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lunes 5 de septiembre de 2005

Modelo productivo: Kirchner copia al militarismo nacionalista

En las últimas décadas, los sistemas productivos han sufrido cambios estructurales en todo el mundo. Por eso, seguir sosteniendo que sólo la industria puede ser una fuente genuina de puestos de trabajo y menospreciar a otros sectores, como el de los servicios, significa condenar al país a bajos niveles de productividad y reducidos niveles de ingresos.

Y finalmente Kirchner lo dijo. En una de sus declaraciones diarias sostuvo que no podemos ser un país que venda servicios. Que tenemos que defender a la industria nacional para que cree puestos de trabajo dignos. Al formular esta afirmación, Kirchner demostró que desde el punto de vista económico no percibe los cambios estructurales que se han producido en los sistemas de producción.

En primer lugar, cabe aclarar que no se trata de discutir industria sí o industria no, o industria vs. campo, o industria vs. servicios, sino que se trata de analizar cuáles son los sectores que pueden crear la mayor cantidad de puestos de trabajo eficientes. Y remarco la palabra eficiente, porque el cartonero tiene un puesto de trabajo que refleja la falta de inversión y eficiencia de la economía argentina.

Primera pregunta que debería contestar Kirchner: si él quiere defender a la industria nacional, ¿quién defiende a los consumidores? Cuando Kirchner sostiene que hay que defender a la industria nacional (en realidad no existe tal cosa, sino que es un invento de los lobbistas para justificar sus latrocinios) automáticamente está diciendo que no le importa que el consumidor tenga que comprar, con el fruto de su trabajo, productos de baja calidad y a precios más altos. Es más, implícitamente está afirmando que los sectores de menores ingresos tienen que financiar la prosperidad de unos pocos sectores beneficiados por su “defensa”, lo que lleva a una mayor concentración y una peor distribución del ingreso.

¿Qué es lo que no entiende Kirchner? Que la industria eficiente tiende a automatizarse, es decir, tiende a ser capital intensiva. El trabajo repetitivo y monótono hoy en día lo hacen las máquinas. Por lo tanto, no se trata de proteger a un sector para que siga siendo ineficiente en su forma de producir y tampoco se trata de sostener que la industria tiene que desaparecer, sino que se trata de advertir que una industria competitiva requiere de menos mano de obra de la que requería 30 años atrás. Creer que la industria manufacturera puede ser la gran generadora de puestos de trabajo es condenar al país a bajos niveles de productividad y reducidos niveles de ingresos. Dicho en otras palabras, a perpetuar la pobreza.

Pero, insisto, con lo anterior no estoy sosteniendo que la industria tiene que desaparecer, simplemente estoy afirmando que tiene que cambiar su forma de producir y que la creación de puestos de trabajo no va a venir por el lado de la industria sino por el mismo sector servicios que es tan despreciado por Kirchner.

Un par de datos para comprender cómo funciona el mundo fuera de Santa Cruz. Entre 1970 y 2003, la economía norteamericana creó 58,9 millones de nuevos puestos de trabajo. ¿Adivina, señor Kirchner, cuántos puestos creó, en ese período, la industria manufacturera norteamericana? La respuestas es que no sólo no creó nuevos puestos de trabajo, sino que eliminó 3,3 millones. ¿Quién creó, entonces, esos 58,9 millones de nuevos puestos de trabajo? Fundamentalmente el sector servicios, que fue responsable de generar 50,4 millones de ellos. ¡El 85,5% de los nuevos puestos de trabajo de los últimos 33 años los creó el sector servicios!

¿Adivina, señor presidente, cuánto representa la industria manufacturera del PBI en EE.UU.? El 16%. ¿Y cuál es la participación de los servicios en el PBI norteamericano? El 66%. La economía norteamericana no es una economía industrial, es una economía de servicios. ¿Y sabe qué, señor presidente? Ellos tienen un ingreso per cápita de 35.000 dólares anuales, mientras que nosotros, con su modelo productivo, tenemos un ingreso per cápita de 4.000 dólares anuales en el mejor de los casos.

Kirchner no está haciendo otra cosa que copiar el modelo productivo de los militares nacionalistas que durante tantos años influyeron en la política y en la economía argentinas. A esos militares les encantaba crear industrias estatales y proteger a las privadas, al igual que al señor Kirchner. Por eso, cuando Kirchner dice representar el futuro se equivoca: no representa el porvenir, representa el pasado porque adopta fielmente las políticas de aquellos militares que disfrutaban jugando al empresario con la plata de los contribuyentes a través de su amada Fabricaciones Militares y no escatimaban recursos a la hora de impulsar, mediante todo tipo de prebendas, al sector privado para que incursionara en industrias ineficientes.

Lo que no entiende Kirchner es que, gracias a los avances tecnológicos, la mano de obra que hace trabajos repetitivos queda liberada y es absorbida por los sectores que requieren de trabajo cerebro intensivo. Trabajos que necesitan de la inteligencia del ser humano para ser llevados a cabo. Y esos trabajos necesitan de formación, de ahí que tener un buen sistema educativo pasa a ser clave en el desarrollo de las naciones. En vez de tener un sistema educativo que permanentemente trata de llenarles la cabeza a nuestros hijos con ideología barata de izquierda, el sistema educativo tiene que tender a formar a los alumnos en la resolución de problemas.

Señor Kirchner, a principios del siglo XIX, el 75% de la población económicamente activa de los países desarrollados trabajaba en el sector agropecuario. Hoy ese porcentaje no excede el 4%. Al tener menos gente que trabaja directamente en el sector agropecuario, ¿desapareció su producción? No. Cambió la forma de producir. Aún más: ese 4% es exagerado, porque si los países desarrollados no subsidiaran a los productores agropecuarios habría todavía menos gente en el sector.

En el caso de la Argentina pasa lo mismo. El sector agropecuario no crea en forma directa muchos puestos de trabajo, lo que ocurre es que su productividad es tan alta que genera mucho valor agregado que luego se vuelca a otros sectores: transporte, investigación en el desarrollo de nuevas semillas, insumos para mejorar la productividad de los campos, logística, entre otros. ¿Cómo cree, señor presidente, que aumentó tanto la productividad del sector agropecuario en la Argentina? Por la incorporación de nuevas tecnologías que son trabajo cerebro intensivo.

¿Qué servicios pueden crear trabajo? Turismo, comercio mayorista y minorista, seguros, mercado de capitales, salud, educación, logística, transporte, inmobiliarias, publicidad, etcétera.

Señor presidente, gire su cuerpo 180 grados para poder ver el futuro, porque si sigue en la misma posición seguirá viendo el pasado sin advertir lo que está ocurriendo hacia el futuro. © www.economiaparatodos.com.ar




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