina es depender del gas de Bolivia. De la misma manera que fue un error para Chile depender del gas de la Argentina, está siendo un error nuestra dependencia, esta imitación que hemos hecho. Porque es un país volátil que no puede asegurarnos permanentemente la oferta de gas.
Insisto, yo no veo un “Rodrigazo” cercano. No obstante., considero que estamos generando algunas distorsiones de precios, eso es innegable. Lo que digo es que son solucionables con un poco de moderación. Si creemos que con el acelerador a fondo, con la Ferrari a 300 km/h podemos ir bien, cuando llegue la curva nos vamos a llevar un porrazo.

– Pero, ¿entonces?

– A ver si se entiende: no es que yo esté feliz con estas políticas de subsidios generalizados, de distorsiones que estimulan el consumo y desestimulan la producción. Creo que tenemos problemas microeconómicos de magnitud, pero en la macroeconomía no estamos a la vera de un “Rodrigazo” o una abrupta interrupción del ciclo.
Mi opinión es que con un poco más de moderación en las políticas de ingreso, fiscales y monetarias todavía podemos reducir la tasa de inflación y ese exceso.

– Muchos economistas autores de grandes teorías, incluso premios Nobel, han trabajado sobre el tema del respeto por las instituciones y la necesidad de reglas de juego claras y estables. De pronto, pareciera que nosotros venimos a descubrir que confiscando depósitos, emitiendo de manera poco cuidadosa, regulando precios y siendo volátiles en las reglas de juego se puede crecer al 9%. Yo me pregunto ¿hay que sacarle el premio a todos esos autores o hay que darle uno a Kirchner? ¿Quemamos la biblioteca?

– Sin duda que arbitrariedades, discrecionalidad y, sobre todo, volátiles reglas de juego, son frenos para la inversión. Pero también es cierto que la inversión ha pasado de 11 puntos del PBI a 21. Hoy, hay muchísima inversión en PyMes.
Esto no quita que, dadas las circunstancias del mundo que son tan favorables para la Argentina, si tuviéramos esas cosas seguramente podríamos avizorar un milagro argentino. Nos cuesta muy caro el deterioro institucional. Pero en la mente del presidente-ministro de Economía -al que le estaban diciendo que iba a haber apagones, que la reputación contaba, etcétera, mientras lo que él ve son estas tasas de crecimiento muy altas e incrementos de inversión– las instituciones y las reglas de juego quedan fuera de su preocupación. Sin duda, lo vea él o no, están creando problemas en el sector energía, en el sector servicios públicos. Lo que pasa es que todo esto no se ve todavía.

– Por ahora.

– Sí, y lamentablemente es un error, como siempre. Porque ciertamente la Argentina es un cementerio de oportunidades perdidas y nos queda siempre picando la pelota en el área chica. La verdad, no sé cómo vamos a terminar, pero están dadas las condiciones como para que nuestros hijos y nietos aprovechen lo que nosotros no pudimos vivir en los últimos 30 años. © www.economiaparatodos.com.ar




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