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viernes 28 de febrero de 2014

¿Pueden los amigos ser buenos socios en los negocios?

¿Pueden los amigos ser buenos socios en los negocios?

Se llevan muy bien, comparten salidas, confían en el otro, son los mejores amigos ¿Pero pueden llevar adelante un negocio juntos?

Para muchos la confianza de una amistad consolidada es exactamente lo que se necesita para comenzar un emprendimiento económico, pero no siempre la dinámica de la amistad se repite en una sociedad comercial.

¿Cuáles son entonces los potenciales obstáculos de comenzar un negocio con un amigo? ¿Los beneficios son superiores a los riesgos? ¿Cuál es el secreto del éxito en estas sociedades?

Para la modelo de trajes de baño Nell Robinson, de 27 años, y su amiga y seguidora de las modas Ann Marie Clarke, de 29, el mayor riesgo al lanzar la marca Bang Swimwear era perder la amistad.

«Nuestra preocupación principal era evitar que cualquier cosa negativa que ocurriera en la sociedad afectara nuestra condición de amigas», dice Clarke.

«Al comienzo andábamos «en puntas de pie» para no herir los sentimientos de la otra, pero ahora hemos aprendido a ser brutalmente honestas al hablar de negocios para crear la mejor posible línea de productos».

Ambas se conocieron en la escuela en Jamaica y se hicieron amigas en una fiesta cuando se rompió el taco del zapato de Ann Marie y Nell le ofreció un par de zapatos que le sobraba.

«Recuerdo cómo ese incidente consolidó nuestra amistad y todavía nos reímos de aquel día», dice Robinson.

Poco después ambas se mudaron a Londres y permanecieron amigas. Bang es aún una compañía joven pero su futuro es promisorio, con las ventas a buen ritmo y clientas que incluyen a la cantante Rihanna y a la modelo Cara Delevingne.

«Nosotros entendemos las fortalezas y las debilidades de la otra», concluye Clarke.

No es personal

Pero los borrosos límites pueden ser complicados para los amigos en los negocios.

Alexis Miesen, de 38 años, y Jennie Dundas, de 43, compartían casa y eran amigas antes de comenzar su compañía, Blue Marble Ice Cream, en 2007 en Brooklyn.

«A veces es difícil saber cuándo debes llevar el sombrero de amigo, cuándo el sombrero de socio, o cuándo -y cómo- llevar los dos sombreros», admite Miesen.

«Los límites, los roles y las expectativas pueden difuminarse».

«Jennie y yo tenemos dos estilos estéticos muy distintos, y cuando estamos en desacuerdo en algo vinculado con el diseño, es difícil evitar que la conversación profesional se convierta en una confrontación personal, porque esto involucra nuestros sentimientos», añade.

El hecho de ser amigas puede exacerbar las reacciones y las críticas o la falta de apoyo pueden volverse dolorosas. «Muy seguido, ese dolor se traduce en una determinación por estar en lo ‘correcto’ y la conversación se reduce a mostrar tu argumento y ganar la discusión».

Pero ambas han entendido esta situación y han tratado de superarla.

«Con el tiempo, creo que hemos aprendido a comunicarnos con respeto, de forma constructiva, y dando a las ideas y a los sentimientos del otro la importancia que merecen», dice Miesen.

«Eso no significa que siempre tengamos éxito, pero definitivamente tratamos», reconoce.

Abogado se busca

Sin duda el dúo está haciendo algo bien.

En 2012 la compañía se volvió la primera y única empresa certificada en la elaboración de helados en Nueva York, y establecieron su propia fábrica en Brooklyn.

¿Qué consejo le daría Miesen a aquellos que quieran emprender un camino similar?

«Necesitas comenzar esa aventura con una visión muy clara y unificada», responde y agrega:

«Y no importa cuánto te quieras con la otra persona, cuánto se respeten y confíen el uno en el otro, yo les diría a los amigos que contraten un abogado que establezca un acuerdo muy claro y amplio. Aunque piensen que todo va a ir bien, es una decisión inteligente tener los detalles de la sociedad redactados en papel».

Pero aunque haya buenos y malos momentos en el camino, Miesen piensa que compartir el negocio con una amiga tiene recompensas únicas.

«Hay mucho en una experiencia de esta naturaleza que te atrae, te desafía y te asusta. Tener alguien a tu lado en las malas y en las buenas es muy reconfortante y un alivio. Si te importa la persona que está a tu lado, es mucho más especial.

Opuestos

Amigas y socias desde hace mucho tiempo, el dúo de diseño de interiores Carden Cunietti opina que es importante valorar las diferencias.

«Toma mucha tiempo entender eso del yin y el yang, puede ser una verdadera lucha y alguna gente en el negocio no lo entiende», dice Eleanora Cunietti.

La amistad de Cunietti con Audry Carden fue el resultado de la lógica «los opuestos se atraen».

Ambas se encontraron en una fiesta a fines de los 80’s y aquel comienzo no fue el más promisorio.

«Yo pensé que Audrey era cursi y horrible y ella pensó que yo era una gritona», recuerda Cunietti mientras ríe.

A pesar de aquel primer encuentro, ambas se hicieron amigas y comenzaron juntas un negocio.

Aunque comparten una visión estética del diseño de interiores -un concepto glamoroso, ecléctico y colorido- ellas admiten que tienen personalidades y sensibilidades muy diferentes.

Pero de alguna forma la mezcla funciona: mientras Carden es buena comenzando proyectos y también en el trato con la gente, Cunietti es buena concluyendo proyectos con un ojo muy preciso para el detalle.

Hermandad

En toda sociedad es importante distribuir el trabajo equitativamente, más cuando se trata de amigos.

«Ambas somos trabajadores incansables y ninguna tiene hijos, eso ayuda a una buena división del trabajo», dice Cunietti.

¿Y la amistad? Después de un par de décadas parece seguir intacta.

Viven cerca la una de la otra, salen juntas, sus maridos son amigos e incluso las parejas comparten vacaciones.

«Por supuesto, aún tenemos peleas, ella me vuelve loca todo el tiempo y yo hago lo mismo por ella, pero en cierta forma lo superamos, como harían dos hermanas».

Fuente: www.bbc.co.uk