Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

jueves 16 de abril de 2009

Semana Santa latinoamericana

Un panorama de la actualidad política en los distintos países de la región.

Preocupantes declaraciones de la Conferencia Episcopal Venezolana

La recurrencia a las más refinadas formas de abuso del poder es un conocido “denominador común” entre los gobiernos “bolivarianos” de nuestra región.

Esto, sin embargo, no debiera sorprender a nadie, desde que es consecuencia directa de la concepción de las “instituciones” que tiene la izquierda radical. Como ocurre en Cuba o en China, ella cree que todos los poderes del Estado deben esencialmente “servir” a la “causa revolucionaria”.

De allí que entiendan que las Legislaturas deban ser solamente “sellos de goma”, esto es meras receptoras de las instrucciones del Poder Ejecutivo, en su doble carácter de jefe de la administración nacional y jefe del “partido único” (en algunos casos, como en Cuba, el Partido Comunista y, en otros, como en Bolivia, Nicaragua o Venezuela, disfrazado hábilmente de “Socialismo”).

Y que el Poder Judicial no deba ser independiente, como en las Repúblicas, sino un mero instrumento del Poder Ejecutivo, que debe estar siempre a su entero “servicio”.

Nada ciertamente más abiertamente contrario a la necesidad de los equilibrios republicanos esenciales para la defensa de las libertades civiles y políticas que esta autoritaria visión, esencialmente “instrumental”, de rol de las instituciones. Pocos, sin embargo, advierten esto, lamentablemente.

Por esta razón, esos gobiernos de la izquierda radical “usan” abiertamente, esto es a cara descubierta, a las “instituciones”. Como si fueran herramientas para, con algún disimulo, afianzar su visión ideológica, mantener el poder hegemónico y perdurar en la cima del poder todo lo que se pueda, evitando así la “alternancia” democrática que, por definición, es todo lo contrario al “partido y discurso único” que ellos propugnan. Así de claro.

Por esto no sorprende, para nada, la reciente denuncia de la Conferencia Episcopal de Venezuela que, con el coraje requerido del caso, acusa abiertamente al régimen de Hugo Chávez de “utilizar a las leyes como arma política”.

Este es, claro está, un nuevo enfrentamiento entre la Iglesia Católica y un gobierno “bolivariano” de los muchos que ocurren constantemente en nuestra región, particularmente en Bolivia y Nicaragua.

“Con las leyes y decisiones judiciales recientes hay evidencias de que se está favoreciendo a una parcialidad”, dicen a su grey los Obispos venezolanos, a través del vocero de la Conferencia, Jesús González de Zárate. Y obviamente tienen razón.

Simultáneamente alertan sobre “la promoción de un ambiente de demonización política, la exclusión de ciudadanos por causas ideológicas, la descalificación moral del adversario, y la creciente concentración de poder en el Ejecutivo”. Suena bastante conocido, ¿no es así?

Aprovechando la oportunidad, la Conferencia Episcopal de Venezuela advirtió que la inseguridad “se ha apoderado de todo el territorio, derramando sangre inocente de nuestro pueblo”. Esto es desgraciadamente también un “denominador común” de los “bolivarianos”, que sus gobiernos se resisten a enderezar porque el ambiente de intimidación es ciertamente el mas propicio para instalar el autoritarismo y porque estos gobiernos son los que, abierta o disimuladamente, recurren al uso de matones, piqueteros, milicianos, maras, pandilleros, o como se llame, para sembrar el miedo y presentarse a sí mismos como los “únicos salvadores de la Patria”.

El mensaje de la Conferencia agrega: “El hampa, los secuestradores, los sicarios, los narcotraficantes y los contrabandistas siguen actuando impunemente en todo el país”. Otra vez, las cosas son efectivamente así. Allí y en todas partes, cuando el patológico componente ideológico “bolivariano” asoma (con o sin disimulo o cortinas de humo) en algún rincón de América Latina. Gravísimo.

Mientras esto sucede, personajes de novela, como Evo Morales, supersticiosos seguramente, compran “palmas” el Domingo de Ramos frente a la Catedral Metropolitana de La Paz, explicando su conducta a los medios que los siguen a donde vayan, con palabras graficas: “Soy muy “admirador” de Jesucristo…” dijo Evo. Como si Dios estuviera en la misma liga de Diego Maradona.

