Todo concluye, al fin…
Las PASO y un gobierno color sepia
«Una cosa es perder una elección legislativa, pero otra muy distinta es que nos puedan instalar un candidato para el 2015. El problema es que ayer nos hicieron las dos cosas: Somos historia»
Las palabras de un kirchnerista reflexivo, hoy, nos exime de mayores comentarios: Demoledor.
La dinámica política que se verificó en 30 días es de tal magnitud, que hace ver al gobierno nacional de color sepia. Son el pasado. Y un pasado feo, nada memorable.
Ayer se terminaron las discusiones sobre el modelo, sobre el nombre que se le debe poner a la década kirchnerista, y sobre la naturaleza, raza, y pelaje de los opositores. Ayer todo el país les votó en contra.
Era sabido que, tal como lo dijéramos en más de un artículo, el resultado de las PASO daría por tierra con el único argumento que el FPV podía enarbolar, a la hora de acometer sus irracionales democratizaciones varias. La representación del 54% de los argentinos. Lo que nadie sabía era que esa merma iba a hacerlos descender al 26%.
Porque el número frio e implacable, lo que está diciendo, es que Cristina Kirchner tiene en su contra a 7 y medio de cada 10 argentinos. Cifra que se amplía, incluso, si se toman en cuenta únicamente a los principales distritos electorales, los que movilizan y fijan las imágenes globales de esa entelequia llamada pueblo.
El piso de gobernabilidad para cualquier oficialismo se ubica en un 30%. Haber perforado esa cota 4 puntos hacia abajo implica que Cristina Kirchner tendrá problemas de gobernabilidad. No en vano, en su discurso tardío, fue una de las primeras cosas que pidió. Pidió que en Octubre se asegure la gobernabilidad. Intentó aclarar diciendo que no para el gobierno nacional. Pero mintió, como siempre.
Aquí ya no importa que el FPV conserve mayorías en las cámaras, porque la realidad indica que el verdadero poder comienza a estar en otra parte. Serán cada vez menos los legisladores talibanes, que acaten sin pestañear las órdenes que emanen de Olvos, sin antes hacer un llamado telefónico al Tigre, para ratificar o rectificar cursos de acción.
Se nos señala, no sin algo de razón, que las PASO son tan sólo una fotografía de intención, pero que mucho puede cambiar, de aquí a Octubre. Pero lo que advertimos es que el kirchnerismo está en un techo, y nadie atina a decir de dónde podrían obtener votos para mejorar su número.
Por el contrario, algunos de los triunfadores de las PASO, como Sergio Massa, tienen un reservorio natural de voto creciente, en el 10% de Francisco De Narváez, y hasta en alguna porción del electorado kirchnerista no fanatizado, que pueda preferir correrse hacia un Pj triunfador, y con futuro.
Los Mariscales de la derrota
Varios fueron los grandes perdedores, al cabo de esta elección. Cristina Kirchner la primera de todos; sentada en primera fila, y con bonete. Pero también pierde Daniel Scioli, aunque algunos lo sindiquen como ganador.
Scioli apostó a jugar de modo tal de convertirse en el heredero natural del kirchnerismo. Y lo hizo bien. Permitió, como ya le resulta tradicional, que lo agravien y lo minimicen hasta dejarlo como un auténtico guiñapo, y salió a cargarse la campaña repartiendo loas a Néstor kirchner y al modelo.
«No te equivocaste conmigo, flaco» le dijo a Kirchner. Tenía razón. No es sencillo conseguir un candidato con tan poca dignidad como para permitir que lo basureen todos los días.
Es posible que Scioli termine heredando al kirchnerismo, lo que habrá que ver es, si en 2015, cuando vaya a cobrar la herencia, encuentra algo. Todo indica que probablemente el albacea, al leerle el testamento, le muestre que solamente hereda repudio y deudas con la sociedad. Vemos a Scioli con un futuro de máxima en una senaduría por Buenos Aires, absolutamente obliterado, y votando todo lo que el oficialismo de turno le indique.
Daniel Filmus y Juan Cabandie probablemente no hayan perdido, porque solo puede perder el que tiene algo para arriesgar. Un buen caudal electoral o un prestigio, por caso. Ambos carecen de esas cosas. Lo mismo cabe para Martín Insaurralde. Candidato testimonial.
