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miércoles 29 de abril de 2015

Regar en medio del diluvio = Inflación y caos cambiario

Regar en medio del diluvio = Inflación y caos cambiario

LENGUAJE POCO FELIZ.

 

Como acostumbra, el ministro Kicilloff en lugar de dirigirse a la población con discursos serios y bien documentados, se dedica a manifestar dichos inoportunos y fuera de sentido. Sus despropósitos expresados con lenguaje chabacano, casi guarangos, tienden a hacernos creer cosas distintas de lo que vemos y comprobamos a diario. Entre sus disparates más recientes caben mencionar los siguientes:

a) Pobreza: “medir la pobreza es una cosa difícil y muy complicada; además, es una medida estigmatizante”.

b) Estadísticas: en Washington al referirse a la validez del índice de costo de vida:

“¿ y a quién ca…. le importan las estadísticas?”

c) Metodología: “La definición y revisión de la metodología con que calculamos el índice de precios requiere muchísimo tiempo, quizás años. Debemos hacerlo en paz, trabajando con el FMI, pero no sabemos cuándo”.

c) Inflación Congreso: “La inflación que muestran los cálculos privados no existe, lo único que hay es una desaceleración en los precios.”

d) Estimaciones: “¿ Negro, de dónde sacaron esa medición de la inflación? , eso es trucho, ustedes son una escuela de dibujos”

e) Cepo cambiario: «Explíquenme qué es el cepo que quieren levantar; no existe el cepo cambiario, porque hoy importamos, giramos utilidades, pagamos vencimientos externos y le vendemos todos los dólares a la gente que quiere”.

f) Escasez de divisas “¿que aquí hay lío con el precio y la disponibilidad de las divisas? Es porque se trata de un fenómeno mundial provocado por medidas que está tomando EE.UU. para salir de la crisis de 2008. Ellos son los únicos que tienen la maquinita para imprimir dólares”.

g) Corridas bancarias: “»Este Gobierno tuvo la virtud de saber barajar e impedir las corridas bancarias»,

h) Reforma bancaria: «Falta un reacomodamiento del sector financiero argentino, que tiene que estar al servicio de la producción y eso se logró imperfectamente».

 

EL POPULISMO INDUSTRIAL.

 

Simultáneamente con estas pintorescas pero insustanciales palabras, la real política económica que impulsa el gobierno, bajo responsabilidades del ministro y el presidente del Banco Central, consisten en llevar a cabo planes de riego en medio de un diluvio, lo que termina agravando la decadencia persistente de una población sumisa y humillada.

En efecto, el gobierno nacional –y muchos opositores- conciben la política económica nacional, de una manera tan tosca y rudimentaria que no resistiría su pública explicitación.

En el esquema mental del gobierno argentino, persisten dos o tres ideas absurdas que se llevan a la práctica pese a reiterados fracasos repetidos cíclicamente con graves estallidos.

Las ideas-fuerzas con que Argentina persiste en el error se originaron en los años 1946-49 y reconocen un precedente entre 1914-17 fecha de la 1ª guerra mundial. El Prof. Mario Teijeiro del CEMA las ha denominado “populismo industrial” pretendiendo generar distribución de la riqueza existente con la bandera de la “inclusión social”. Y tales ideas son aceptadas alegremente por muchos compatriotas:

I. Los dólares del comercio exterior son del Estado, no de los productores que fabrican y exportan al resto del mundo. Por tanto el Gobierno tiene derecho a monopolizar su tenencia y distribución, administrando las divisas porque las considera un recurso escaso.

II. La mejor manera de inducir el aumento del PBI consiste en estimular el consumo mediante el gasto público, la emisión de billetes y la extensión de las cuotas de pago a un número de meses mayor que la vida útil de los bienes consumidos.

III. La industrialización se hace con sustitución de importaciones que consiste en impedir la competencia de productos importados para que los industriales locales puedan fabricar bienes de todo tipo, a cualquier precio. Para que la mano de obra no sea un obstáculo, los alimentos del campo deben llegar baratos a la “mesa de los argentinos”. Por eso las retenciones, los ROE y precios cuidados. Luego, se permitirá a los empresarios amigos, expoliar el mercado interno con precios que duplican a los países avanzados. Este esquema rústico y ridículo, permite generar utilidades nominales que serán gravadas por el Estado mediante impuestos múltiples, con alta presión fiscal e impidiendo el ajuste de balances por efectos de la inflación.

