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jueves 20 de enero de 2005

República de Cromagnon: tiempo de reflexionar

La tragedia de Once también es una oportunidad para pensar acerca del papel de los educadores –maestros, profesores, padres y adultos en generar– y sus responsabilidades en cuanto a la transmisión de valores y ejemplos de conductas.

Todas las reflexiones que se han hecho hasta estos días sobre la tragedia producida en República de Cromagnon apuntan a buscar los responsables de las muertes: empresarios, grupos musicales y funcionarios han sido señalados con toda lógica y, en muchos casos, han sido blancos de la ira popular. Empresario preso, jueza investigando y Jefe de Gobierno cuestionado por toda la sociedad que realmente no comprendo como no ha tenido la hombría (o incluso la habilidad política pensando en el futuro) de renunciar.

Pero quiero agregar algo desde mi particular posición de tener desde hace muchos años “orejeras educativas”. Es decir, ante cualquier hecho, yo trato de ver (o veo sin proponérmelo, por entrenamiento profesional) qué tiene que ver la educación con el tema. Y realmente también me siento responsable, aunque afortunadamente ninguno de los muertos ni heridos era alumno o ex alumno mío.

Y digo que me siento responsable porque los que intentamos educar nos debemos estar equivocando en algo. Y cuando hablo de los que educamos, no me refiero sólo a los docentes, sino a los padres y a todos los adultos en general. Es decir, a todos los que tenemos la obligación de transmitirles nuestra cultura a las generaciones venideras, también a esos chicos que murieron, porque algo les enseñamos mal.

a. ¿Cómo es posible que enseñemos que la vida tiene tan poco valor, como para que alguien no salga de un lugar donde sabe que su vida está en peligro?

b. ¿Cómo es posible que enseñemos que no hay que tener respeto por uno mismo, pagando una entrada para estar apretujado o, peor, pensando que “está bueno” estar apretujado, que es bueno ser tratado como ganado?

c. ¿Cómo es posible que enseñemos que nuestros hijos valen tan poco como para que ver un recital del grupo que sea autorice a dejar a un bebé en un baño al cuidado de una desconocida?

d. ¿Cómo es posible que enseñemos que “es de vivos colarse”, de modo que las puertas de emergencia (no sólo de República de Cromagnon) deban estar atadas para que nadie las utilice para entrar sin abonar su entrada?

e. ¿Cómo es posible que enseñemos que la manera de divertirse tiene que estar unida a cuestiones que atentan contra la persona?

f. ¿Cómo es posible que enseñamos que “el Estado debe cuidarnos” y no generar personas responsables que se cuiden a ellas mismas, independientemente de los inspectores corruptos y las habilitaciones de quien sea?

g. ¿Cómo es posible que enseñemos que la vida ajena vale tan poco, como para no suspender una actividad donde todos saben que hay claro peligro?

h. ¿Cómo es posible que no nos demos cuenta de que la juventud hace lo que hace porque nosotros, los adultos, les enseñamos a hacerlo?

i. ¿Cómo es posible que enseñemos que la política corrupta que tenemos no puede cambiarse, y que hay que aceptar las cosas como son?

Yo, como adulto, me siento también responsable de esta tragedia. Y creo que si todos nos sintiéramos un poco responsables quizá las cosas comenzarían, lentamente, a cambiar.

Si nos sintiéramos responsables:

a. ¿Votaríamos a la misma gente o intentaríamos participar en política?

b. ¿Le daríamos rating a programas que fomentan la “descerebración”?

c. ¿Dejaríamos que sigan existiendo funcionarios corruptos o los denunciaríamos?

d. ¿Permitiríamos que a nuestros hijos los eduque “Callejeros” o el Sr. Chabán o intentaríamos ocuparnos un poco más?

Son sólo preguntas: espero que a todos nos sirvan para reflexionar. © www.economiaparatodos.com.ar



Federico Johansen es docente, director general del Colegio Los Robles Pilar y profesor de Política Educativa en la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UCA (Universidad Católica Argentina).




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