Mauricio Macri festejó como nadie, bailó y apareció feliz de la vida. Alguien debería decirle que perdió 250.000 votos, en CABA, respecto de 2011, que su partido no pudo hacerse presente en la provincia de Buenos Aires, que sus candidatos mediáticos Baldassi y del Sel no mueven el amperímetro y que al Colorado Mac Allister en La Pampa lo votaron los amigos.
El PRO se consolida como partido vecinal de Capital, y a la baja. Puede tener problemas de aquí a 2015 si el frente UNEN se termina convirtiendo en algo sustentable en el tiempo.
Los ganadores
Las primeras y grandes ganadoras de estas elecciones son, sin ninguna duda, la República. y la Constitución Nacional. Vencedoras de los delirantes que se las quisieron llevar puestas.
Sergio Massa, desde Buenos Aires, se erige como el referente que puede aglutinar al Pj en su derredor. Y aunque no lo exprese, evadiendo el tema, también en el verdugo de Cristina Kirchner. Hay que entender que tiene todo un distrito bonaaerense para proteger de las eventuales venganzas, esas que en Buenos Aires, indefectiblemente, terminan en luto.
Massa arranca como presidenciable y esa fue la intención del armado realizado, que excedía largamente las expectativas de una legislativa. Tendrá un interesante bloque propio de diputados y recibirá de forma directa a los tradicionales garrochistas del Pj, que acuden prestos a solidarizarse con el ganador. Para incrementarlo.
Adicionalmente, y en función de lo que ocurra en estos meses, puede llegar a la cámara con la suficiente chapa como para aspirar a la presidencia. Y ponerse desde diciembre 2013, en línea directa de sucesión presidencial.
Este no es un dato menor, si es que Cristina Kirchner sigue trastabillando con la inflación y el déficit energético, por nombrar tan solo dos, de tantos males.
La otra ganadora indiscutible de estas PASO ha sido Elisa Carrió. Quien se dio el gusto hasta de elegir a los integrantes de la boleta electoral de UNEN para Octubre.
Le alcanzó con un debate televisivo para instalar, desde la indulgencia, a Martín Lousteau, y para sacar de la cancha a todos los que estaban en el espacio, para su disgusto. Prat Gay, Donda, Terragno y Gil Lavedra.
Deberá Carrió, ahora, consolidar UNEN para que no se le escapen votos, y buscar sus metas. Asegurar la banca de Pino Solanas, en el senado, soñar con meter también a Fernanda Reyes, y conformar un interesante bloque de diputados que pueda discutir con el de Massa, y con los restos del bloque del FPV.
Si logra las metas expresadas, le quedaría el camino allanado para discutirle la Jefatura de Gobierno de la CABA al PRO, en 2015, y, alianzas mediante, constituir un nutrido polo de centroizquierda para disputar, con el Pj Massista, la presidencia.
Entonces…
Siempre dijimos que el kirchnerismo se terminó el 27 de Octubre de 2010, con la muerte de Néstor Kirchner, y que de allí para acá fue CFK cometiendo un error tras otro. Aún, habiendo ganado una presidencial con el 54%, fruto del tradicional voto bolsillo de las clases medias argentinas. Ayer se sinceraron todas las variables, y se acabó la farsa.
Le quedan dos años y medio para seguir lidiando con sus propios errores políticos del pasado reciente, y tratar de que el país no se le caiga encima, producto del atraso cambiario, el déficit de la balanza energética, la inflación, y la terrible pérdida de apoyo popular.
Aparece como una tarea muy difícil. Tiene que hacer lo que nunca supo hacer, para solucionar todo lo que hizo mal. No parece tener ni la gente, ni las ideas para lograrlo. Si no cambia ya mismo su gabinete, y se sienta a dialogar con los vencedores, hoy aparece como muy improbable que pueda arribar, en buenos términos, a diciembre de 2015.
Tiempos muy ásperos aguardan. Es importantísimo, para los argentinos, que esta peculiar presidente deba afrontarlos con su capacidad de daño sensiblemente reducida.
Fuente: www.elopinadorporteño.com.ar