Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

lunes 21 de julio de 2008

Próximos pasos

Para vislumbrar lo que viene hay que entender la lógica del matrimonio Kirchner.

La mayoría de los análisis que he leído sobre la derrota del kirchnerismo en el Senado tienen un párrafo que apunta a sugerir que esta crisis es una oportunidad para que Cristina Fernández cambie su forma de gobernar. Dicho de otra manera, CKF tendría la oportunidad de relanzar su gobierno mandando a su marido al café literario que había prometido frecuentar una vez que dejara la presidencia y sacándose de encima a personajes como Moreno, que es una verdadera máquina de destruir la economía y espantar las inversiones.

Entiendo la buena intención de estas sugerencias, pero, seamos sinceros, las pocas palabras que CKF dijo en el Chaco refiriéndose a lo ocurrido en el Senado lejos están de reconocer la realidad. Hablar de traición refleja, por sí mismo, el maniqueísmo con que se manejan los Kirchner. Todo el que no piensa como ellos es el enemigo. Es más, hasta llegó a afirmar, en base a los números truchos del INDEC, que a pesar de la larga crisis con el campo, la economía había crecido al 8% anual en los primeros seis meses de este año y que había cada vez más inversiones en Argentina, mostrando una desconexión con la realidad que superan el análisis económico y político.

Desde mi punto de vista, para imaginar lo que puede venir luego de esta derrota, no hay que analizarlo con la lógica del común de los mortales sino con la lógica de los Kirchner. En 5 años de gobierno no solo han dado acabadas muestras de despreciar las instituciones y hacer de la confrontación una forma de gobierno, sino que, además, desconocen el funcionamiento de la economía y su relación con la calidad institucional.

Por otro lado, no comparto el argumento de que Néstor fue quien, en seis meses, le arruinó la imagen a su esposa. Es cierto que contribuyó enormemente en este sentido, pero quien habló de los piquetes de la abundancia, la que dijo que las que habían salido a golpear cacerolas eran las mujeres paquetas, la que insistió con la avaricia de los productores de no querer compartir su riqueza con los más pobres fue ella. En todo caso, Néstor estuvo más desaforado en sus denuncias de golpe, grupos de tareas y desestabilización. Sin embargo, no se puede dejar de lado la responsabilidad que le cabe a la presidenta de haber instalado nuevamente la división de clases entre ricos y pobres, oligarcas y pueblo, y demás estupideces de los 70.

¿Acaso CKF salió a descalificar el comportamiento de D’Elía el día que éste fue a la Plaza de Mayo a repartir trompadas? ¿Descalificó los dichos de Hebe de Bonafini cuando dijo que había que moler a palos a los productores? No lo hizo y, encima, los subió al palco de honor en cada uno de los tantos actos de utilería que le armaron para que la aplaudieran.

Aun haciendo el enorme esfuerzo de suponer que CKF está dispuesta a relanzar su gobierno, lo que hay que precisar es, ¿qué se entiende con relanzarlo? Si se trata de terminar con la confrontación permanente, bienvenido sea el relanzamiento. Ello es condición necesaria, mas no suficiente para relanzar el gobierno y tener éxito en la empresa.

Es que, además de terminar con la práctica de descalificar a los que no piensan igual, también tiene que adoptar políticas públicas de largo plazo que signifiquen reconocer que el que invierte y gana gracias al favor de los consumidores es un ser útil a la sociedad que permite bajar la pobreza y crear puestos de trabajo. Es más útil el que a su propio riesgo invierte para obtener utilidades que el Ministerio de la Felicidad que reparte la plata ajena estimulando la cultura de la dádiva, el clientelismo político y la corrupción.

Aquí no se trata, solamente, de despedir a Moreno, máximo exponente del primitivismo económico. Se trata de entender de una forma diferente la manera en que se desarrollan los países. Esto es, tener un gobierno limitado que respete los derechos de propiedad. Un país que vea al mundo como una gran oportunidad para vender sus productos. Un país con un sistema tributario que respete el federalismo fiscal y deje de expoliar a los contribuyentes. Un país con un gasto público menor y más eficiente. Un país en el cual se lleven a cabo las reformas estructurales para dejar de recurrir al eufemismo del tipo de cambio competitivo que lo único que consigue es esconder por un tiempo las ineficiencias de la economía argentina.

Desde mi punto de vista, relanzar el gobierno no se limita a terminar con las agresiones desde el atril y la tribuna. Significa tener una visión diferente sobre cómo debe funcionar una sociedad para ser exitosa. Esto es, que nadie pretenda vivir a costa del trabajo ajeno recurriendo al Estado para que le “robe” el fruto de su trabajo a quienes todos los días se esfuerzan por superarse. Implica aceptar que los burócratas no tienen la inspiración divina para saber qué hay que producir, a qué precios hay que vender los productos y qué calidad tiene que tener. Significa entender que un peso en manos del Estado no está mejor asignado que un peso en manos del sector privado. Y quiere decir que el llamado capitalismo de amigos, que en realidad no tiene nada que ver con el capitalismo y mucho con la latrocinio, crea un contexto de corrupción y pobreza que deteriora la calidad institucional del país. En definitiva, relanzar el gobierno implicaría que CKF, al contrario de lo que dice Néstor, deje sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada y advierta que el camino del crecimiento no es el Estado intervencionista, estatista y expoliador, sino la capacidad de innovación y el trabajo en libertad de los habitantes.

Tal vez CKF pueda llegar a tomar debida nota que su marido quiso controlar el poder ganando la calle de la mano de D´Elía y terminó perdiéndola en grandes cacerolazos y concentraciones en contra de una forma de gobernar.

Posiblemente CKF entienda que los discursos prepotentes le generan mayores hemorragias de popularidad.

Todo esto lo puede entender, aunque cambiar la personalidad resulta muy complicado, sobre todo cuando se vive en una burbuja. Démosle el beneficio de la duda y supongamos que cambia su personalidad. El paso siguiente consiste en cambiar su ideología populista por el principio de la generación de riqueza basada en el trabajo libre y el respeto por el derecho de propiedad.

La buena noticia es que, si bien los Kirchner tal vez no se hayan dado cuenta, la gente se saturó de tanta agresión y patoterismo. Por lo tanto, lo que cabe esperar en el futuro es que la existencia de políticos y gobernantes tolerantes y más respetuosos de las instituciones. De alguna manera Cobos entendió que si seguían tirando de la cuerda de la confrontación el país terminaba en un conflicto social de proporciones insospechadas. Aún no compartiendo sus ideas económicas, debo reconocer la valentía del vicepresidente de plantarse y decir hasta acá llegó la incitación a la violencia.

La otra buena noticia es que el kichnerismo quedó políticamente destrozado y no parece tan fácil que pueda recuperar el poder político del que abusó todos estos años.

Finalmente, en lo económico, si CFK no entendió lo que significa relanzar el gobierno, la realidad se encargará de hacérselo entender. Y no será, justamente, de una manera muy agradable, de la misma forma que se lo hizo entender a todos los anteriores presidentes que cometieron errores groseros en el manejo de la economía. Y no veo por qué CKF vaya a ser la excepción. © www.economiaparatodos.com.ar

\"\"
Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)