Paola Gezzi, la dueña del lugar, y su mamá hablan en el deck como si estuvieran solas. Pero no lo están. El trato informal y cálido que han trasmitido a todo el lugar debe hacerlas suponer que los huéspedes y quienes desde sus embarcaciones paran a almorzar o a tomar algo, son parte de su familia. Esa imagen resume el espíritu de Rumbo 90. Un lugar soñado en el Delta de Buenos Aires, a sólo cuarenta minutos de Belgrano, que lo traslada a uno a esos paraísos de descanso que, no sé por qué, se supone que deben estar lejos de donde uno vive.

La “Casa”, como llaman al edificio principal, es una construcción elevada con dos galerías de piso de madera, una sobre el frente que da a la piscina y al spa, y otra que da al parque que precede al gran deck sobre el río. En ésta se puede desayunar o almorzar; en aquella, tomar un gin tonic (de buena preparación) al anochecer.

Rumbo 90 puede incluir en un mismo precio la habitación, todas las comidas y dos masajes por día en el spa. Éste, al lado de la pileta, parece una construcción caribeña de dos ambientes, fresco, aunque afuera el clima sea caliente.

El living de la “Casa” es cálido y amplio. Todo gira a su alrededor. Una pantalla de plasma, justa en sus dimensiones, ni muy grande, ni muy chica, es el centro de un rincón de sillones, mesa ratona, biblioteca y equipos de música. Allí se puede tomar el té (tostadas, café, dulces) por la tarde; en invierno, seguramente acompañados por el fuego de un inmenso hogar que ocupa el centro de la pared lateral.

Las habitaciones tienen un gran confort: camas king size, baño con jacuzzi, aire acondicionado, televisión plana con señal satelital, cajas de seguridad y un balcón privado con reposeras y pisos de madera.

Pero la gran nota de Rumbo 90 es su cocina. De primer nivel, variada, con muy buen gusto y acompañada con una amplia lista de vinos.

Una entrada de bruschetta de Parma, sencillamente exquisita, con pan tostado, jamón crudo, queso de Parma y tomatitos disecados con un toque de oliva.

En los principales, tanto las pastas, el pescado, el pollo y la carne son de primera calidad y de excelente cocina. El pollo, en especial, es como los de antes (ahora llamados de campo, para diferenciarlos de los productos de plástico que venden los supermercados) y las carnes son tiernas y bien asadas. Recomendable: los lomitos con salsa de eneldos.

Para postres, una pequeña tortita de chocolate con helado de crema y charlotte termina una cena memorable. El café es bueno y hay decenas de variedades de té.

Las comidas, en la pensión completa, incluyen un vino Norton de buena calidad. Se puede mejorar, a un costo adicional, con una excelente selección de etiquetas argentinas.

Para los amantes del tabaco, los habanos cubanos Estrada son una buena opción dentro de la oferta que nos hace Mauricio. En cigarrillos, sólo Cartier y Dunhill. No hay Marlboro.

Las habitaciones varían en sus precios entre U$S 190 la suite normal con media pensión de lunes a jueves, hasta U$S 300 la suite de lujo con pensión completa de viernes a domingo. La media pensión incluye el desayuno y la cena. Y la pensión completa agrega el almuerzo y la merienda, el vino en las comidas principales, los traslados in/out hasta la Guardería Sarthou, el uso de las instalaciones y el spa.

Rumbo 90 es una gran idea y un proyecto que disfrutará del éxito. Se distingue de la oferta del Delta por su calidad, sus instalaciones y el clima que trasmiten sus dueños. Un clima de tranquilidad, de buena onda y de calidez familiar. © www.economiaparatodos.com.ar