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jueves 21 de junio de 2018

Para quien quiere entender el presupuesto nacional

Para quien quiere entender el presupuesto nacional

Queda claro que los impuestos reducen la capacidad de cada humano de satisfacer sus necesidades particulares

Imaginemos a un grupo de antepasados que, después de mucho pensarlo, han decidido vivir juntos en un territorio porque han descubierto que cultivar la tierra es mejor que cazar y recolectar.

 

Así que ya tenemos una comunidad de humanos que han decidido, de alguna manera, cuales son las necesidades que desean satisfacer de forma comunitaria. A modo de ejemplo, algunas de estas necesidades podrían ser: la salud del grupo, su instrucción, el suministro de agua y la defensa de la comunidad…….y todas las que se hayan acordado, sin ninguna limitación conceptual.

 

No me caben dudas que, una vez que se ha terminado la lista, la primera preocupación de la comunidad fue: ¿quien se hace cargo de organizar, operar y administrar todo esto? Y, en el medio de la discusión subsiguiente, enseguida aparecerá la necesidad de decidir quien controlará que lo que hagan los designados sea exactamente lo que la comunidad les ha encomendado. Esto es ni mas ni menos que el origen remoto de los tres poderes que deben existir en cualquier comunidad humana: el poder legislativo, que decide que hacer; el poder ejecutivo, que hace lo decidido; y el poder judicial, que controla que se haga bien lo decidido.

 

La segunda preocupación seguramente fue: ¿y que hace falta para hacer todo lo que hemos decidido hacer en conjunto? En tiempos remotos, la respuesta implicaba que cada uno de los miembros de la comunidad se hiciera cargo de alguna tarea, de forma fija o de forma rotativa: ir a buscar el agua, cuidar el fuego, montar guardia, enseñarle a los cachorros como caminar, comer, cuidarse. Un poco mas cerca en el tiempo, comenzaron a aparecer las compensaciones: a mi no me da para ir a buscar el agua, pero puedo curtir para todos las pieles que traen los cazadores; no sirvo ya para montar guardia, pero puedo hacerme cargo de todos los cachorros 24 x 7.

 

A medida que se complejizaban las colectividades y crecía la cantidad de cosas que convenía hacer de forma comunitaria, valorizar ese colectivo se hizo cada vez mas complejo, hasta que a alguien se le ocurrió inventar el dinero (tema de la siguiente nota). De ese modo, a cada tarea se le asignaba un valor monetario y al final se podía sumar todo para saber cuantas unidades de dinero hacían falta para esos fines. Esto es, ni mas ni menos, lo que hoy denominamos “Presupuesto de Gastos”. Hoy, como entonces, en este concepto se incluyen cosas que se consumen inmediatamente (el costo del agua, por ejemplo) y otras que duran mas tiempo (el costo del acueducto que dura hasta hoy). Hoy llamamos a las primeras, gastos corrientes y a las segundas, inversiones o gastos no corrientes. El conjunto de gastos así presupuestados se denominan, una vez efectuados, Gasto Público.

 

Resuelto el problema de valorizar la solución de necesidades colectivas, quedaba el problema de ver cuanto debía poner cada integrante de la comunidad para que ese objetivo pudiera alcanzarse. Mientras eramos poquitos y todos mas o menos aptos, el problema se resolvía de manera simple: todos hacían de todo de forma rotativa. A medida que las comunidades crecieron, esto fue cada vez mas difícil porque había ancianos, enfermos, débiles, vivos, muchos cachorros……..y comenzaron a generarse diferencias operativas entre mamíferos macho y mamíferos hembras………que cuando acababan de parir debían dedicarse a los cachorros, por ejemplo. ¿Que hacer con los cazadores y guerreros heridos o muertos? ¿Quien se hacía cargo de sus cachorros y de sus ancianos? La solución nuevamente vino con el dinero, que no solo servía para valorizar el que hacer común, si no que permitía valorizar el trabajo de cada integrante de la comunidad. Rápidamente, la mente del humano generó el concepto de impuesto, entendido como el aporte que cada integrante de la comunidad se obligaba, voluntariamente o no, a realizar para que se pudieran satisfacer las necesidades comunes. La suma de todos los aportes que deben realizar los integrantes de la comunidad es lo que hoy se denomina “Presupuesto de Recursos”. Una vez que se han recaudado, estos recursos se suelen denominar Ingresos Públicos o Ingresos Fiscales. Una parte importante de estos recursos los aportan los individuos de forma obligatoria: se llaman Impuestos.

 

Estos dos presupuestos juntos (de Gastos y de Recursos) son los que hoy denominamos Presupuesto Nacional. Si los recursos son iguales a los gastos, los humanos seremos felices porque sabremos que contamos con lo necesario para satisfacer todas nuestras necesidades. Los economistas llamamos a esto Presupuesto equilibrado.

