Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

jueves 11 de mayo de 2006

Eduardo Fidanza: “La política argentina está enferma”

¿Qué modelo de país estamos construyendo? ¿Cuál es la sociedad con la que contamos? ¿Acaso nos equivocamos a la hora de juzgar la realidad en la que estamos inmersos? Un debate a fondo con el director de la consultora Poliarquía acerca de la política, la economía y la sociedad argentina.

– Usted en un pasillo me dijo que tal vez yo me estaba equivocando en mis críticas al gobierno. Y me pareció interesante abrir el debate.

– Yo lo que le decía es que creo que es importante analizar en qué momento del país estamos, qué política tenemos, qué economía tenemos y qué modelo de sociedad tenemos. Que a veces es algo que la oposición se olvida de hacer.
En cuanto al primero de los temas, en un sentido le diría que la política es la misma de siempre. En eso acuerdo 100% con usted y además, es inevitable hacerlo, porque es evidente. Se habló y se viene aún hablando de renovación política, y no solamente este gobierno. Los anteriores gobiernos de la democracia se han llenado la boca disertando sobre mejora de la política y mejora en la calidad institucional, pero lo cierto es que nunca llegó eso. Tenemos la política de siempre. Es más, yo escribí hace unos meses un artículo acerca de que la política aquí estaba enferma. Y esto no es un juicio absoluto, sino uno relativo. En otros países, incluso de la región, la política funciona mejor, se administra con mayor rigor, hay mayor seriedad, hay mayor respeto por los procedimientos. El estado acá, está especialmente contaminado por las luchas políticas.
De manera que analizando el primer ítem, la conclusión es que lamentablemente, en este sentido, tenemos la misma política de siempre.
Ahora, en cuanto al segundo punto, el que refiere al debate económico aquí hay, por lo menos, dos posturas. Hay quienes dicen que se está cebando una bomba que va a explotar en los próximos años, y están quienes opinan que se están o bien generando condiciones nuevas, o la Argentina tiene nuevas condiciones por lo que tiene por delante un panorama de crecimiento. De cualquier modo esto no significa que no vaya a tener problemas, sino que sale del ciclo económico, de la crisis cíclica que se da cada 7 u 8 años. Habrá que ver.

– ¿Y sobre el tercer punto que nombraba?

– La tercera cuestión preguntaba acerca de qué sociedad tenemos. Yo creo que por un lado y que explica muchas cosas, a la sociedad argentina le cambió el humor.

– ¿Lo mejoró o lo empeoró?

– No, tiene un mejor humor que la de hace 4 ó 5 años.

– ¿Que la de 2002?

– Sí. Y tiene mayores esperanzas. A mi criterio no es solamente una sensación, sino que además, está materialmente, mejor.
Ahora el punto es el siguiente, y eso se ve claramente en las encuestas, la gente disfruta el hoy. ¿Qué hace la gente cuando está mejor económicamente, o cuando mejora su situación, o relativamente mejora o aunque sea consigue un trabajo en negro? Piensa en salir, piensa en un televisor en cuotas. Piensa en disfrutar el momento.
Nosotros, los intelectuales, los analistas, los seguidores, los observadores estamos haciendo un juicio. Ahora y aquí va mi punto, yo temo que haya un discurso opositor que se puede ejercer desde la política, pero también desde la cátedra o desde el periodismo que tenga dos o tres supuesto que a lo mejor no se revisan. Nosotros sabemos, como usted sostiene, que este es un gobierno con baja calidad institucional, con poca seguridad jurídica. Lo que me pregunto es, más allá de la lógica usual, ¿esto necesariamente aleja las inversiones o ha habido momentos donde a pesar de que las reglas de juego no fueran claras, ha habido grandes inversiones?
Sé que alguien podría contestarme “bueno, pero hay que ver qué tipo de inversiones”. Sí, es cierto, no lo sé. No es que tenga la respuesta, pero yo me pregunto esto y me lo problematizo para cuestionar mi propia postura. Esa visión que tenemos, que comparto con usted y que yo creo que, también responde a una cuestión generacional. No sé, pienso que hay que cuestionarse.
¿Estaremos poniendo nuestros valores y a partir de ellos, estamos deformando la realidad? ¿Podemos hacer un juicio más equilibrado? No lo sé, realmente. Yo no soy optimista con respecto a la política argentina, le aclaro. La política argentina, la política de este gobierno, es la misma política de siempre, es la misma forma de acumulación de poder. Es la conducta típica del peronismo y es la política típica del radicalismo cuando se quiso parecer al peronismo. No hay nada nuevo.

