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lunes 26 de abril de 2010

¿Quién está viendo otro canal?

El “modelo” debe empezar por quitar de raíz los preocupantes ribetes totalitarios que no solo ahogan la economía, sino también la libertad.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner sostuvo que "las cosas están yendo bien y hay que seguir articulando el sector público y privado para seguir sosteniendo este nivel de inversión".

"Este es el compromiso, es una convicción del modelo de país que queremos", enfatizó la Presidenta.

Reafirmó que su gobierno apuesta a un "modelo diferente, alternativo" en el que se prioriza la "mirada y la proyección estratégica" para el país.

"Estamos aquí planteando un modelo diferente, alternativo, que es símbolo de la Argentina que queremos, una Argentina en paz, con mucho trabajo y con mirada y proyección estratégica", reflexionó Cristina.

La Presidenta exhortó también a "asegurar las condiciones" para que "le vaya muy bien" al país en los próximos cien años, al hablar en un acto en la localidad cordobesa de Porteña.

Fernández de Kirchner pidió a la clase política "dejar al costado las diferencias" por entender que Argentina está ante una "oportunidad histórica que no hay dejar de aprovechar".

"Esto exige una gran apertura; dejar al costado las diferencias que se saldan en las urnas; las peleas políticas o vanidades personales o intereses mezquinos no nos dejan ver las necesidades que tenemos", reflexionó la Presidenta.

Marcó además el "compromiso" del Gobierno "para sostener esta actividad" y, a modo de ejemplo, puntualizó los subsidios que recibirán 850 tambos del país para producir unos mil litros de leche.

La Presidenta aseguró que la industria láctea "es uno de los negocios estratégicos en el futuro" y dijo que se busca "recuperar un precio internacional que por la crisis internacional se había caído".

¡Cuántas cosas, señora de Kirchner, cuántas cosas…!

Intentemos poner aquí un poco de orden. Nadie duda de que la supuesta aspiración de todos es tener una Argentina “en paz” a la que le vaya bien “los próximos 100 años”. ¿Quién no firmaría algo semejante? ¿Pero es el gobierno presidido por Cristina Fernández un gobierno que trabaje por la paz?, ¿aboga el kirchnerismo por “dejar al costado las diferencias” para aprovechar una “oportunidad histórica”? Supongamos que sí. ¿Es Hebe de Bonafini una compañera de ruta adecuada para trasmitir ese objetivo?, ¿es Luis D’Elía la persona indicada para convocar a la paz, con su boca llena de odio?

¿Son los escraches, las marchas fascistas, los ataques a la prensa libre, las mejores herramientas para trasmitir la idea de una sociedad civilizada y en paz?, ¿es el espionaje, la invasión a la privacidad, la denuncia pública, el etiquetamiento del adversario, la mejor forma de convencer a los inversores de que aquí estamos en un país serio y respetuoso de los derechos?

El próximo jueves, las Madres de Plaza de Mayo harán un juicio “ético y político” a algunos periodistas. La información dice que Nestor Kirchner personalmente supervisó y aprobó cada uno de los nombres. Ni los muertos se salvarán: allí aparecerá también Bernardo Neustadt. ¿Quién invistió a esta agrupación de poder juurisdccional?, ¿de dónde las Madres de Plaza de Mayo pueden decidir por sí y ante sí la suerte “ética y política” de un conjunto de periodistas?, ¿Cuándo se enteró el pueblo argentino que las Madres de Plaza de Mayo eran los nuevos jueces de la República?. ¿qué poder constituyente les ha delegado semejantes funciones?, ¿siguen acaso las Madres, para elegir a sus “imputados”, el mismo criterio que las organizaciones paramilitares de los ’70 seguían para secuestrar, “enjuiciar” y ajusticiar a los suyos?, ¿será su “condena” paraceida a la que aquellas víctimas cumplían en las “carceles del pueblo”?, ¿habrá ahora además de las carceles de la democracia, “cárceles del pueblo”, como también juicios de la democracia y “juicios del pueblo”?

