Populismo asesino
Este populismo ya no es no es solo de una ineficiencia económica inusitada, ahora estamos en presencia de un populismo asesino.
Cristina Fernández de Kirchner suele florearse en sus discursos en cadena anunciando nuevos planes “sociales”, la construcción de viviendas, plan conectividad, milanesas para todos, merluza para todos, obras de infraestructura, televisión estatal satelital y demás “logros” del gobierno nacional. Basta con ver algún partido de Fútbol para Todos para soportar un tsunami de propaganda oficialista de obras públicas en todo en el país y de los “beneficios” que supuestamente nos da el gobierno nacional.
Sabemos que el federalismo fiscal ha desaparecido de la Argentina. Municipios y gobiernos provinciales tienen que mendigar recursos a un gobierno central que reparte de acuerdo a sus conveniencias políticas. Usan la caja como el apriete para disciplinar a gobernadores e intendentes, todos tienen que disciplinarse al modelo, para utilizar las palabras de Diana Conti.
Mientras tanto, quienes trabajamos y aportamos impuestos nos vemos sometidos a una verdadera expoliación impositiva, tanto a nivel nacional, provincial como municipal.
Tomando los datos de la recaudación nacional, que luego coparticipa en un 25% a las provincias, podemos ver que en 2003 se recaudaron $ 72.275 millones y en 2013 los ingresos impositivos habían subido a $ 679.799 millones. Es decir, le entregamos al Estado Nacional casi 10 veces más, parte de nuestros ingresos en forma de impuestos, sin considerar el impuesto inflacionario. Como si esto fuera poco, el gobierno nacional estableció un cepo cambiario para poder cobrar más impuesto inflacionario.
Ante semejante saqueo impositivo al que estamos siendo sometidos los argentinos, podemos preguntar: ¿qué es más importante, financiar Fútbol para Todos u obras de infraestructura que eviten la desgracia del fin de semana? ¿Qué es más importante, financiar la televisión satelital estatal o el buen funcionamiento de los trenes para que no se produzcan tragedias como la de Once?, y el listado sigue.
Sin duda aquí se ha privilegiado el populismo barato de corto plazo para construir poder político en vez de mantener y mejorar la infraestructura del país en rutas, evitar inundaciones, tragedias de trenes y descalabro energético.
La triste realidad es que el gobierno nacional ha optado por saquearnos impositivamente para hacer pan y circo, a costa no ya de la eficiencia económica, sino a costa de la misma vida de la gente.
Tragedias como la de Once o los muertos que hubo el fin de semana, no deberían haber ocurrido o tendrían que haberse reducido a un mínimo, si en vez de destinar los recursos al populismo de cargos públicos, falsos planes sociales, el circo del fútbol y otros delirios populistas, si hubieran dedicado a la infraestructura del país.
Gobernadores e intendentes tendrán sus responsabilidades en la administración de sus respectivas jurisdicciones, pero lo que sí queda en claro es que el populismo instaurado por el gobierno nacional ha privilegiado el beneficio político de corto plazo por sobre la vida de la gente. Por eso, podemos afirmar que este populismo ya no es no es solo de una ineficiencia económica inusitada, ahora estamos en presencia de un populismo asesino.