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jueves 29 de abril de 2004

Sin una moneda sana no habrá nuevas inversiones

Es imposible pensar que el país podrá crecer sin realizar un fuerte proceso de inversión. Pero para que eso ocurra, es condición sine qua non la existencia de un signo monetario confiable.

Cuando el aumento de la actividad económica haga necesario invertir en nueva capacidad instalada en los servicios de infraestructura, vamos a precisar -entre otras cosas- una moneda confiable como la que hizo posible la impresionante ola de inversiones en los hoy demonizados años ’90.

Dicho de otra forma: es impensable semejante magnitud de inversión –gracias a la cual por ahora funcionamos- sin una moneda confiable como la de aquellos años.

De no recrear una nueva moneda, vislumbro que lo pagaremos caro al no poder crecer y generar empleo, ya que la infraestructura, especialmente la energética, actuará como cuello de botella.

Pensar que nuestra moneda actual reúne esa característica de seriedad como para posibilitar nuevas inversiones masivas, es una ilusión que se esfumará cuando aumente la presión sobre el Banco Central al sincerarse la economía de tantas asignaturas pendientes: arreglo de la deuda, sobrecosto en seguridad y justicia, ajuste de tarifas, coparticipación, entre otras, para citar sólo algunas de las tareas pendientes.

Nunca gozaremos del privilegio de tener una moneda seria si se insiste en hacerla depender del poder político. Pruebas al canto: el ministro Lavagna dijo a La Nación el pasado marzo: “Las decisiones de política económica las toman el Presidente y el ministro de Economía; el Banco Central las instrumenta”. A confesión de partes, relevo de prueba.

¿Por qué una moneda seria ocupa un aspecto central en el desarrollo de la infraestructura?:

Muy sencillo: a) porque las inversiones son multimillonarias y en dólares, b) porque el recupero es en pesos y no hay forma de asegurar el tipo de cambio en el largo plazo que es el horizonte que necesitan estas inversiones para fructificar, y c) porque el peso es muy oscilante y frágil al ser el principal botín de los políticos a la hora de pagar los platos rotos producidos por sus propios dislates.

¿O invertiría usted sus ahorros con este esquema de recupero en un país que además no ha dejado regla por respetar?

Si queremos crecer en serio y no sólo recuperarnos de la caída, vamos a necesitar una moneda confiable. Y con todo lo que ha pasado habrá que encontrar mecanismos para que no sea accesible, ni´queriendo, por el gobernante de turno.© www.economiaparatodos.com.ar




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