Hace algunos días, la Presidenta dijo que podía no tenerse mayoría en las Cámara pero podía tenerse mayoría en la “gente”. ¿Qué quiso decir?, ¿qué nuestro sistema no es más representativo?, ¿quién contará la gente en las calles?, ¿y quién la que se queda en sus casas?, ¿estará la Presidenta dispuesta a aceptar que son menos los de las “calles”? ¿Acaso el fascismo de masas ha reemplazado al artículo primero de la Constitución?

En otro de los párrafos dichos en La Porteña, provincia de Córdoba, la presidenta se refirió a la inversión. ¿Es el discurso anti-negocios el que convencerá a los empresarios para volcar aquí sus pesadas inversiones? La presidenta dice que hay que articular el sector público con el privado para sostener el nivel de inversión. El nivel de inversión es paupérrimo. Por eso no hay trabajo de buena calidad y bien remunerado; por eso hay inflación, por eso hay cada vez más villas miseria, por eso ninguna empresa importante se ha instalado en la Argentina en los últimos siete años. Es más, muchas de las que estaban, se fueron.

La Argentina necesitaría inversiones por un tercio de su producto para salir de la postración, de la pobreza, de las villas miseria, de la pauperización de la existencia, del clientelismo, de los cerebros limados por la droga y la falta de horizontes. Eso es igual a 100 mil millones de dólares aproximadamente, ¿quién va a ponerlos en un país en donde no es seguro caminar por la calle, en donde el derecho de propiedad no esta garantizado, en donde se sancionan leyes retroactivas, en donde muchedumbres para oficiales planean escrachar al Vicepresidenta en la Capital y enfrente de su domicilio particular en Mendoza, en donde el lenguaje del apriete torna cotidiano lo que en otros países se consideraría tenebroso? ¿Quién atornillaría semejante fortuna para quedar preso de personajes como Moyano, Moreno, Bonafini, D’Elia?. ¿Quién llegaría a un país en donde la Presidenta llama “croupier” al Vicepresidenta?

En otros párrafos más concretos la Sra de Kirchner dijo que el gobierno sostenía la actividad lechera a través de subsidios. El gobierno vía la acción del secretario de comercio destruyó la actividad lechera al intervenir el mercado de sus precios. Los subsidios son un mal remedio para una enfermedad provocada por el “médico”: no serían necesarios si el “doctor” no me hubiera casi matado. Es como decir: “voy a ayudarte pero matarte en una condición anterior en el proceso de ayuda”.

Las apelaciones a la concordia (“dejar al costado las diferencias”, “articular el sector público con el privado”, etc) son frases vacías en el incendiario discurso kirchnerista. De sus bocas han salido lenguas de fuego para incinerar el pensamiento diferente, para acusar sin pruebas, para ensuciar personas, para enfrentar a unos contra otros, para señalar como enemigos a quienes no están en su vereda. ¿Cómo creer en una convocatoria a “dejar de lado las diferencias” si de sus atriles y discursos no han salido más que insultos?

Es llamativo que estas palabras se vuelquen en un acto público en medio de una preocupante oleada de fascismo que cruza la Argentina: periodistas anónimamente escrachados, un vicepresidenta a quien se preparan para cruzar con alquitrán la semana próxima, una agencia de impuestos que pide las huellas dactilares de los contribuyentes, personas privadas que denuncian que podría estar por cometerse una manipulación de su identidad genética… Es un panorama sombrío, casi “Menguelístico” de la Argentina. Da pavor…

La Presidenta debería concentrarse en desterrar estos oscuros extremos en los que el país se ha hundido bajo su presidencia y la de su esposo. El “modelo” debe empezar a cambiar por allí: por quitar de raíz los preocupantes ribetes totalitarios que no solo ahogarán la economía, sino también la libertad. © www.economiaparatodos.com.ar

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