Una elección clasificatoria
En el automovilismo deportivo, lo frecuente en casi todas las categorías es que las posiciones de largada de una carrera se definan en una competencia previa, llamada “posición de poste” o pole position. Ganar velocidad en esa pista clasificatoria tiene el premio de largar primero en la carrera que vale, la de verdad. Y eso fue exactamente de lo que se trató la elección del 27 de octubre en Argentina: una clasificatoria para las elecciones presidenciales de 2015
Porque en tanto elecciones legislativas, propiamente dichas, no representaron grandes cambios. De hecho, lo que se esperaba fue lo que efectivamente sucedió: que el oficialismo retendría el control del Congreso. De hecho, el kirchnerismo fue la fuerza más votada, con el 33% de los votos a nivel nacional, y hasta sumó algunas bancas en Diputados (aunque sus aliados perdieron otras), y mantiene la mayoría absoluta (y el quórum) en ambas cámaras. No fue, propiamente hablando, derrotado a nivel nacional, aunque sí en los distritos principales.
¿Por qué se dice entonces que perdió? Porque se comparan sus votos presidenciales de 2011 (54%) con los legislativos de 2013 (33%) y así se llega a la conclusión de que “perdió 21 puntos”. Pero se trata en principio de una comparación cuestionable: las presidenciales y las legislativas son procesos diferentes.
La gran diferencia entre estas legislativas y las presidenciales de 2011 fue la emergencia de líderes locales, que anteriormente integraron el kirchnerismo -destacándose, entre ellos, Sergio Massa- y que iniciaron un camino propio, por fuera de las listas oficiales.
Pero eso ocurrió en 2013 porque las elecciones legislativas de medio término tienen otra dimensión, separada de su función propiamente dicha. Fueron, en rigor, elecciones pre-ejecutivas. Lo que se jugó en ellas, tuvo más que ver con las expectativas y los posicionamientos hacia las próximas elecciones presidenciales y de gobernador, que con las carreras legislativas.
Todos sabemos que los principales candidatos “cabeza de lista” de esta elección, y fundamentalmente los de la oposición -los del oficialismo en general ya ocupan cargos-, en realidad son los futuros candidatos a la presidente o gobernador: Massa, Cobos, Binner, Schiaretti, Del Sel, Michetti, etc. Y su desempeño medido en porcentajes, es leído por la sociedad como un trampolín o un techo para una carrera próxima. Es por eso que, más allá del resultado estricto de las legislativas, termina imponiéndose el otro: el que dice que el gobierno kirchnerista se acaba dentro de dos años y que ya se asoman todos los aspirantes a la sucesión.
En ese sentido, el resultado más relevante es el de la provincia de Buenos Aires. Sergio Massa amplió notoriamente la diferencia con el Frente para la Victoria (43,9 a 32,2) y se proyecta como un líder político nacional. En su discurso de ganador, anunció que su construcción política se iban a expandir al resto del país. Tiene dos caminos, que no son necesariamente excluyentes: uno hacia el peronismo, y otro por fuera de él. En cualquiera de los casos, su ambición es avanzar en alianzas con políticos con gestión ejecutiva y afinidad generacional.
Dentro del voto oficialista, se han balanceado los liderazgos. Mientras que en la provincia de Buenos Aires tuvo un resultado por debajo de sus expectativas, en el resto del país mejoró su performance. Los oficialismos afines de Entre Ríos, Chaco, Río Negro, San Juan, Misiones y otras tantas provincias, van a pesar más de ahora en adelante. Un relanzamiento neokirchnerista que provenga de las “provincias chicas” hoy luce un poco más probable que antes.
Con casi 40% de los votos, el macrismo en la Ciudad tiene un candidato importante, el que más explícitamente se lanzó a la carrera presidencial. No obstante, sus modestos resultados en el resto del país -aunque haya exhibido una mejora en algunos distritos puntuales- siguen siendo un obstáculo en sus planes de nacionalización. Por sí mismo, sin una alianza fuerte con otros espacios, el macrismo difícilmente sea una fuerza competitiva en el orden nacional. Y dentro del espacio radical-progresista, las elecciones del domingo proyectaron al menos dos liderazgos hacia 2015: Julio Cobos en Mendoza y Hermes Binner en Santa Fe lograron notables triunfos.
Fuente: www.infolatam.com