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miércoles 18 de septiembre de 2019

Sin instrumentos para hacer política monetaria es absurdo seguir con el peso como moneda

Sin instrumentos para hacer política monetaria es absurdo seguir con el peso como moneda

Es el efecto de un país con tradición confiscatoria

Como sostuve en varias oportunidades, el gradualismo obligaba a tomar deuda externa, luego transformar esa deuda en pesos y colocar LEBACs para evitar que la expansión monetaria de los pesos que emitía el BCRA para comprar los dólares generara más presión inflacionaria. Hubo que pagar dos veces intereses para financiar el gradualismo: 1) cuando se tomaba deuda externa y 2) cuando esa deuda se transformaba en pesos con emisión del BCRA y se colocaban LEBACs para absorber la expansión de la base monetaria. Ese grosero error nos llevó a la actual crisis cambiaria y financiera junto con nuestra historia de un Estado confiscador.

Si bien el problema existía con las LELIQs y la deuda externa antes de las elecciones, el resultado de las PASO constituyó otro bombazo en la endeble economía argentina. Es que la dirigencia política en general y el kirchnerismo en particular tienen una historia de confiscadores seriales. Recordemos el ahorro forzoso de 1987 bajo el gobierno de Alfonsín, el plan BONEX de 1989, el corralito de 2001, el corralón de 2002, la pesificación asimétrica y la confiscación de nuestros ahorros en las AFJP. El Estado siempre yendo por los ahorros de la gente por gastar más de lo que recauda. No es casualidad que al día siguiente de conocerse el resultado de las PASO, se desataran todos los demonios en el mercado financiero. El dólar se disparó, la bolsa se desplomó y los bonos cayeron como piano de piso 11. A la escasa credibilidad económica que generaba el gobierno se le sumó la casi certeza de un kirchnerismo que se caracterizó por financiar el populismo con más carga impositiva y confiscaciones de activos.

De manera que hoy tenemos una fuerte caída de los depósitos a plazo fijo en dólares y también de los plazos fijos en pesos por dos razones. Por el lado de los depósitos en dólares, la caída desde las PASO hasta el 11 de septiembre fue del 30% del stock de depósitos. Esto se explica, básicamente, por pánico a confiscaciones. Por el lado de los depósitos en pesos a plazo fijo, la caída fue de algo más del 6% porque el gobierno comete el error de subsidiar la fuga hacia el dólar pisando el tipo de cambio.

En efecto, el presidente tenía en su cabeza solo un objetivo luego de las PASO: frenar la escalada del tipo de cambio para que no se le escapara la inflación. Esa fue la orden que recibió el ministro Lacunza y el tipo de cambio lo frenó, pero a costa de generar una serie de otros problemas.

En primer lugar, el tipo de cambio oficial a $ 58 más el cepito establecido para la compra de dólares y giro de fondos al exterior, tiene como contrapartida un dólar contado con liquidez que cotiza en el mercado a $ 72,95 al momento de redactar esta nota. Una brecha del 25,8%. La señal es clara: el tipo de cambio oficial es artificialmente barato y conviene comprar ahora porque el contado con liquidez marca el tipo de cambio de mercado que en otro momento marcaba el blue, esto significa que el BCRA está subsidiando la huida del peso perdiendo reservas que podría utilizar para dolarizar la economía.

En segundo lugar, el gobierno reperfiló los vencimientos de deuda para destinar las reservas a financiar el retiro de depósitos de los bancos. La intención del gobierno luce muy clara: los dólares para pagar la deuda los destino a tranquilizar el mercado de cambios y a actuar como prestamista de última instancia del sistema financiero en caso que sigan perdiendo depósitos en dólares.

Y, en tercer lugar, las reservas se usan para pagar los bonos no reperfilados. En otras palabras, quieren usar las escasas reservas que tienen para tres objetivos simultáneos, con el inconveniente que no alcanzan para las tres cosas y, al mismo tiempo, al poner un tipo de cambio artificialmente bajo estimulan el retiro de depósitos a plazo fijo y la compra de dólares, lo cual puede llevar a una expansión monetaria que deje al BCRA sin instrumentos para absorber esa expansión monetaria hasta llegar a un límite de peligro.

No es fácil el desafío que tiene el gobierno por delante. Es que si mantiene pisado el tipo de cambio sigue subsidiando la huida hacia el peso alentando la fuga. Si en vez de poner un precio tope al tipo de cambio y limitar la oferta de dólares con las restricciones cambiarias, deja flotar el tipo de cambio, es posible que se acelere la devaluación y esto lleve a una caída más acentuada de los depósitos a plazo fijo en pesos que huyen hacia el dólar. Si los depósitos a plazo fijo drenan más rápido el BCRA tendrá que emitir moneda para pagarle las LELIQs a los bancos para que estos hagan sus pagos en ventanilla. Esa expansión monetaria impactaría de pleno en la tasa de inflación y en la suba del tipo de cambio dado que el BCRA hoy no tiene instrumentos para absorber liquidez salvo las reservas propias que deben rondar los US$ 11.000 millones.

Este gradualismo solo puede terminar en un control cambiario mucho mayor, reperfilando la deuda, con serios problemas en el sistema financiero y corriendo el riesgo de terminar en un proceso inflacionario mucho más agudo que el actual.

No me parece que sean tiempos para insistir con parches a una modelo gradualista que ha demostrado su total fracaso. Tal vez, aún en su debilidad política, el gobierno debería apostar a algo mucho más audaz que deje a la oposición entre la espada y la pared sino no acepta colaborar en la adopción de ciertas medidas de fondo.

Como cierre diría que es un verdadero delirio creer que se puede hacer política monetaria con el peso, teniendo en cuenta el nivel de gasto público, la presión tributaria, el lío de las LELIQs y el cero financiamiento que hoy tiene Argentina del mercado de capitales. Si dolarizar junto con un audaz programa económico suena disparatado, prueben con hacer política monetaria con el peso y seguir con este nivel de gasto público, legislación laboral y presión impositiva: en ese caso tienen una crisis peor que la actual asegurada.

Obviamente, si el gobierno no formula una propuesta audaz, la oposición solo tiene sentarse a ver cómo el gobierno termina enredándose cada día más en sus controles, haciéndole más fácil la campaña electoral.

ESTA NOTA FUE ORIGINALMENTE PUBLICADA EN http://www.infobae.com