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jueves 5 de marzo de 2009

Más corrupción y una extraña súplica

Mientras los escándalos siguen salpicando a Evo Morales, el prófugo italiano Cesare Battisti escribió una carta abierta a sus compatriotas desde su cárcel en Brasil.

Escándalos cual aluvión

El escándalo desatado en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con motivo de la cadena de delitos de los que ahora se acusa a su ex presidente, Santos Ramírez, parece no tener fin. Ramírez, recordemos, es uno de los fundadores del Movimiento al Socialismo (MAS) y hombre “del riñón” de Evo Morales. A una acusación de defraudación no demasiado sorpresiva le sucede otra. Y así sucesivamente. No obstante, nada de esto es nuevo. La administración de Morales ha estado siempre cubierta por el lodo de la corrupción. Desde el vamos.

Morales, mientras tanto, declama su intención de ser transparente y hasta duro. Hasta ahora, sin embargo, no lo ha sido. Algunos de quienes debieron abandonar intempestivamente el ente estatal responsable de la política boliviana en materia de hidrocarburos al ser acusados de distintos delitos han conseguido volver a recalar, dentro o fuera de Bolivia, en la administración pública. Esto no podría haber ocurrido sin la “complacencia” de Evo Morales. Su retórica contra la corrupción hasta ahora ha sido solo eso. Nada, entonces. En su derredor el delito ha florecido.

Morales tiene ahora una oportunidad de oro ante los crímenes cometidos por su ahijado de matrimonio, el mencionado Santos Ramírez, que atento a su vinculación con hechos que incluyen hasta un asesinato, ha dado finalmente con sus huesos en una prisión de La Paz. Lo importante es que no aparezcan “cortinas de humo”, sino esfuerzos moralizadores. En serio. Como van las cosas, no los habrá.

Una nota aparecida en Bolivia suscripta por el siempre sensato Ing. Carlos Miranda Pacheco da cuenta de un nuevo negociado bolivariano. Uno más. Que aparece en el habitual torbellino de desorden, descaro y violación de toda suerte de normas y procedimientos.

Todo empezó con la importación a Bolivia, por carretera, de un equipo de perforación petrolera fabricado en China por parte de la boliviariana PEDEVESA. A su llegada, el equipo fue recibido en Patacamalla con la presencia del propio primer mandatario boliviano. En sintonía con los gobiernos progresistas, cualquier oportunidad para salir en televisión y hacer populismo es buena y no se desperdicia desde que se considera acto prioritario “de gobierno”.

Ese equipo pretendía morigerar la falta de perforación en el sector boliviano de hidrocarburos, que es consecuencia inmediata de la “nacionalización” del mismo. “Pan para hoy y hambre para mañana” quizás, pero lo importante es que el mañana no se vea hoy.

Según YPFB, ese equipo era el primero de una serie de nueve equipos de perforación similares que el país del norte habría de recibir gracias a la generosidad bolivariana, desde mediados del año pasado hasta mediados del 2010.

Técnicamente el equipo era una contribución en especie de PEDEVESA, al capital accionario en de joint-venture a conformarse entre esa empresa e YPFB.

La “cadena” de máquinas de perforación antes referida solucionaría “mágicamente” la falta de perforación que ha hipotecado el futuro del sector boliviano de hidrocarburos.

Para algunos, sin embargo, la presencia del equipo de perforación generaba una oportunidad para hacer picardías fuera de la ley. El equipo fue trasladado al llamado “Campo Vívora”, donde debía perforar dos pozos antes de fines del año pasado. Con la torpeza operativa habitual de la administración de Morales, después de seis meses de flotar en el silencio, el pasado mes de enero, naturalmente con bombos y platillos y otra vez con la presencia de Evo Morales (quien como Cristina Kirchner “inaugura” todo lo que puede, aún más de una vez, si es posible) se organizó un acto para “celebrar” el inicio de la primera perforación a cargo de la empresa SIPSA presuntamente de propiedad de YPFB, que actuaría como subsidiaria dedicada a las actividades de perforación en yacimientos propios y en áreas operadas por empresas contratistas.

Juan Domingo Perón decía, presuntuoso, “la única verdad es la realidad”, lo que va de suyo, diría Perogrullo. Lo cierto es que SIPSA es una empresa dedicada a una actividad muy distinta, la de “reparar garrafas”.

No importa. Aprenderá perforación. A los golpes, total la cuenta la paga el pueblo boliviano. La decisión de perforar un pozo no puede ser confiada a empresas sin personal idóneo y sin experiencia, sin perjuicio de su capacidad para reparar garrafas. Como dice el Ing. Miranda Pacheco, perforar supone bajar cinco mil metros hacia el interior de la tierra en dirección a un objetivo definido científicamente. No hacia cualquier parte, sino hacia el rincón que pueda contener crudo o gas natural. No muy distinto a aquello de la “aguja en el pajar”. Hay que saber lo que se hace. Reparar una garrafa, en cambio, consiste en comprobar si tiene o no alguna fuga.

A comienzos de año, al lanzarse la primera perforación, los carteles de propaganda que aconsejaban la celebración decían hiperbólicamente: “Después de 15 años, YPFB inicia la perforación de pozos”. La verdad es muy otra, dos meses después todavía no se ha perforado un solo metro, el equipo está incompleto y los generadores eléctricos que deben impulsarlo están ausentes, por llegar aún.

Hasta allí ineficiencia, incompetencia y falta de idoneidad. Pero hay mucho más.

