Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

sábado 27 de septiembre de 2014

Una manada de búfalos precedida por un elefante

Una manada de búfalos precedida por un elefante

Dice Fernando Savater que siempre ha preferido las palabras claras y distintas, aunque en ocasiones traigan estremecimientos, tomando como punto de partida el racionalismo cartesiano, sobre todo aquellas palabras que aspiran a la verdad y pretenden el desengaño, por cruel que pueda resultar en algunas ocasiones

Confesamos estar totalmente de acuerdo con él, porque el desenlace de lo que comenzamos a vivir con el kirchnerismo en esta, su etapa final, tiene más de una carrera alocada de búfalos con un elefante – Cristina Fernández-, a la cabeza que cualquier otra cosa.

Para ellos, ya no se trata de tener o no razones para desarrollar estrategias, sino de avanzar tumultuosamente, volteando lo que pueda encontrarse en el camino, sin discriminación alguna: el imperio K se enfrenta ahora al mundo del “terrorismo financiero, bélico y cultural” y da lecciones a Occidente sobre lo que debería ser su comportamiento frente a estos flagelos, descriptos por sus visiones conspirativas enfermizas.

El elefante marca el paso y es el que embiste. Los búfalos van detrás provocándonos a los argentinos un gran escalofrío, porque no hay temor más grande que el que causa quien propugna su credo en base a falsedades, distorsiones y prepotencia.

Llega un momento en la vida en que la mentira hace que nos sintamos enfermos y desgraciados, posiblemente porque las falsedades VOLUNTARIAMENTE ASUMIDAS Y PROPALADAS tiene un extraño parentesco con la muerte o, de alguna manera, nos acerca a ella.

¿Qué está logrando la Presidente con sus desvaríos? Ni más ni menos que quedemos cada vez más lejos de cualquier sendero por el que podamos reencontrar la ruta de la sensatez y el sentido común.

No entiende, ni ella ni los loros que la flanquean (Timerman, Capitanich, Uribarri, Capitanich,y cía.), que la política ES EL ARTE DE LO POSIBLE. Que el mundo está en constante transformación por fuerzas conjugadas por una explosión demográfica sobre la que Malthus ya había formulado serias advertencias en 1800 en sus famosos diálogos con William Goodwin.

La mentira “es decir, la falsedad voluntariamente asumida y propalada, tiene un parentesco necesario con la muerte o lo que es lo mismo, proviene de ella y nos acerca a ella. Proviene de la muerte porque mentimos a los demás y a nosotros mismos por debilidad moral, por apocamiento y temor ante circunstancias que NO NOS CONSIDERAMOS CAPACES DE AFRONTAR, FALSEANDO LOS PRECARIOS REMEDIOS QUE PODRÍAMOS BUSCAR PARA LOS PELIGROS QUE NOS ACECHAN” (Fernando Savater).

Nuestro futuro inmediato se basa en esta realidad.

No hay técnicas ni estrategias que puedan remediar las “enfermedades del alma”. Solo la psiquiatría y, en el caso de los creyentes, la oración. Cristina y sus acólitos obedientes demuestran no estar dispuestos a acogerse a los beneficios de estas terapias imperativas.

A aquellos ilusos que aún hoy y ahora se devanan los sesos imaginando una vuelta a la cordura del kirchnerismo, les decimos lo que presentimos: son como caníbales que le han tomado gusto a la sangre y solo viven para seguir alimentándose de ella.

En una época se sostenía que la clásica concepción de la verdad era una adecuación entre lo que pensamos y lo que decimos, con independencia de nuestros caprichos personales. A partir de Nietzsche tenemos que resignarnos a admitir QUE NO HAY SOLO HECHOS SINO INTERPRETACIONES SOBRE LOS MISMOS.

De eso estamos viviendo: la interpretación atrabiliaria de los hechos de una verdadera manada, como ya hemos señalado, que voltea todo a su paso avanzando todos los días sin descanso con la ilusión enfermiza de torcer una realidad que se les ha impuesto y los ha dejado al borde del desamparo y la angustia personal.

Caras, gestos y palabras de los protagonistas, son muestras elocuentes de lo que aquí sostenemos.

Nuestra opinión: creemos que la situación se volverá más y más caótica en los próximos meses y de no mediar un giro “copernicano” entraremos en el vórtice de un tornado que nos irá deglutiendo. La oposición –si es que lo advierte y deja de parlotear sobre el sexo de los ángeles-, debería estar poniendo sus barbas en remojo. Quizá encuentre la mesa servida antes de tiempo.