Mientras tanto, en Santa Cruz, el valiente Cardenal Terrazas acusaba al gobierno de Morales de pretender “archivar a Dios”. Lo que es cierto. Increíble, pero ésta es la realidad.

Venezuela y Nicaragua: curiosos gastos públicos de los líderes progresistas

Desde que acabamos de dejar atrás el recogimiento propio de la Semana Santa, volvamos a la realidad cotidiana. Para ello nada mejor que meditar sobre un par de ejemplos recientes acerca de “como” dos de los líderes “progresistas” más “genuinos” utilizan los recursos de los tesoros nacionales, esto es, el dinero de los contribuyentes.

Primero hablemos del caribeño Hugo Chávez, a la sazón presidente de Venezuela. El Presupuesto 2009, a estar a las noticias difundidas por el “Miami Herald” (a través del medio latino: “El Nuevo Herald”), asigna unos 20 millones de dólares al “estilo de vida” de don Hugo. El venezolano, pese a su notoria falta de educación, necesita no obstante “vivir bien”, ciertamente. Predica austeridad, pero no la practica. El está por encima de todo. Los gastos que se anticipan incluyen: 250.000 dólares, para trajes (las camisas rojas, cada vez más ceñidas al cuerpo porque la gordura de Chávez avanza, no alcanzan); 28.000 dólares para zapatos: 230.000 dólares para “productos de tocador”, desde que en el trópico hace mucho calor; 380.000 dólares para gastos de lavandería y tintorería, esté donde esté, o sea más de mil dólares diarios; 160.000 dólares para libros, lo cual calculando que cada libro cuesta unos 30 dólares, supone leer unos 5.333 libros en el año, o sea unos 14 libros por día, lo que parece imposible hasta para el patológico “superman” venezolano; 860.000 para gastos en vehículos; 1,9 millones de dólares para alimentos y bebidas, esto es unos 5.000 dólares diarios; 3 millones de dólares para “relaciones sociales”, esto es para reglar a sus amigos y conocidos, o sea unos 9.000 dólares diarios; y otros 3,2 millones de dólares para “mantener” las varias residencias presidenciales, pobrecito.

Chávez es, de veras, un auténtico “boli-burgués”. Además de “todo pago” tiene un salario que, computando los distintos “adicionales” se estima en los 180.000 dólares anuales. Todo en niveles de un altísimo “ejecutivo”, según creerá él que es.

Mientras su conducta personal no reconoce límites, pese a aquello de “la mona y la seda”, el 25 de marzo pasado Chávez suscribió pomposamente un decreto para los demás, a través del cual suspende los gastos “suntuarios” en la administración pública.

Mientras tanto, se acaba además de “remodelar” su sencillito “despacho presidencial”, del que seguramente se había aburrido, gastando en la “re-decoración” del caso unos dos millones de dólares. Pagan los demás, así es fácil.

En la misma línea está el nicaragüense Daniel Ortega, exigido seguramente por su compañera, la influyente primera dama Rosario Murillo. En efecto, mientras están (sin permiso del Congreso de su país) de visita por Cuba, los gastos burocráticos que financian su “estilo de vida” han aumentado en el reciente Presupuesto, que incluye millones de dólares que se gastarán en la “re-decoración” de la sede partidaria del Sandinismo, cuyo edificio, bajo el mandato de Ortega increíblemente funciona como “casa presidencial” y necesitaba un poco de “chapa y pintura”, pagada por los demás, por cierto. El gasto en bebidas sin alcohol aumentó un 485% de un año al otro. Hay quienes irónicamente se refieren a la necesidad de pagar toneladas de agua “Perrier”, francesa, la única que toleran los finos paladares de Rosario y Daniel.

Así se escribe la historia.

