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domingo 18 de mayo de 2014

Política y economía sin estética

Política y economía sin estética

Nuestra economía hoy día sigue siendo grosera o antiestética

Como es sabido la estética tiene que ver con la belleza y el arte con la percepción de lo bello.

Lo estético nos causa placer, sea que escuchemos un buen tema musical, veamos un cuadro, una escultura o contemplemos un paisaje, por dar algunos ejemplos.

El arte tiene una acepción de la RAE que  nos dice que es un “Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo”

Si admitiéramos que la política y la economía son ciencias, quienes la ejercen prácticamente deberían tener como finalidad “hacer bien las cosas”, sería la dimensión artística de la política y de la economía.

Desde ya creo que esto es aplicable a todas las ciencias, pero estamos hablando de política y economía.

Sin embargo nuestra realidad carece de estética con lo cual las acciones humanas se devalúan, porque eso significa que no tenemos o no valoramos los resultados de lo que hacemos.

Veamos diferentes hechos.

La suciedad de Buenos Aires.

La ciudad de Buenos Aires tiene un nivel de suciedad inadmisible y ello es consecuencia de dos acciones o si se quiere inacciones; un gobierno que no ha podido demostrar, una de las que deberían ser sus idoneidades básicas, que puede mantener la ciudad limpia y de la gente, mejor dicho nosotros, que poco hacemos para mantener la limpieza de los lugares públicos.

Son dos acciones o inacciones que demuestran que carecemos de una mínima dimensión estética, poco nos importa “hacer bien algo” o el respeto a lo público.

La mala educación de los funcionarios K.

El ministro de economía y el vicepresidente de la República carecen totalmente de sentido estético.

El Dr. Kiciloff, no me animo a llamarlo “SEÑOR”, agravió pública, cobarde y obscenamente a una periodista llamándola “Antiargentina” en otras oportunidades usó la palabra “papagayos” para referirse a colegas de su oficio y el agravio siempre lo tienen a “flor de labios” y ahora parecería que su interés es trasladar a futuros gobiernos el pago de sus abusos o negligencias como fue el “acaparamiento” de YPF hace dos años, como fue su gestión en Aerolíneas Argentinas o con el “club de Paris” o la deuda interna que quedará en el Anses, en el banco central, o la inflación ya  convertida en “estanflación”.

El Ministro, no puedo llamarlo “Señor” carece de estética, es más bien lo opuesto, su sola presencia causa desagrado, como todo sofista es pequeño y no me refiero a su estatura, me refiero a la insignificancia de su soberbia.

Otro ejemplo es el Vicepresidente que paradójicamente se llama “AMADO” Boudou, un ser que no solo es ocultado por el gobierno enviándolo al exterior para que nos represente en insustanciales misiones que pagamos “…todas y todos…” sino que está siendo procesado por una suerte de “expoliación” aunque la figura penal sería otra. No se sabe si realmente está procesado por él o por haber actuado como eventual representante, pero lo cierto que si tuviera un mínimo sentido de la estética debería pedir licencia.

Ello no afectaría su presunción de inocencia la que por otra parte como abogado que soy, no puedo poner en duda, pero le haría bien a la República y al propio Amado Boudou.

Mauricio Macri.

Lo que dije sobre Amado Boudou, vale también para Mauricio Macri, si realmente pretende una república de mas calidad, debió haber pedido licencia cuando fue procesado por el tema de la escuchas, en vez de descalificar a los jueces que así lo dispusieron.

Y acá señalo una contradicción si descalificó al Juez y se pidió su juicio político porque no procede igual con la propia Kristina o algunos de sus ministros que incluso  le perjudicaron o afectaron su gobierno en la ciudad de Buenos Aires, demorando sin causa la prolongación de la autopista Illia o la obtención de créditos para obras públicas de la ciudad.

Macri tampoco tiene sentido de la estética política, quizás debió haber estudiado algunas materias de arquitectura…

 

Estética y economía.

Edgard Morín decía “…la economía, por ejemplo, que es la ciencia social matemáticamente más avanzada, es la ciencia social y humanamente más atrasada…”, comparto tal afirmación y creo que ello tiene que ver con la dimensión estética de la economía.

Las variables económicas deben armonizarse, cosa que no ocurre cuando una variable se la pretende usar como control de otras, por ejemplo el dólar durante mucho tiempo se utilizó para “controlar” la inflación” o mantener un determinado nivel salarial.

Experiencia repetida que nunca tuvo éxito.

Las variables deben mantener una relación si se emite dinero sin relación a la demanda de dinero que reclama el sistema económico, se produce algo obvio que es estético, al haber más dinero que el necesario, diríamos sobreoferta, pierde su valor, diría pierde su atractivo, deja de ser “bello”.

La emisión con el único objetivo de financiar los gastos del gobierno, cualquiera sea su signo, es un hecho antiestético, en otras palabras no se está haciendo un bien.

Si observamos los niveles de inflación que han deteriorado el valor real de nuestra moneda a lo largo del tiempo y me refiero al lapso comprendido entre el famoso “peso ley 18188” a la fecha veremos el modo grosero o antiestético de gobernar que hemos padecido “…todas y todos…”, cómo lo decía Orlando Ferreres días pasados en “La Nación”  “…los políticos argentinos quienes, con pocas excepciones, incurrieron en sus gestiones en un enorme gasto público, seguramente para aumentar la caja que manejaban en el Estado, y al final como no les alcanzaba la recaudación de impuestos y no conseguían colocar más deuda pública para pagar dichos gastos, emitían enormes cantidades de dinero espurio y de esta forma lograban cobrarle el impuesto inflacionario al pueblo de forma tal que le transferían al Estado ese poder de compra que le quitaban a la gente.”

Nuestra economía hoy día sigue siendo grosera o antiestética, los salarios se incrementan sobre una base, que fue un techo con goteras, del 25/28%; se celebra la inflación oficial del mes de abril haya sido del 1,8%, la que proyectada nos lleva al 25% anual, cuando en Latinoamérica un 6% provoca alarma; en el servicio ferroviario el incremento fue del 100%, la nafta aumentó en lo que va del año más de un 30%, la moneda se devaluó en un 20% y ahora parecería que se retomará una y tasa de devaluación permanente; los billetes aéreos se incrementaron 12%; mediante la quita o baja de subsidios a  las tarifas del gas y la electricidad, se incrementa los impuestos que integran la tarifa, en el caso de la luz en la capital la incidencia fiscal es del 27% y en la Provincia de Buenos aires del 44%; los automóviles tuvieron tal nivel de incremento en sus precios consecuencia de incidencias fiscales que han significado  una caída en las ventas del 54%, más de lo que se ha dejado de exportar.

Hablar de estas magnitudes de variaciones de las variables nos pone de manifiesto la falta de estética de nuestro sistema económico, consecuencia de su vocación populista que nos ha llevado a la actual recesión, reconocida oficialmente y a un estado virtual de “estanflación”.

Ninguna economía salvo la Venezolana o quizás algún país africano, tienen estos movimientos pornográficos de sus variables y la pornografía es un vicio.

Kristina tu modelo es “pornoeconómico” y solo puede ser atractivo para quienes lo pueden consumir…