 

Si los recursos superan a los gastos, también estaremos felices, por tres motivos: o podremos disminuir los aportes y eso nos permitirá contar con mas recursos para satisfacer nuestras necesidades personales; o contaremos con recursos para cuando, en el futuro, los necesitemos; o podremos aumentar las cosas que resolvemos en común. En estos casos, los economistas decimos que tenemos Superávit Fiscal

 

Pero, si los gasto superan los recursos, entonces los humanos nos dejamos asaltar por el miedo………..no podremos satisfacer alguna necesidad…….o común o individual…………y eso nos sacará del estado de felicidad. Que problema! Los economistas lo denominamos Déficit Fiscal.

 

Cuando las comunidades de humanos eran chicas, el problema se podía resolver con simpleza: no hacemos esto ahora, lo haremos después o..dale, un poquito mas de esfuerzo y lo logramos. Cuando hubo necesidad de “inventar” el dinero para manejar estas cuestiones, el invento solucionó muchas cosas pero creó algunos problemas nuevos. Entre ellos, que se podía trabajar Gastos y Recursos de forma separada y eso provocaba que de repente, cuando se juntaban y ambos estaban en ejecución…..¡no daban igual……gastos superaba a recursos! Y en esas condiciones, comenzó a aparecer la gran dificultad que significa parar gastos en ejecución. Piensen, por ejemplo, que difícil se hace cuando llega la cuenta de la tarjeta de crédito ¡pero no llega el aumento de sueldo esperado!!

 

Ahora que tenemos claros los conceptos básicos de Presupuesto Nacional, de Gasto Público de Déficit Fiscal, de Ingresos Públicos y de Impuestos, podemos hacer algunas reflexiones.

 

En primer lugar, queda claro que los impuestos reducen la capacidad de cada humano de satisfacer sus necesidades particulares. Este sacrificio reduce su felicidad. Para que exista una compensación, la satisfacción de las necesidades comunes para las que se aportan los impuestos debe producir una felicidad equivalente a la que se pierde pagando impuestos. Esta felicidad, sin embargo, no depende solo del “cuanto” si no también del “como”: si consideramos que la educación es una necesidad a ser satisfecha en común, para compensar la felicidad que perdemos para satisfacerla no alcanza con que todos los cachorros vayan a la escuela: también es necesario que salgan de ahí educados como lo esperábamos. Traducido a idioma de economista, no necesariamente un presupuesto equilibrado es sinónimo de una sociedad feliz.

 

En segundo lugar, podría darse el caso que todo lo que se hace comunitariamente sea financiado al 100% y de resultados de muy buena calidad……….pero es posible que sea tanto que los recursos que me quedan no me permitan satisfacer todas mis necesidades privadas. Mi balance de felicidad será sin dudas negativo. Esto hace que los economistas digamos que el nivel del Gasto Público importa y mucho, independientemente de la existencia o no de Déficit Fiscal.

 

Imaginemos por un momento que un humano, hace ya muchos años, se da cuenta que si guarda la popó de sus perros, de sus caballos y de sus vacas y se la agrega a la tierra donde cultiva las manzanas que piensa consumir pero que podría también cambiar por zanahorias si tuviera de más, en la siguiente cosecha obtiene el doble de manzanas que sin agregar popó. Sin otro esfuerzo adicional que el de juntar y trasladar popó de animales podrá consumir manzanas Y zanahorias. Seguramente, en previsión de poder repetir esa “magia” al año siguiente, comenzará a pedir zanahorias a cuenta de manzanas: se acaba de inventar el concepto de financiamiento del déficit a través del endeudamiento. Esto nos enseña que no necesariamente una situación de déficit debe disminuir siempre nuestra felicidad.

 

También nos enseña que no es lo mismo hablar de reducir el déficit que hablar de reducir el gasto, así como no necesariamente una disminución de los impuestos conduce inexorablemente a situaciones de mayor felicidad.

 

Lo que si está claro es que para que la felicidad de cada uno de los humanos que conforman una colectividad sea lo más grande posible, es necesario que las necesidades a ser satisfechas colectivamente deben ser consensuadas, no impuestas por alguien; es necesario que todos asignen a lo que podemos denominar “bien común” un valor similar para alcanzar la felicidad individual; que quienes deben administrar las cosas comunes lo hagan sabiendo que su trabajo debe generar felicidad; si no, por más que haya equilibrio, la felicidad de cada individuo será menor a la que esperaba. También debe recordarse siempre que cuanto más eficiente sea la satisfacción de las necesidades comunes, tanto más bajos serán los aportes de los individuos, que podrán por tanto satisfacer mayor numero de necesidades individuales y así ser más felices.

 

Estos son los motivos por los cuales deberíamos prestarle mucha mas atención al Presupuesto Nacional, que es la segunda ley mas importante después de la Constitución Nacional.