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jueves 10 de mayo de 2007

Una semana llena de picante

Las declaraciones de Cristina Kirchner en su nueva visita a Nueva York, las elecciones en Francia, el reacomodamiento de actores en el gobierno chino y nuevos disturbios en Bolivia son algunos de los hechos internacionales de los últimos días.

La semana pasada ofreció demasiados acontecimientos en el frente externo, con impacto en el consumo interno, dignos de ser comentados. Quisiera dedicarles algunas reflexiones a todos ellos, a riesgo de ser algo disperso, seguramente.

Por siempre Cristina

Primero quiero referirme –aunque sea muy brevemente– a las curiosas declaraciones que han sido atribuidas (no sin la habitual cuota de prolijamente orquestada confusión, de manera de que pueda haber siempre más de una interpretación posible) a nuestra, quizás, futura presidenta, la senadora Cristina Kirchner, durante su reciente viaje a Washington (parece que la senadora ya no piensa, como antes, que los yanquis deben irse a su casa, sino que se traslada –fastuosamente– a visitarlos, vestidita para impactar, a la manera de un nuevo “Ángel de Charlie”, lo que es bien diferente).

Se trata de uno de esos viajes –realizado esta vez con su ladero y consejero exterior preferido, el cónsul Héctor Timerman– respecto de cuyos costos y detalles no se da cuenta alguna, en violación del decreto 1.172/2003 (de acceso a la información pública) que la democrática senadora ha preferido, hasta ahora, simplemente ignorar, pese a los reclamos reiterados de la Fundación Poder Ciudadano.

La idea política es que no importa que los viajes de doña Cristina pasen absolutamente inadvertidos en cada lugar que ella visita (lo que no sólo es más seguro para evitarnos problemas inesperados, sino habitual cuando se combinan la falta de dimensión con la ausencia de contenidos), sino que los periodistas y las cámaras de televisión –que siempre forman parte esencial del séquito oficial– no dejen de batir el parche acerca de la excelencia de los resultados obtenidos en los que hasta ahora han sido, en rigor de verdad, una serie de realmente intrascendentes (y caros) periplos senatoriales.

Refiriéndose a las, desde todo punto de vista, ofensivas e inaceptables declaraciones de Luis D’Elía, su actual aliado político y –hasta no hace mucho– miembro del gabinete de su marido (que lo invitó a pertenecer al mismo en función de su pasado “piquetero”, esto es de ese gran mérito), quien señaló –con presunto rigor– que en el atentado contra la AMIA de 1994 habría participado la derecha judía, la promocionada senadora puntualizó que esas afirmaciones eran un “disparate” y que “un país donde alguien puede decir lo que se le ocurra, o algún concepto disparatado, es un país en el que me interesa seguir viviendo”.

Lo que es brutalmente contradictorio con lo que ella misma no podía ignorar de ninguna manera, esto es, la antidemocrática decisión del gobierno que encabeza su propio marido de cerrar –en su propia “casa” (o sea, en la ciudad de Río Gallegos)– la emisora FM News, una escuchada radio local propiedad de los periodistas Hugo Moyano y Rolando Vera, quienes –sobreponiéndose a las intimidaciones del tipo de las que obligaron a D’Elía a abandonar el poder, dejando allí a parientes y amigos–se habían animado a ser particularmente críticos del gobierno.

Vaya extraordinaria duplicidad, la de los Kirchner. El doblez es la pauta central moral de conducta. Y a muchos no les parece demasiado mal, por lo que siempre doblan las apuestas e, increíblemente, ganan.

Los disparates de FM News no se toleran; los del amigo y correligionario D’Elía, en cambio, sí. Más duplicidad, imposible. Una vez más, la terrible vigencia de esa conocida pauta moral peronista expresada en aquello inolvidable frase de “para los amigos todo y para los enemigos, ni justicia” aparece claramente. Libertad selectiva, entonces.

