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viernes 18 de abril de 2014

Un despilfarro de pronósticos

Un despilfarro de pronósticos

¿En qué nos hemos convertido los argentinos? ¿En fantasmas caminando sobre glaciares? ¿Lo que manifestamos ser, guarda alguna relación con la realidad de lo que somos?

En cualquier caso, resultan asombrosos los pronósticos que aseguran que una vez que asuma un nuevo gobierno (donde se cobijarán quizá los mismos protagonistas de hoy con otra apariencia), explotaremos de dicha, buenaventura y prosperidad. Y todo recomenzará como si nada hubiera sucedido.

¿Alguien puede creer seriamente que el descalabro kirchnerista habilita a pulverizar nuestra materia gris para dejarla presa de una melodía “pintada” por la necesidad de creer que sin regenerar nuestras malas costumbres NI ABANDONARLAS DEL TODO, PODREMOS RESURGIR NUEVAMENTE APRETANDO UN BOTÓN?

Los devaneos políticos de oficialistas y opositores parecen salidos de un manual elemental de primer grado, porque la verdad “verdadera” es que el kirchnerismo nos ha dejado en taparrabos. No solo no hay caja corriente ni dólares para abastecernos de lo imprescindible, según se advierte en los balances oficiales bien analizados, sino que para mal de nuestros pecados, ahora viene el verdadero “ajuste”.

Dice Nietsche al respecto de cuestiones semejantes: “¿Qué cosas escribimos y pintamos nosotros, los mandarines de pincel chino, los eternizadotes de las cosas que SE DEJAN ESCRIBIR y que es lo único que somos capaces de pintar? ¡Ay, siempre aquello que está a punto de marchitarse y que comienza a perder su perfume! ¡Ay, siempre tempestades que se alejan y se disipan y AMARILLOS SENTIMIENTOS TARDÍOS!”

Cansados de volar en semicírculos que no nos han llevado a ninguna parte y ante el nuevo fracaso de la política que LA GRAN MAYORÍA DEL PUEBLO ARGENTINO HA RESPALDADO, comenzamos a delinear tímidamente una vez más una aurora idílica que pretendemos ver para que calme nuestro espíritu atribulado. La fecha clave: el año 2015.

¿No habrá llegado el momento de parar el despilfarro de nuestros cándidos pronósticos optimistas, comprendiendo que poner la tierra bajo la alfombra tiene un costo, y no es, ni será nunca, una higiene inteligente?

Como individuos complejos, artificiosos y muchas veces impenetrables, hemos creído siempre en nuestra astucia para soñar cosas extraordinarias, recibiendo al poco tiempo los golpes de una realidad que no suele alinearse con las causas perdidas de antemano por falta de razonamiento.

Hagamos cuentas y releamos con cuidado los argumentos de aquellos que compiten para comunicarnos que la luz llegará cuando termine el ciclo K, “porque el mundo nos aguarda con los brazos abiertos para invertir en el país”. ¿No será una burda manera de aferrarse a la felicidad de un futuro incierto estrangulándolo de antemano y provocando su asfixia?

Al meditar sobre todo esto, sentimos la misma preocupación de Nietsche: “a veces también llega demasiado tarde la llamada despertadora, aquel azar que otorga permiso para obrar, cuando la mejor juventud y la mejor energía para obrar se han gastado A FUERZA DE ESTAR SENTADAS Y QUIETAS, ¡y más de uno ha encontrado con espanto -justo cuando se puso de pie-, que sus miembros estaban dormidos, que su espíritu estaba demasiado pesado Y ERA DEMASIADO TARDE!”.

Abandonemos pues la vieja historia que hemos “armado” siempre para dilatar la resolución definitiva de nuestros problemas y pensemos qué sucedería si pusiésemos todo en duda al mejor estilo cartesiano.

El 2015, parece haberse adelantado y es HOY. El gobierno sigue mintiendo HOY. Los números de la economía son pésimos HOY. El camino desquiciado de los últimos diez años nos ha traído hasta donde estamos HOY.

Aunque no amemos al Fondo Monetario Internacional (del cual formamos parte, vaya paradoja), su forma de analizar en estos días nuestro presente a la luz de las informaciones que trascienden (a pesar del cepo “informativo” K), mediante parámetros de medición comunes a todos los países de la tierra, son FUNESTOS.

¿Mañana? Pues estará por verse. Lo que no podemos continuar es nuestra “siesta” cultural, aceptando las sandeces que proclaman quienes están en el mismo túnel en el que nos hemos perdido TODOS.

“Argentinos, a las cosas”, diría el genial Ortega. Mantengámonos callados y atemos nuestros sueños a lo que podamos lograr con esfuerzo cada día, DENTRO DE LA VERDAD. Todo lo demás, pertenece al mundo mágico que en algún momento tendremos que dejar atrás si queremos “despegarnos” de nuestras frustraciones.

carlosberro24@gmail.com