Tecnología de la Información, Redes Sociales y Conflicto
Hace veinte años, el 30 de Abril de 1993, el acceso sin costo a la World Wide Web fue liberado para cualquiera que quisiera conectarse a ella.[2] Desde entonces, el desarrollo y la innovación en el campo de la tecnología de la información (IT, por sus siglas en inglés) ha sin duda alguna revolucionado la vida sobre la Tierra.
Desde el comienzo de la crisis financiera global un nuevo fenómeno ha aparecido a escala global. El uso de distintas redes sociales (en particular Facebook y Twitter) ha adquirido un rol central en una serie de protestas sociales. Desde los movimientos denominados “Occupy” en los Estados Unidos, a los “Indignados” en España, a la Primavera Árabe, a las protestas sociales recientes en la Argentina, Brasil y Turquía, los avances en IT facilitaron el surgimiento espontáneo y la organización de la protesta social y el descontento público en distintas partes del mundo.
¿Cómo la tecnología de la información se relaciona con el descontento y el conflicto social? En este artículo ofreceré una teoría simple (de oferta y demanda) que nos ayuda a entender dicha relación y, a la vez, sugiere algunas implicancias para la conducta de los gobiernos.
Consideremos primero cómo la innovación en IT ha afectado la vida de los individuos. El Internet, en conjunto con los avances en las comunicaciones móviles, aumentó dramáticamente la capacidad de los individuos para comerciar en interactuar entre sí a escala global, para adquirir y diseminar información, todo ello sin la regulación o intervención alguna por parte de los gobiernos. Recientemente, el nacimiento del Bitcoin puede ser interpretado como un intento para desplazar a los gobiernos hasta de la creación los medios de pago. Más aún, en la medida en que la tecnología facilita mayores interacciones globales y compartir experiencias, los individuos muy probablemente esperarán y demandarán bienes públicos de mayor calidad (mejor educación pública, sistema de salud, etc.).
Me referiré entonces al conjunto de nuevas posibilidades generadas para los individuos por la innovación tecnológica en IT como la “demanda de libertad”. Por ende, cuanto mayor es la innovación en IT, mayor será la demanda por libertad por parte de los individuos o la sociedad. Si no existiesen límites o restricciones a las libertades individuales, entonces una mayor demanda por libertad se transformará, simplemente, en mayor libertad para disfrutar.
Ahora bien, ¿Puede la innovación en IT limitar las libertades individuales? L a respuesta es que sí puede, en la medida en que ésta provee a los gobiernos de una herramienta poderosa para alcanzar e implementar sus objetivos de política. Ciertamente las políticas gubernamentales, como la fijación de impuestos, pueden ser deseables desde la perspectiva de la provisión de bienes públicos, aunque a la vez generan un mayor grado de intromisión del Estado en el ámbito privado. Pero la innovación en IT también facilita que los gobiernos persigan objetivos que no son socialmente beneficiosos (como, por ejemplo, el espionaje ilegal, o la utilización de la agencia recaudadora de impuestos para acosar a quienes se oponen a las políticas gubernamentales). En las dictaduras así como en las cuasi-democracias, la innovación en IT provee a los gobernantes de un instrumento que fácilmente puede ser utilizado para fortalecer el puño del autoritarismo.[3]
Por ende, en qué medida las libertades individuales se perciban como ilegítimamente restringidas por un mayor acceso de los gobiernos a mejores tecnologías dependerá de modo crucial de la calidad de las instituciones. Volveré sobre este tema más adelante. Por el momento es suficiente concluir que, para un nivel dado de calidad institucional, cuanto más alto sea el grado de desarrollo de la tecnología de la información, menores será la libertad de la que dispondrán los individuos. Me referiré a dicha relación como la “oferta de libertad”.
La Figura 1 muestra la demanda y oferta de libertad en un gráfico, como función del estado de desarrollo de la tecnología de la información, IT. La innovación en IT es el proceso por el cual el estado de desarrollo de la tecnología mejora a lo largo del tiempo (aumenta en el gráfico a lo largo del eje vertical).
A bajos niveles de desarrollo de la tecnología, un punto como , la capacidad del gobierno para utilizar la tecnología es limitado, y los individuos disfrutan un nivel de libertades individuales , asociado con . A medida que el proceso de innovación en IT ocurre, las nuevas posibilidades permitidas por el progreso tecnológico incrementan las libertades individuales a la vez que, en forma simultánea, proveen a los gobiernos con mejores instrumentos para alcanzar sus objetivos. Por un tiempo estos dos procesos no entran en conflicto entre sí. La transición desde a es beneficiosa tanto para los individuos como para los gobiernos; todos los incentivos están alineados en promover más innovación en IT.
Sin embargo, luego de alcanzar un nivel crítico, , más innovación genera conflicto. A medida que los individuos demandan un mayor grado de libertad posibilitada por una tecnología más sofisticada, los deseos de los individuos ahora chocan con las restricciones impuestas por los gobiernos a las libertades individuales y, como consecuencia, los individuos terminan gozando un menor grado de libertad que antes, . El exceso de demanda de libertad es a lo que me referiré como “conflicto”. Luego de alcanzar el nivel crítico, , más innovación en IT genera un creciente potencial de conflicto en la sociedad.
El modelo simple presentado arriba ilustra una importante característica de los tiempos actuales: mientras el progreso tecnológico ha sido (correctamente) percibido como un fenómeno que indudablemente mejora el bienestar de la sociedad, ha también aumentado la capacidad de los gobiernos de interferir en el ámbito privado y en las libertades individuales. La percepción que mejores tecnologías pueden resultar en Estados más Orwellianos implica un importante desafío para los gobiernos en cuanto a garantizar un uso legítimo de dichas tecnologías o, dicho de modo más general, en cuanto a mejorar la calidad de las instituciones democráticas.