¿Será que el cada vez menos democrático matrimonio político ha decidido jugar al “bueno” y el “malo”, para tratar así de confundirnos, aún más?

Quizás, pese a todo, con estos cuestionables viajes, la notoria senadora advierta cómo efectivamente es y opera el mundo. Y algo aprenda, como cualquiera. Esto es seguramente bueno, a pesar de que parta de la conocida catarata de preconceptos bolivarianos, que todos conocemos. El problema es que, como metodología para tratar de ilustrar al neófito, es muy cara. Hay otras, más eficientes, pero requieren esfuerzo y carecen de pompa.

Elecciones presidenciales en Francia

Después de una dura campaña electoral, Nicolás Sarkozy, un hombre de centro, se consagró como presidente de Francia. Reemplazará al insípido, pero no siempre equivocado, Jacques Chirac, cuya larga y mayormente intrascendente presencia política en el país de los galos nos había llevado muy cerca del hartazgo.

Derrotó a Ségolene Royal, que hizo no obstante una campaña formidable y recuperó para la izquierda el segundo lugar que había perdido en la elección presidencial anterior. Ségolene parece haber conmovido al socialismo francés del mismo modo en que Tony Blair lo hizo en su momento con el laborismo británico, confiriéndole una cuota de realismo que se había extraviado.

Pero Francia tiene que reaccionar, como sociedad. Cualquiera sea su timonel. Hoy es un país complejo. Con 63 millones de habitantes, tiene 6 millones de inmigrantes de los cuales el 90% proviene de países islámicos del norte de África y han llegado en las últimas tres décadas. Ellos tienen una tasa de crecimiento vegetativo exponencial y pronto cambiarán el perfil de la sociedad. Desde la elección de 2002, no son una fuerza política despreciable.

La familia francesa se ha desintegrado. La tasa de divorcios es del 40%. Además, las uniones extramatrimoniales son el 20% de las totales. El 40% de los niños y niñas nace de parejas que no se han casado. La juventud es violenta y las maestras enfrentan dificultades para dar clase generadas por una falta de respeto que crece entre los jóvenes.

Sólo el 51% de los franceses son hoy católicos. En el país de Juana de Arco, apenas el 17% es católico practicante.

El sector público no deja de crecer. Apenas un 3% de los franceses trabaja en la agricultura, pese a lo cual tienen la protección y los subsidios más grandes de Europa, superados solamente por los japoneses en el resto del mundo. La industria está decayendo y, en la actualidad, ocupa solamente al 20% de la mano de obra total.

La meritocracia es cosa del pasado. La seguridad es un problema creciente y, no nos engañemos, el 60% de los crímenes tienen que ver con inmigrantes y el 90% de los cabecillas de bandas criminales que operan en Francia son o bien inmigrantes, o hijo de inmigrantes o extranjero. Todo un tema.

Las empresas tienen una presión fiscal enorme, casi inaguantable. Tanto que la propia Renault trasladó su casa matriz a Holanda.

El desempleo es del 9%. El doble del británico o del norteamericano. El Estado se lleva el 54% del PBI y los impuestos absorben el 44% de los ingresos fiscales. La asfixia es evidente.

La burocracia pública sigue siendo inmensamente influyente. Los graduados de la Escuela Nacional de Administración (ENA), los llamados “enarcas”, ocupan todavía casi todos los puestos claves del sector público y la política. En el gabinete, un 90% de los miembros son “enarcas”. Ségolene Royal también es una de ellos. Pero ni Sarkozy, ni el sorprendente Bayrou, ni el decaído Le Pen, lo son. El cambio se preanuncia solo, queda visto.

Revolución (pacífica) en lo más alto del poder político chino

La semana pasada, mi amigo y excelente canciller de China, Li Zahoxing, dejó su cargo a los 66 años (uno más de la edad habitual de retiro) y fue reemplazado por Yang Jiechi, que acababa de ser embajador de China en Washington y es egresado de la London School of Economics (curiosamente, como uno de nuestros más jóvenes y cuestionados senadores justicialistas, hoy políticamente desdibujado).

