Hay que estar atento para entrar. Yendo hacia el norte por Collins Avenue surge sobre la vereda del mar el edificio del Trump International Sonesta (clickear), casi como sin avisar. Pero cuando uno ingresa, tiene una noción clara de que se dispone a disfrutar de un hotel a todo trapo. El lobby anticipa el estilo. Minimalista, justo. El bar sobre la derecha, siempre concurrido. Las obras de arte coherentes con el estilo, llaman la atención. El servicio de recepción, impecable. Las manzanas en el front desk, un anticipo de la Naturaleza.

El hotel dispone de 390 habitaciones, todas con balcón privado y vistas al océano y a la bahía; un área de piscina cuyo costo ascendió a los 6 millones de dólares, con caídas de agua, jacuzzis y una abundante vegetación tropical. Sobre el mar, elevada a la altura del segundo piso del edificio, la vista simula la de una cubierta de crucero. La playa exclusiva, plena de servicios, incluye deportes acuáticos, reposeras, masajes y sombrillas.

El compromiso con el arte del grupo Sonesta no es una excepción en el Trump International. El hotel tiene una colección de arte que envidiarían muchos museos contemporáneos. Desde el mismísimo lobby, las obras de artistas norteamericanos modernos son un motivo de atracción para el visitante. Esculturas a gran escala de Richard Serra, un artista californiano que expuso en los principales museos de Europa y EE.UU., se exhiben en el lobby y el Lime Bar. Dos esferas producto de la imaginación newtoniana de Russell Crotty decoran el ingreso al lobby. Cuadros de Richard Merkin, un pintor neoyorkino, adornan el Lime Bar y varios pasillos internos en los pisos del hotel. La obra titulada “Aqua” de Laura Paresky, que es fotógrafa profesional para Ocean Drive Magazine, decora el Spa Aquanox, el health club del Trump Sonesta. Ocho ejemplos del arte de Sol LeWitt, probablemente uno de los artistas vivos más importantes del mundo actual, aparecen en el cuarto piso. Minimalista (personalmente, prefiere llamarse “conceptual”), LeWitt es considerado un escultor a pesar de sus múltiples pinturas a las que el MOMA le ha dedicado dos muestras retrospectivas.

Más allá de la propia vida sana que ofrece la playa, el mar y el sol, Aquanox es el oasis de salud del Trump Sonesta. Se trata de un espacio de relax, rejuvenecimiento y serenidad. En seis gabinetes privados, Aquanox combina tratamientos de belleza y salud que incluyen masajes, cuidado total de la piel de todo el cuerpo o especialmente de la cara y terapias energizantes. Algunos de esos masajes pueden ser contratados para que se brinden en el área de la piscina o en la playa a horas predeterminadas.

Aquanox completa sus servicios con el Fitness Center, con personal trainers disponibles para quienes lo requieran. Además, el lugar está pleno de equipos para gimnasia cardiovascular, cintas para correr y máquinas de levantamiento de peso.

Si el día en que deja el hotel su vuelo de regreso es por la noche y tiene todo el día por delante (el check out es a las 11 de la mañana), no se preocupe. El Trump dispone de cabañas en la piscina para alquilar por horas. Allí podrá disfrutar de un día extra de playa hasta la hora de su vuelo, con todo el confort de un lugar con aire acondicionado, comodidad para vestirse con su ropa de viaje y acceso al restaurante de la piscina, el “Gili’s Pool Bar & Grill”, donde podrá elegir entre ensaladas frescas, hamburguesas caseras, una exquisita ensalada de frutas combinada con un budín de canela y banana realmente recomendables y todas las combinaciones de tragos que usted imagine para su último día de vacaciones. © www.economiaparatodos.com.ar