Una luz en Estados Unidos
Si se presta una mínima atención a la extraordinaria historia estadounidense saldrán a relucir los valores y principios que dieron origen al lugar en la tierra donde, con sus más y sus menos, ha primado con mayor fuerza la libertad lo cual redundó en el mayor progreso en lo que va de la historia de la humanidad.
Sin duda la mancha negra en esa secuencia ha sido la esclavitud y la discriminación hacia los descendientes de esclavos hasta que se produjeron los resultados por todos conocidos, entre otras cosas, a partir del alarido estremecedor de “I have a dream”.
Lamentablemente hubieron varios retrocesos en aquella historia, pero especialmente a partir de la presidencia de George W. Bush se agudizó la barranca abajo, de modo brutal con las “guerras preventivas”, el endeudamiento sideral, los gastos descomunales y el denominado “bailout”, es decir, el salvataje de empresas irresponsables e ineficientes que debieron financiarse compulsivamente con el fruto del trabajo de quienes no tienen poder de lobby.
Ahora la expresión de la decadencia ha llegado a límites inconcebibles para lo que fue el baluarte del mundo libre. Un presidente como Donald Trump que insulta a la prensa y echa algunos de sus miembros de la Casa Blanca como si fuera una propiedad de su pertenencia, se enoja con fallos judiciales adversos debido a su xenofobia, se pelea con integrantes de su propio partido en el Congreso, impone un proteccionismo digno de una república bananera (en estos momentos acentuado con el acero y el aluminio y con amenazas estrafalarias hacia la industria automotriz extranjera), reduce impuestos pero incrementa sideralmente el gasto público especialmente referido a infraestructura y erogaciones militares. Muestra una desaprensión total en el trato con personas de su propio equipo a los cuales remueve u ofende a cada rato, sus colaboradores se complican cada vez más con la investigación penal en curso sobre la falsificación de identidades a favor del entrometimiento en la última campaña electoral y pretende administrar la gestión gubernamental con tuits contradictorios con un lenguaje inaceptable para un mandatario. Trump acaba de comentar la aprobación que el régimen chino le otorgó a Xi Jinping para la reelección indefinida en cuyo contexto no pudo ocultar cierta dosis de envidia, nada republicana por cierto.
En este cuadro de situación que alarma a todos los gobernantes con vestigios de sensatez y preocupa en grado sumo a los admiradores del tradicional american way of life, se sucede una entrevista televisiva que podríamos calificar de espectacular por lo provechoso de su contenido y por las esperanzas que infunde a quienes defienden la libertad y las consiguientes autonomías individuales.
Se trata del programa The Axel Files trasmitido el 3 del corriente mes de marzo por CNN conducido por David Axelrod quien dirige el Instituto de Política de la Universidad de Chicago y es asesor senior de la referida emisora. La entrevista fue al senador republicano saliente por Arizona Jeff Flake. En esa entrevista el senador Flake se refirió y criticó con dureza lo dicho anteriormente sobre el presidente Trump y consideró que estos desmanejos presidenciales no solo son indignos de quien ocupa la Casa Blanca sino que han contribuido a desfigurar la esencia del Partido Republicano debido a la conducta muy poco republicana de muchos de sus integrantes, lo cual sostuvo viene sucediendo de un largo tiempo a esta parte. A esto agregó que frente a la izquierdización del Partido Demócrata (hacia el síndrome Bernie Sanders), el cuadro político para la presidencia del 2020 sería distinto al proceso electoral tradicional puesto que presentaría otras opciones. Frente a la pregunta concreta de Axelrod sobre si estaría dispuesto a considerar una postulación al efecto de contrarrestar lo que viene sucediendo, Flake se pronunció por la positiva, lo cual abre una nueva y renovada esperanza para el futuro de Estados Unidos.
No hay hombres providenciales, en una sociedad libre resulta de gran importancia limitar el poder cualquiera sean las figuras que circunstancialmente se encuentren en el gobierno, lo cual no quita que se estime como una luz esperanzadora el reagrupamiento de partidarios de una tradición prácticamente abandonada que intentó retomar en su momento sin éxito electoral suficiente el tres veces candidato a la presidencia y congresista Ron Paul. Ahora tomaría la posta Jeff Flake quien ahora deja el Senado, es cierto que con una solidez menor que la del doctor Paul pero una reacción necesaria al fin.
Toda la entrevista giró en torno al libro titulado Conscience of a Conservative que Flake escribió y publicó por Penguin Random House en 2017 (con el mismo título de la obra publicada en 1960 por Barry Goldwater a quien este nuevo autor homenajea).
En lo personal coincido con lo fundamental escrito por Flake en su libro, excepto cuando consigna que se arrepiente de haber votado en contra del antes mencionado “bailout” en medio de la crisis del 2008 y, en un plano más general, considero desafortunado que los liberales clásicos en Estados Unidos se hayan visto obligados a autodenominarse “conservadores” ya que la expresión “liberalismo” paradójicamente fue arrancada de contrabando por los estatistas estadounidenses, aunque intelectuales como el premio Nobel Milton Friedman insisten en mantener la terminología tradicional. En todo caso, es pertinente recordar el célebre capítulo de otro premio Nobel, Friedrich Hayek en su Fundamentos de la libertad titulado “¿Por qué no soy conservador?”