Al nuevo canciller le espera una tarea compleja, que incluye las crecientes tensiones comerciales y cambiarias con los Estados Unidos, los Juegos Olímpicos y las elecciones de Taiwán, que ya se acercan. Y un país que crece vertiginosamente y que ya está entre los más poderosos del mundo.

Además, se designó a Wan Gang como ministro de Ciencia y Tecnología. Lo notable es que Gang no pertenece al Partido Comunista y vivió y estudió en Alemania por espacio de 15 años. Es la primera vez que esto ocurre, desde 1950.

Estas designaciones muestran el fortalecimiento del poder de Hu-Jintao, actual presidente de China y secretario general del poderoso Partido Comunista, luego de que se deshiciera de Chen Lyangyu, el líder comunista de Shangai al arrestarlo por corrupción.

El acceso de Xu Shaosi a la cartera a cargo de los temas que tienen que ver con la tierra y los recursos naturales y el de Chen Lei a la que maneja las cuestiones relacionadas con el agua completan el importante reacomodamiento de actores que acaba de tener lugar en el país oriental.

El caos boliviano

También desde Bolivia nos llegaron algunas noticias esta semana. La primera es la entrega del premio de la Asociación Nacional de Prensa que lleva el nombre de Libertad al cardenal de Santa Cruz, Julio Terrazas. Esta figura eclesiástica, de gran envergadura, realmente lo merece. No sólo por su inclaudicable postura en defensa de la libertad de prensa, sino por el coraje con que ha puesto freno a Evo Morales cuando éste, al comienzo de su gestión, intentó eliminar la enseñanza religiosa de los colegios bolivianos. El cardenal tuvo, además, un papel primordial en la defensa de la independencia de la justicia y de la institucionalidad cada vez que Morales y los suyos intentaron violarlos, lo que ha sucedido con reiteración, abierta y solapadamente.

La segunda noticia no es tan buena y es típicamente boliviana. Prepárese, lector, para una manifestación de cuán ingobernable se ha vuelto el país andino.

Primera escena: Una comisión de policías perteneciente a la Dirección de Prevención de Robo de Vehículos, de La Paz, descubre en la localidad de Ivirgarzama, en plena zona cocalera de Cochabamba, una camioneta robada en 2004.

Segunda escena: Cuando los efectivos tratan de decomisar el vehículo robado, los dirigentes locales, con disparos de fuego al aire, alertan a la población local, que ataca, desarma y despoja de sus pertenencias –incluyendo las botas, la ropa, las billeteras y los celulares– a los policías y los toma de rehenes. Seis de ellos no consiguen huir de la turba y son, además golpeados, con palos y piedras, por lo que deben ser trasladados al hospital local. Otros seis logran escapar.

Tercera escena: Los dirigentes cocaleros, en representación de la población local, negocian la libertad de los uniformados, que son finalmente liberados, sin ninguna de sus pertenencias, incluyendo las armas que portaban, después de haber sido ultrajados de la manera antes descripta.

Cuarta escena: La camioneta marca Calvina continúa siendo utilizada por su actual “dueño”, sin mayores problemas.

La anterior descripción muestra cómo está el país de Evo Morales en lo que al respeto de la ley y el imperio del derecho tiene que ver. La situación es un verdadero desastre.

Finalmente, aunque parezca insólito, Morales está descubriendo que no es lo mismo gobernar que estar en la oposición. Seguramente nunca se imaginó que ante una huelga, de las miles que azotan al país, debería decirles a los trabajadores de la salud y de la educación que los días no trabajados no serán pagados. Todos, incluyendo él mismo, uno de los principales responsables de la implantación de la cultura de la prepotencia, saben perfectamente bien que, al final, como suele ocurrir, esos días serán pagados. El presidente boliviana sabe también que una de las primeras pérdidas que tienen muchos dirigentes políticos es la de la vergüenza. © www.economiaparatodos.com.ar

Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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