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jueves 21 de julio de 2005

Uruguay: interesante proyecto busca prestigiar a parlamentarios

Un legislador uruguayo acaba de presentar una iniciativa de ley con el objetivo de establecer mecanismos para cuidar la imagen del cuerpo legislativo y sancionar a sus miembros cuando sea necesario.

El legislador uruguayo, colorado, Washington Abdala, del “Foro Ballista”, acaba de presentar un bien intencionado, pero claramente insuficiente, proyecto de ley al Parlamento de su país.

Reconociendo que en la Argentina y en el Brasil se han acumulado graves denuncias de corrupción parlamentaria que han llenado de descrédito a los legisladores de ambos países, lo que si no es reconocido -dice- sería “un acto de inmadurez y falta de seriedad”, agrega que los “fueros parlamentarios” no deben ser nunca usados ni abusados en beneficio personal de los legisladores porque ello resiente la confianza pública en estos funcionarios y conduce finalmente “al desprecio subyacente por la democracia liberal”. Por eso, Abdala propone una serie de medidas para tratar así de “prestigiar” a los parlamentarios orientales.

Dejando de lado la necesidad elemental de contar con legisladores que sean idóneos, esto es que tengan el “nivel mínimo” de educación, experiencia, y calidad personal y moral que sus tareas exigen, a las que Abdala no se refiere, repasaremos brevemente la propuesta del legislador oriental.

El proyecto en cuestión tiene tan solo diez artículos.

En función del mismo, se establecería una “Comisión de Ética Parlamentaria”, compuesta por un senador y un diputado por cada uno de los lemas.

Ella velaría por todo lo que tenga que ver con la preservación de la “imagen” de los dos cuerpos legislativos y colaboraría en el proceso de las “sanciones éticas” y las “faltas de decoro” que en cada caso puedan corresponder.

Elaboraría, asimismo, un detallado informe público anual sobre la labor de los cuerpos colegiados y de los legisladores individualmente, puntualizando el número de presencias y ausencias de cada parlamentario, los distintos proyectos presentados, las licencias no justificadas, las sanciones recibidas, y el número y los nombres de los funcionarios que trabajan para cada uno de ellos. Vale, como promoción de la transparencia. Para aplaudir, entonces.

El proyecto agrega que los legisladores deberán actualizar anualmente sus declaraciones patrimoniales, luego de la información que al respecto deben suministrar al asumir sus bancas. Esto no sirve para nada si las declaraciones, como en los Estados Unidos, no tienen total transparencia pública, lo que es una exigencia ya en muchos países. Y si las faltas o violaciones al régimen no están penadas con sanciones que no pueden, como en Chile, ser solamente multas de poca monta.

Abdala debería recabar el reciente proyecto similar que ha sido ya presentado al Parlamento de Chile y perfeccionar con él su propuesta, mejorando el actual contenido e incluyendo una panoplia de sanciones concretas, con dientes suficientes.

De lo contrario, si todas las obligaciones son sólo éticas, las violaciones se acumularán inevitablemente y siempre habrá una excusa para todas y cada una de las conductas personales torcidas.

No hay que olvidar que, en política, a diferencia del mundo real, la institución de la resurrección existe y funciona siempre. Sin importar demasiado cuál pueda haber efectivamente sido la causa de la muerte política anterior del respectivo sujeto, incluyendo ciertamente las más horribles. Esto es lo que desgraciadamente enseña la experiencia, en todas partes y latitudes. De allí que en ese particular ámbito, la luz del día sea el mejor desinfectante de todos. Por esto es que la “transparencia” resulta una exigencia imprescindible. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio Cárdenas es ex Representante Permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas.




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