Todos los candidatos presidenciales uruguayos coinciden en rechazar las retenciones al agro

Tan pronto nuestra Presidente regresara de su reciente periplo mundial, el torpe Gobierno Nacional -cuya imagen se deteriora por minuto- sigue insistiendo (impulsado por el populismo, por sus visibles resentimientos, así como por la ideología que alimenta y alienta al matrimonio Kirchner) en gravar duramente las exportaciones de los productos más importantes del agro argentino, apoderándose así alevosamente de su renta, en el más respetuoso de la ley Uruguay, en cambio, la casi totalidad de los candidatos al cargo de presidente para las elecciones nacionales que se aproximan acaba de rechazar explícitamente la posibilidad de aplicarle “detracciones” al agro. Pese a que, en el Uruguay el agro es, como en la Argentina, el eje central de la actividad económica del país.

Por esto, Argentina está nuevamente sumida en un ambiente de fricción y desconfianza exteriorizado por las justificadas protestas de los agricultores, a los que el gobierno ha manoseado y engañado abiertamente, con reiteración. También por esto el agro uruguayo crece amparado en un inmutable estado de derecho y en un diálogo sincero y transparente con sus autoridades, agradeciendo todos los orientales a los Kirchner por las múltiples oportunidades que, gracias a ellos, la Argentina desperdicia y Uruguay, en cambio, aprovecha. El día y la noche, por cierto.

A nadie en el Uruguay se le ocurriría, como en la Argentina de los Kirchner, convocar solapadamente a los “piqueteros” con el objeto y propósito de intimidar, amedrentar, o tratar de “poner en caja” a los agricultores. O, menos aún, simular incendios de campos y acusar a los productores de provocarlos. O tratar de asustar a los opositores con la acción de una justicia obsecuente o de las autoridades impositivas. O dividir inconscientemente al país, enfrentando mañosamente a la sociedad urbana con la rural. Ni, mucho menos, pretender ordeñar -entre todos- al trabajo y esfuerzo de unos pocos, arguyendo que así se “redistribuye”.

Pero el temor al eventual “contagio” de los fenómenos políticos que ocurren de nuestro lado del Plata es comprensible e hizo que, con motivo de la 14ª “Expo-activa Nacional”, en Soriano, se les preguntara a 10 de los 11 candidatos a Presidente de la Banda Oriental cuales eran sus propuestas respecto del agro. Para ello se les hizo llegar previamente un cuestionario, que naturalmente ninguno rechazó desde la soberbia.

Para los políticos uruguayos el agro no es un limón para exprimir a mansalva, todo lo que se pueda. Es, en cambio, un instrumento dinámico de crecimiento a ser apoyado, de modo que pueda aprovechar las múltiples oportunidades que surgen en un mundo en el que sus productores (como los nuestros) son ciertamente competitivos y que presenta excelentes perspectivas en materia de exportación, desde que la demanda mundial de alimentos seguirá seguramente creciendo. Tendrán, afirmaron, un tipo de cambio competitivo y podrán evolucionar sin monopolios públicos o privados.

El candidato de la izquierda José Mugica, en carismático ex dirigente “tupamaro”, ratificó que el agro es el “eje del país” y que su partido no ha manejado -jamás- la hipótesis de las “detracciones” (“retenciones”) y que su posición, en esto, no se ha alterado para nada.

En esto coincidieron claramente los dos candidatos blancos, opositores, esto es Jorge Larrañaga y Luis Alberto Lacalle, quienes protestaron por el déficit del 2% del producto con que opera la actual administración, rechazando expresamente, pese a todo, las “retenciones”.

Por esto el agro uruguayo ha crecido ininterrumpidamente, en promedio, un saludable 7% entre el 2003 y el 2008, y un absolutamente excepcional 11% el año pasado, cuando su par argentino, asediado hasta el hartazgo desde el poder, restringido severamente en sus posibilidades exportadoras, sometido a una carga fiscal absolutamente inédita y maniatado ex profeso por toda suerte de trabas burocráticas y administrativas, ha decrecido.

Presumiblemente por esto la “popularidad” de los Kirchner en Argentina está “en caída libre” y en el Uruguay, en cambio, el “entusiasmo” por nuestra “pareja de gobierno” sube, atento a que los productores orientales saben bien que, quiérase o no, ellos son beneficiarios indirectos de las “políticas” que los santacruceños aplican desde la soberbia, como si supieran todo y fueran infalibles. © www.economiaparatodos.com.ar

Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

\"\"
Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)