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lunes 10 de enero de 2011

Y esto recién empieza

En el inicio de un año electoral, lo que faltan son ideas y alguien capaz de dar respuestas a las demandas perentorias de la gente.

“Año nuevo, vida nueva” suele esgrimirse por ahí, y quizás algo de ello encierre este 2011 con peculiaridades difíciles de comprender a no ser que se tenga en cuenta lo ocurrido a lo largo del 2010, y los años previos que fueron inexorablemente la ruta que condujo a este presente.

Hay un antes y un después de aquello que acontece y ha de acontecer en el escenario electoral que nos toca encarar sin que haya demasiada conciencia del mismo. O tal vez, que la mitad de la ciudadanía en condiciones de votar se manifieste indecisa sea un buen síntoma. Razones no faltan, lo que faltan son ideas y alguien capaz de dar respuestas a las demandas perentorias de la gente.

Aunque en apariencia los “okupas” van menguando – las vacaciones en ese aspecto se institucionalizan – y aquellos “reclamos” que sellaron el pasado año parecen haberse congelado en tiempo y espacio, todo hace prever que en breve han de retornar a escena, no por pesimismo sino porque nada se ha hecho en concreto para que esos conflictos finalizaran. Sobra jurisprudencia sobre barrer la mugre debajo de la alfombra. Las soluciones, como se dice vulgarmente, están atadas con alambre en una sociedad que muestra signos de una seudo bipolaridad extraña.

Por un lado, una parsimonia que no admite lógica frente a hechos que no ameritan adjetivación alguna: las filas de jubilados esperando poder asirse de su dinero, casi suplicando que se les otorgue lo que es de ellos… Hijos y nietos, al parecer, disfrutando el confort del receso veraniego, o cómo se explica que esos “viejos” estén solos frente a la barbarie a la que se los somete, ni más ni menos que por ignorancia, desidia y anarquía. ¿O acaso Cristina Fernández de Kirchner gobierna en la Argentina? La respuesta se enmudece frente a la evidencia de los últimos días.

Cuando en una sociedad se falta el respeto a la tercera edad puede decirse que todo el resto funcionará mal. Tan de moda que están las filosofías orientales, y sin embargo, sólo parecen contar en esta geografía para orientar los muebles de modo tal que aseguren armonía en el hogar. Pero para esos orientales -que aquí apenas son Best Sellers en librerías-, la armonía y la sabiduría radicaban y radican en el respeto a sus superiores: fuente de conocimiento y experiencias que en otro sitio jamás se encontrarían. Aquí, los mayores son material de descarte. Apenas sirven para un acto en Casa de Gobierno donde se les anuncie una dádiva de 500 pesos.

Partiendo de esa premisa, es muy poco lo que puede vislumbrarse. Jugar a las escondidas con quienes no tienen ya las fuerzas necesarias para gritar “piedra libre” es de una cobardía supina. Estamos pues administrados por avestruces que no sacan la cabeza del fondo de la tierra, y si lo hacen es para justificar lo injustificable.

Posiblemente, para muchos, los sufrimientos de jubilados que no pueden tener la certeza de estar amparados por la ley y la justicia tal como la definiera Ulpiano: “Dar a cada uno lo suyo”, sea una anécdota que no suma demasiado.

La inflación se halla detrás de toda problemática, aunque en rigor de verdad, la inflación sea consecuencia y no causa. Consecuencia de no haberse planificado nada, de haberse manejado la economía como si el país fuese un almacén sureño donde a los amigos se les fía, y al resto se les desconfía cambiándole las reglas de la noche al día.

La base de la pirámide está sobre arenas movedizas. El aparato proselitista solo posee fondos para un clientelismo que ya ha dado muestras de no ser del todo efectivo en ciertas zonas de la Argentina. Nacionalizar algunos resultados puede ser malo pero también lo es olvidar aquello que sucedió a Carlos Rovira cuando pretendía la reelección indefinida en Misiones, su provincia.

El gabinete en pleno visitó el lugar. Alicia Kirchner desplegó una muestra de electrodomésticos más vasta que la que ofrece Garbarino o Frávega; los créditos si ganaba el candidato oficialista no tenían que saldarse, eran el premio a la mismísima anulación de libertades individuales. Todo desparpajo derivó en la marcha atrás de Néstor Kirchner por seguir en el cargo (y apareciera como un as Cristina), y en el enojo de Felipe Sola que debió ceder la provincia de Buenos Aires, y tornarse un anti-kirchnerista más.

Esta es la mecánica con la cual deberemos sobrevivir el resto de los meses que siguen a esta tregua parcial que da el calor, las olas, el mar… Mientras eso ocurre, la oposición no sale de su ostracismo aunque nade en un océano de náufragos del cual han de salir a ocupar el rol de candidatos aquellos que comprendan cómo se vence mejor el capricho de las mareas.

Ahora bien, todo cuando se haga no puede prosperar allí donde la racionalidad ha perdido cabida. Veamos tan sólo algunas salidas a los problemas mínimos que asedian el día a día:

Ante la escasez de monedas, a redondear el costo de las tarifas. Una política monetaria jamás vista en academia alguna ya sea ortodoxa o progresista… Ante el desborde de piqueteros, la amenaza de convocar a la Justicia como si no hubiese ya una Carta Magna que dice, sin eufemismos, cuales son los deberes y cuales los derechos. Y es que el problema es mayor todavía: los de “arriba” no se han percatado de esas líneas. El ejemplo no es modelo, y el modelo es “Gran Hermano” o “Soñando por Bailar” donde “triunfa” la argucia y la vulgaridad.

Ante la emergencia hídrica, los encargados de edificios podrían no baldear las veredas los martes y jueves, una vanguardista política de sanidad. Ante el faltante de billetes, silencio sepulcral… Y es que la solución de imprimir moneda de mayor valor es admitir el error y la mentira de una canasta básica a un precio irrisorio con niveles de miseria e indigencia que ni el INDEC puede medir a ciencia cierta.

Entre medio, ya no toman predios pero si comisarías para liberar presos, otras cierran puertas y piden que se toque el timbre para entrar (“razones” de seguridad…), suenan alarmas en bancos y nadie atina a averiguar qué está pasando, ¡qué suenen no más!… Demasiado cambalache para un año que recién se presta a comenzar.

El resto es rumor de opereta: que a Nilda Garré le harán una cama los de la Federal, que Aníbal Fernández no da para más, que Daniel Scioli es de amianto y las balas le resbalan, que Reutemann puede salvar al PJ aunque nadie pueda luego salvarnos a los demás, etc., etc. Es año de encuestas que miden según cuánto se pague por ellas, y de un escepticismo que nadie sabe a ciencia cierta en qué ha de derivar.

Es tiempo de cautela: todo pasa cuando nada parece pasar en realidad. El famoso modelo que siempre se está intentando profundizar es el problema, sin embargo no hay alternativa que asome para darle competencia. Lo verdaderamente triste sería evidenciar una vez más que los argentinos podemos tropezar, no una ni dos sino cien veces con la misma piedra y sin chistar. © www.economiaparatodos.com.ar

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