La perspectiva de un conflicto social creciente, asociado con la difusión y la adopción de innovaciones tecnológicas, es particularmente relevante en Estados autoritarios o en cuasi-democracias donde la demanda de libertad puede aumentar particularmente rápido como resultado de la creciente interconexión global a través de las redes sociales. No es sorprendente que este tipo de gobiernos han frecuentemente tratado de restringir el acceso de sus ciudadanos al Internet y a las principales redes sociales.
El análisis puede ser refinado aún más para explicitar el rol que juega la calidad institucional. Una posibilidad es asumir que la calidad de las instituciones no es función del estado de desarrollo de la tecnología de la información, o de la innovación en IT. En este caso podemos pensar a la calidad institucional actuando simplemente como un parámetro que desplaza la oferta de libertad hacia la izquierda. Entonces, para cada estado de desarrollo en IT, cuando menor es la calidad de las instituciones menor será la libertad que disfrutarán los individuos.
Alternativamente, podemos asumir que, a menor calidad institucional, el Estado impondrá un menor control sobre su uso de la tecnología disponible. En este caso, una mayor innovación en IT generará que el Estado tendrá una mayor capacidad para interferir en el ámbito privado y limitar las libertades individuales, haciendo que la oferta de libertad sea más elástica.
La Figura 2 describe esta situación, donde y denotan la oferta de libertad con baja y alta calidad institucional, respectivamente.
La Figura 2 ilustra la siguiente relación entre la calidad de las instituciones y el potencial para el conflicto social. A bajos niveles de calidad institucional, el potencial para que exista conflicto social se alcanza antes (a ) y a mayor innovación en IT el potencial para exista conflicto también es mayor, medido por el exceso de demanda de libertad.
El modelo simple que he expuesto hasta aquí nos ayuda también a entender el potencial para que exista un mayor conflicto derivado de dos eventos de dimensión global que han ocurrido durante esta década: la llamada “guerra contra el terrorismo” y la crisis financiera internacional. La “guerra contra el terrorismo” que tomó un fuerte impulse luego del atentado contra el World Trade Center en 2001 puede ser asociado con un desplazamiento hacia la izquierda de la curva de oferta en la Figura 1. El desarrollo y uso más frecuente de tecnologías de supervisión y seguimiento, las mayores regulaciones sobre seguridad en los movimientos de personas a través de las fronteras, y los mayores poderes otorgados a las fuerzas de seguridad en distintos países han incrementado la percepción de pérdida de privacidad y libertad. En este contexto, los casos Wikileaks y Snowden son productos de alto perfil cases del potencial conflicto que se genera a partir del uso de tecnologías más sofisticadas por parte de los gobiernos.
En forma similar, el fuerte deterioro fiscal asociado con la crisis financiera global ha aumentado la necesidad de los gobiernos de los países afectados de recaudar más impuestos. Nuevamente, en términos de la Figura 1, una mayor presión impositiva genera un desplazamiento hacia la izquierda en la curva de oferta y, por ende, puede estar asociada con un aumento en el conflicto social. En algunos casos, los gobiernos han aumentado los impuestos para financiar mayor gasto público. El caso reciente de Brasil, sorprendente para muchos, es un ejemplo claro del rol que las redes sociales hoy tienen en transmitir y organizar el descontento público ante niveles excesivos e ineficientes de gasto público y presión impositiva.
A nivel internacional, las economías avanzadas dentro del G-20 han aumentado la lucha contra la evasión y la elusión fiscal poniendo más presión sobre los paraísos fiscales para proveer información sobre sus contribuyentes. Mientras que en Estados plenamente democráticos la lucha contra la evasión es un claramente bien público, lo mismo no es necesariamente cierto en Estados autoritarios o en cuasi-democracias. En estos regímenes, la inestabilidad política y económica, las confiscaciones arbitrarias y las cesaciones de pagos por parte del Estado han generado una fuerte fuga de capitales como un medio para proteger a la propiedad privada del comportamiento predatorio de los gobiernos. En estos casos, la evasión fiscal es la consecuencia inevitable de la fuga de capitales.
En conclusión, esta nota ha mostrado que la innovación en la tecnología de la información, a la vez que expande las posibilidades y mejora las condiciones de vida de la sociedad en muchos frentes, también conlleva potencialmente a un mayor conflicto social. El creciente potencial conflicto deriva del hecho que mejores tecnologías en manos de los gobiernos no siempre están acompañadas por un esfuerzo institucional consciente que asegure un uso legítimo de las mismas. Los funcionarios gubernamentales con demasiada frecuencia miran a la innovación en IT como un instrumento que les proporciona medios más efectivos para alcanzar sus objetivos, sin poner debida consideración sobre en qué medida el uso de dicha tecnología por parte de los gobiernos puede limitar las libertades individuales. El modelo simple presentado aquí ayuda a entender el rol central que la tecnología de la información juega en la interacción entre el conflicto social y la calidad de las instituciones.
[1] Agradezco comentarios de Mary O’Grady y Andy Neumeyer.
[2] “History of the World Wide Web”, Wikipedia.
[3] Defino una cuasi-democracia como un régimen autoritario que mantiene la apariencia de una democracia plena simplemente porque celebra elecciones.
Fuente: focoeconomico.org