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lunes 18 de octubre de 2004

No entiendo

Algunas reflexiones a partir del reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia que estableció que las personas que se exiliaron fuera del país durante la dictadura militar por motivos políticos tienen derecho a ser indemnizadas por el Estado y que beneficia, entre otros, a la madre del terrorista montonero Fernando Vaca Narvaja.

Francamente no entiendo. La Corte Suprema de Justicia acaba de decidir que la madre del terrorista montonero Fernando Vaca Narvaja tiene que ser indemnizada porque a partir de 1976 tuvo que exiliarse en México ya que su vida corría peligro. La pregunta a los miembros de la Corte es: dado que el Estado no tiene recursos propios, ¿por qué me transfieren a mi, contribuyente, el costo de la indemnización? Es más: ¿a mí quien me indemniza por haber tenido que vivir en un país sumergido en la violencia terrorista?

Pero este no es el problema principal y, una vez más, voy a ser políticamente incorrecto. La Corte falló a favor de la señora Susana Yofre de Vaca Narvaja porque tuvo que exiliarse ante el peligro de ser matada. Ahora bien, a la señora, una persona mayor, la escuché en un reportaje que le hizo Marcelo Longobardi por Radio 10 el viernes pasado. En una parte del reportaje, la señora Susana dijo que su hijo había optado por otro camino. Cuando Longobardi le preguntó cuál era ese otro camino, contestó que era el de las armas “para combatir a esos milicos que estaban matando gente”. No dijo: “mi hijo también fue responsable del baño de sangre que vivió el país en esos años”. Es más, según dijo la señora Susana, su marido desapareció en 1975, durante el gobierno de Perón. Es importante resaltar esta parte de la historia porque, una vez más, se demuestra que el terrorismo de Estado comenzó antes del 24 de marzo del ’76. Sin embargo, hasta donde yo sé, ninguno de los miembros de aquel gobierno que hoy están vivos tiene causas pendientes por violación a los derechos humanos. Es más, alguno de quienes soltaron a los terroristas que habían sido juzgados y encarcelados y que una vez, libres volvieron a matar gente y poner bombas, creo que ha sido premiado con algún puesto público.

Quiero recordar también, para los más jóvenes que no vivieron esos años, que en 1976 todavía existía la “Cortina de Hierro” y los terroristas eran financiados y entrenados por el gobierno de Fidel Castro y la dictadura comunista de la ex Unión Soviética. Y eran financiados y entrenados para tomar por la fuerza el gobierno y establecer una dictadura comunista. Fueron los años en que los soviets querían establecer dictaduras comunistas en Latinoamérica. Brasil, Chile, Uruguay, Perú y Argentina tuvieron que soportar la violencia que exportaban los jerarcas comunistas.

Pero otro punto a recordar es que Montoneros siguió con sus acciones terroristas durante el gobierno de Perón. En otras palabras, en ese momento los militares no estaban en el poder. Por lo tanto, el hijo de Susana y el grupo terrorista que integraba atacaban a un gobierno elegido por el voto. De manera que me permito formular una pequeña corrección, con todo el respeto que me merece una persona mayor. El hijo de Susana no tomó el camino de las armas para sacar a los milicos. Tomó el camino de las armas para derrocar a un gobierno elegido por el voto. Y también es cierto que ese gobierno elegido por el voto tenía a un señor llamado José López Rega que desde el ministerio de Bienestar Social manejaba grupos parapoliciales para combatir a los terroristas. Esta aclaración no es caprichosa porque en la Argentina actual pareciera ser que el baño de sangre empezó el 24 de marzo de 1976 cuando un grupo de militares se levantó de malhumor y empezó a matar gente. La historia es muy distinta.

Teniendo en cuenta que los grupos terroristas querían tomar el poder por la fuerza al estilo Fidel Castro para establecer una dictadura comunista, la realidad es que así como la señora Susana tuvo que bancarse el exilio en México, lo cual es lamentable, el resto de los argentinos tuvimos que bancarnos durante años las bombas, los asesinatos y la guerra civil que desataron los que hoy pretenden aparecer como las víctimas heroicas de los ’70.

Sería bueno saber si la persona hoy beneficiada con la indemnización por tener que exiliarse en México (¿por qué no habrá elegido el paraíso comunista de Fidel por el cual peleaba su hijo?) le inculcó a sus hijos el respeto a la vida y a la libertad que todo ser humano tiene que tener por los otros. Sería bueno saber esto porque, por ejemplo, la señora Hebe de Bonafini se siente orgullosa de que sus hijos hayan puesto bombas, asesinado y cometido todo tipo de atropellos contra la libertad de las personas para establecer una dictadura. El tema no es menor, porque alguien que les inculca a sus hijos el odio y la violencia, más que ser indemnizada por los ciudadanos que pagan impuestos debería hacerse responsable de los actos de sus hijos.

Personalmente, si yo tuviera un hijo que utilizó la violencia y cometió todo tipo de actos terroristas con el objetivo de cercenar la libertad de sus conciudadanos, más que pedir una indemnización por tener que irme del país, le pediría perdón al pueblo argentino por el baño de sangre que mi hijo llevó adelante durante los años de plomo, aunque mi exilio sea injusto. Sentiría vergüenza de los actos de mi hijo y, luego de pedir perdón al pueblo por la violencia que ejercieron los grupos terroristas, me llamaría a un recatado silencio. Sólo por respeto y para no ofender la inteligencia de quienes vivimos esos tristes años y conocemos la historia completa de cómo ocurrieron verdaderamente los hechos, no me animaría a aparecer como víctima de nada.

Pero claro, estamos en épocas de revancha, y en épocas de revancha impera la venganza. No la justicia. © www.economiaparatodos.com.ar




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