La gran pregunta es por qué el equipo venezolano es alquilado a SIPSA, empresa que a su vez lo alquila nuevamente a YPFB. Por esto, después de dos meses de inactividad, SIPSA ha facturado a YPFB algo así como 6 millones de dólares. Cada día que pasa los importes a facturar aumentan a favor de SIPSA, empresa constituida irregularmente en la cuyo capital aparentemente participaban ex funcionarios de YPFB. Otro escándalo.

Como consecuencia, el gobierno ha decidido “suspender” las perforaciones que, en rigor, aún no habían empezado.

Un nuevo disparate, plagado de irregularidades que apuntaba a engrosar los bolsillos de unos pocos “bolivarianos”, en perjuicio de todos los bolivianos. Este es “modelo” bolivariano que nos muestra la realidad. Por esto no es impensable que muy pronto la gente reaccione contra esta interminable cadena de escándalos.

La extraña “súplica” de Cesare Battisti (El “Caso Battisti” IV)

Desde estas mismas columnas nos hemos ocupado, con reiteración, del “caso Battisti”, vinculado con la sonada reciente denegatoria por parte del Brasil de un pedido de extradición del gobierno de Italia.

Cesare Battisti es un prófugo de la justicia italiana condenado judicialmente por una serie de asesinatos cometidos durante la década de los 70, cuando Battisti militaba en el terrorismo marxista que en su momento asolara a Italia.

Battisti es, además de un delincuente prófugo, un experto en fugas. En efecto, se escapó de la cárcel en Italia y luego violó la vigilancia de la policía y de la justicia de Francia, país en el que se había refugiado y que estaba pronto a extraditarlo.

Procedente de Francia ingresó con documentación falsa al Brasil, donde fue apresado por INTERPOL, en las playas de Copacabana, en las que gozaba del sol carioca.

Inesperadamente el Ministro de Justicia brasileño, un ex dirigente del Partido Comunista, decidió -mediante una resolución- no acceder al pedido italiano de extradición, confiriendo insólitamente a Battisti el carácter de “refugiado político”.

Italia hoy actúa ante la Corte Suprema de Brasil para, pese a lo sucedido, tratar de obtener la extradición de Battisti. Con muy bajas posibilidades de éxito, en mi visión de las cosas, sin embargo.

Mientras Battisti espera, detenido aún en las cercanías de Brasilia, el veredicto final de la justicia brasileña, acaba de hacer conocer una curiosa “carta abierta” a sus conciudadanos italianos, escrita de puño y letra, en las hojas del cuaderno que lo acompaña en el calabozo, para generar piedad.

La misiva es realmente extraordinaria. Por ello merece algunos comentarios. Lleva por título “¿Perché io?”. Como si no supiera que fue responsable de asesinar a civiles inocentes cuyos familiares aún no han logrado recuperarse de la tragedia en que los sumergiera, de por vida, el brazo y el cerebro de Battisti.

Según el prófugo, él es víctima de una “persecución”, fuera de tiempo, sostiene. “Vivimos” dice, “en una era de democracia, ¿será que no ha llegado aún la hora que Italia recuerde su espíritu cristiano? El perdón es un acto de nobleza”. “Estoy desarmado ante la hostilidad y el odio rencoroso que manifiestan mis adversarios”.

Parece mentira, un terrorista condenado por sus crímenes, sin mostrar arrepentimiento alguno, acusa a las víctimas de sus actos terroristas de hostilidad y rencor. E invoca en su protección la misma democracia que se empeñó en destruir por la fuerza! Ni una mención a la justicia, ninguna referencia a la reparación. Solo piensa en él. En cómo mantener la impunidad de la que por años ha gozado, violando la ley, con la protección conciente de sus “compañeros de ruta”.

Jamás pensó en los demás. Jamás asumió la responsabilidad por sus actos. Solo priorizó sus propios intereses. Ni un minuto de tiempo para reflexionar sobre los demás.

Battisti sigue creyendo que él tenía “derecho” a asesinar a civiles inocentes. De lo que deduce que también hoy tiene derecho a la impunidad, proclamándose inocente, cuando está claro que no lo es. Y cuando hay sobre esto cosa juzgada.

En la periodística misiva, del ruego sensibilero pasa, no obstante, rápidamente al ataque y a la injuria, definiendo a Italia como un país “gobernado por la Mafia”.

Asignándose una importancia de la que carece, agrega que Italia seguramente “teme” su actividad como escritor y periodista. Naturalmente no es así. Italia busca hacer justicia y Battisti escapar de ella y reírse de los demás. Así de claro.

Queda visto que quienes desde el terrorismo no vacilaron, a lo largo de la década de los 70, en atentar contra civiles inocentes, llegando hasta el asesinato, siguen pretendiendo para ellos mismos impunidad.

Quizás en el caso de Battisti el poco simpático personaje “confundido” por lo que ve a su alrededor. Esto es toda una serie de sociedades que han reaccionado correctamente contra el terrorismo de estado, pero que vergonzosamente han omitido reaccionar del mismo modo cuando de sancionar los crímenes de guerra, esto es los delitos de lesa humanidad cometidos en los conflictos armados internos por muy distintos grupos de insurgentes.

Aunque sinceramente creo que no va a ocurrir, todavía hay algún margen para que personas como Battisti no queden protegidos por repulsivos rincones de impunidad y enfrenten la gravísima responsabilidad que le corresponde. De una buena vez.

No será fácil, porque en nuestra región personas como Battisti hoy ocupan cargos públicos, o son legisladores nacionales o provinciales, y lejos de asumir el lugar que les corresponde se han encaramado en un pedestal de “héroes” construido meticulosamente por ellos mismos. © www.economiaparatodos.com.ar

Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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