En el escrito de Flake que, como queda dicho, fue la base de la entrevista que comentamos, se lee en el prólogo magníficamente titulado “To Stand Alone” que su partido lamentablemente “se ha comprometido con otras fuerzas poderosas como el nacionalismo, el populismo y la xenofobia” que explica las razones por las que “perdimos el rumbo”.
En ese libro el autor subraya que “Desde el comienzo del siglo veinte, el tamaño y las funciones que abarca el gobierno de Estados Unidos ha experimentado un crecimiento explosivo en base a cualquier medición, particularmente a partir del New Deal , período en el cual muchas de nuestras regulaciones fueron concebidas al otorgarle al gobierno mayores y mayores poderes sobre las vidas de los individuos”.
Enfatiza que “las firmes ideas” del Partido Republicano sobre “el gobierno con poderes limitados y la libertad económica han sido barridos en una fiebre populista con lo que se ha caído en lo opuesto a lo que hemos creído por tanto tiempo […] estos son los espasmos de un partido que se muere”.
También destaca en solapa del libro: “Creo que hay límites en lo que el gobierno debe hacer, que hay problemas que el gobierno no puede solucionar y que la iniciativa humana es mejor cuando se le da libertad lejos de la intervención coercitiva gubernamental. Sostengo que estas ideas, verificadas por el tiempo, ofrecen la mayor libertad y los mejores resultados en las vidas de la gente […] Mientras nuestro país se incendia, nuestras instituciones se dañan y nuestros valores se comprometen. Estamos tan alejados de nuestros principios que ya no sabemos en que consisten […] Los riesgos son demasiado altos como para mantenernos en silencio”.
El entrevistado en CNN, refiriéndose a la actual administración, dijo que “hasta el observar las reuniones de gabinete resulta un espectáculo lamentable”, que el vocabulario de Trump es grotesco, que la forma despectiva e inapropiada a que se refirió a su colega en el Senado John McCain fue a todos luces indignante y que decir que “la prensa es el enemigo del pueblo es repetir la misma fórmula en la que insistía Stalin”.
Jeff Flake es bisnieto del principal artífice intelectual de la Constitución norteamericana, James Madison, y tataranieto del fundador del lugar donde habita en Arizona. Es casado y tiene cinco hijos. Es de esperar que esta figura pueda contrarrestar la marcada decadencia estadounidense. Debemos copiar el coraje y los esfuerzos permanentes de los socialistas por apuntar a lo que estiman es lo mejor y no contentarse con el menos malo por parte de los que se dicen partidarios de la libertad que como hacen muy poco para correr el eje del debate y colocar alta la vara, lo menos malo es cada vez más malo.
Al efecto de recordar el peso de los valores y principios inherentes a la tradición de Estados Unidos y saber de que estamos hablando cuando nos referimos a esa corriente, es del caso citar algunos pocos pensamientos de personajes prominentes de esa tradición, en orden cronológico y para no perder la brújula y retomar así la senda que nunca debió abandonarse:
- “Aquellos que renuncian a las libertades esenciales para obtener
seguridad temporaria, no merecen ni la libertad ni la seguridad”. Benjamin Franklin, 1759.
- “La sociedad en todos sus estados es una bendición, pero el gobierno, aun en su mejor estado, constituye un mal necesario y, en su peor estado, uno intolerable”. Thomas Paine, 1776.
- “Ahora bien, todos los actos de la legislatura contrarios al derecho natural y a la justicia son nulos […] en conciencia estamos obligados a desobedecer las constituciones humanas que la contradicen”. George Mason, 1780.
- “El gobierno se debe establecer para asegurar y extender el ejercicio de los derechos naturales de los miembros, y todo gobierno que no tiene eso en mira, como objetivo principal, no es un gobierno legítimo”. James Wilson, 1782.
- “El gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo […] Éste ha sido el fin del gobierno, solo un gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo”. James Madison, 1792.
- “Establecimientos militares desmesurados constituyen malos auspicios para la libertad bajo cualquier forma de gobierno y deben ser considerados como particularmente hostiles a la libertad republicana”. George Washington, 1796.
- “Se necesita un gobierno frugal que restrinja a los hombres que se dañen unos a otros y que, por lo demás, deje libertad para que cada uno siga sus propósitos”. Thomas Jefferson, 1801.
- “El poder de establecer impuestos, es el poder de destruir” John Marshall, 1819.
Esta es parte medular del corazón de lo que constituye un ejemplo de respeto recíproco que dio el puntapié inicial para un notable progreso moral y material, lo cual fue copiado por algunas naciones que quisieron seguir ese camino que desafortunadamente en gran medida fue abandonado. La esperanza de personas como Jeff Flake abren nuevos desafíos para retornar a un mundo civilizado ajeno a los nacionalismos retardatarios que tanto malestar están creando en nuestra era.