 

CONSECUENCIAS DEL GASTO PÚBLICO: EMISIÓN DESAFORADA

 

Ciñéndonos a los números oficiales proporcionados por el mismo Gobierno, podemos comprobar los efectos devastadores de estos planes de riego en medio del diluvio universal.

En primer lugar, las reservas netas que expone la contabilidad creativa del Bº Central, llegan a u$s 15.515 millones, íntegramente comprometidas en los próximos vencimientos de la deuda pública interna y externa.

El arqueo de esas reservas incluye los encajes en dólares depositados por particulares en bancos privados y que se transportan físicamente al Bº Central.

Del mismo modo incluyen -como divisas de libre uso- un swap del Banco de Francia y el 44 % del préstamo en yuanes inconvertibles otorgados por el Banco de la R.P.China y que sólo pueden usarse para comprar productos chinos.

Finalmente, las reservas netas se convierten en negativas por u$s 20.165,3 mill. si se restan las Lebac. Estas letras están destinadas a absorber el dinero creado ex–nihilo para que el gobierno pague sus excesos de gastos. Cuestan anualmente un interés del 29 % pagados a los bancos comerciales que hacen de la inflación reptante un verdadero festín.

 

 

REGAR EN MEDIO DEL DILUVIO

 

La absoluta irresponsabilidad con que se están imprimiendo billetes de papel queda demostrada en las cifras proporcionadas oficialmente por el Banco Central. En los últimos doce meses (abril 2014-2015) la circulación monetaria creció $ 98.440,7 millones y pasó de $ 360.888 a $ 459.328,7 millones. Pero al mismo tiempo emitieron otros $ 150.182,7 millones y luego lo esterilizaron con la increíbles Lebac para que los precios no subieran hasta las nubes. El incremento de la circulación monetaria fue del 47,3 % y equivale a u$s 21.876 millones. Este diluvio monetario ha deprimido la capacidad adquisitiva de los carenciados porque los nuevos billetes con la efigie de Evita compitieron con los que tenían los más necesitados y les arrebataron posibilidad de consumo. Como lo demuestran investigaciones que merecieron Nóbel de economía (Friedman-Schwartz) antes de un semestre, esa masa monetaria se traslada inexorablemente a precios.

 

La transferencia de dinero espurio del Banco Central al Gobierno es verdaderamente obscena y provoca el efecto de una burda falsificación monetaria. Veamos datos oficiales brindados por ellos mismos para los últimos doce meses:

a) Mediante títulos públicos intransferibles (vencen en 2032) pasaron de $ 366.494,2 a $ 505.418,1millones. El anticipo sobre recaudaciones, que nunca se cancelan, creció de $ 186.300,1 a $ 254.950 millones. Los pagos de obligaciones a organismos de crédito internacional, sustituyendo la Tesorería, subieron de $ 27.719 a $ 31.132 millones.

b) El retiro de falsas utilidades engendradas por devaluaciones técnicas ordenadas por el propio Banco Central, pasó de $ 73 mil a $ 90 mil millones en doce meses.

c) El déficit anual cubierto con dinero creado ex-nihilo es $ 227.991 millones; vale decir casi $ 20 mil millones por mes.

 

 

Esta información pone de relieve la inmensa y difícil tarea que deberán encarar las próximas autoridades. La magia de un ajuste indoloro parece una misión imposible y la ilusión de mejoras en el clima social amenaza ser efímera. Necesitaremos: ideas claras, cifras correctas, imaginación creadora, vigor en las decisiones, honestidad en la conducta, capacidad para diseñar estrategias adecuadas, audacia en la gestión y sobre todo no mentir porque “Por la mentira entró la muerte al mundo” (Immanuel Kant [1724-1804] glosando a San Pablo, Paulo de Tarso).