– O la de los militares cuando quisieron hacer peronismo sin Perón.

– Sí, pero con la salvedad de que tenemos democracia y eso sí hace a la diferencia. En democracia tuvimos los dos o tres años del carisma democrático y después entramos en la política que ya todos conocemos. Con un radicalismo que cuando tuvo el poder se quiso parecer al peronismo y con un peronismo que se parece siempre a sí mismo.
De modo que la política me preocupa y también la baja capacidad de intervención de la sociedad.
Mire, el presidente de la Fundación Ortega y Gasset, Antonio Garrigues Walker, dice al respecto, que ésta es una sociedad civil con instituciones poco desarrolladas que participa poco, que controla poco a una clase política donde hay muchos actos de corrupción.
¿Esto qué está queriendo decir? Hay una política que siempre es la misma, una sociedad que participa poco y que tiene instituciones de control débiles y a esta ecuación le falta la tercera pata que es la economía. Para mí ahí está el punto. La economía incluye las dos esferas anteriores. Por lo menos esa es la evidencia que tenemos acumulada de los años anteriores.

– Yo no comparto su posición, pero creo que es muy útil e interesante debatir.

– En el debate es donde surgen las ideas más claras.

– La oposición critica a Kirchner porque no es un estadista que mira a largo plazo, sino que mira las encuestas y maneja el día a día. No le parece que los analistas, usted como político y yo como economista, tenemos la obligación de mirar más allá de si el índice de precios al consumidor este mes bajó medio punto o si durante 10 meses seguidos subió el Producto Bruto porque sabemos que hay trampas.

– Sí, estamos de acuerdo.

– Entonces, lo que yo percibo es que dentro de la política económica hay inconsistencias muy fuertes que en el corto plazo no se notan y pueden terminar generando una sensación de optimismo, pero que a la larga van a explotar. Ni hablar si a esto uno le suma la ausencia de inversiones por falta de calidad institucional… yo creo que el problema de los argentinos no es económico sino esencialmente político-institucional.

– Pero aún en el diagnóstico económico de hoy, repito hay dos visiones y ambas son defendidas por profesionales muy respetables. Una sostiene que estamos igual, inmersos en uno de los ciclos de la economía argentina, en la fase alta, pero que irremediablemente vamos a volver a caer por A, B, C y D que son errores de política económica, errores sin previsión, inconsistencias. Pero también están los otros, que son los que el presidente escucha, que opinan que Lavagna con su heterodoxia relativa y la negociación de la deuda pública, junto con el presidente les ganaron una batalla a muchos economistas. Y esta heterodoxia tiene defensores colegas suyos. Igual ojo, “una batalla” no la guerra.

– Esta semana me llamaba desde la radio Chiche Gelblung y me decía “a los economistas se les quemaron todos los libros”. Sinceramente no creo que sea así.

– No, yo tampoco y no es eso lo que estoy diciendo. Yo lo que creo que en el mediano y largo plazo los diagnósticos divergentes, en al algún punto se vuelven a juntar. Pero ahí hay otro matiz, que tiene que ver con el modelo de país y que yo lo venía sugiriendo anteriormente. Por ahí nosotros por nuestra edad y nuestra experiencia, por la formación que tuvimos, tenemos otra visión porque contamos con una idea del orden, del derecho, del acatamiento de las normas. Entonces nosotros desde esos valores estamos proyectando un país y un mundo que tal vez ya no existen. ¿Me entiende? Este es el punto.
Yo a veces cuando escucho discursos sobre la calidad institucional, a los cual suscribo plenamente, me pregunto y temo que hayan quedado restringido sólo a un sector que tiene un modelo en la cabeza para una sociedad que ya no funciona de esa manera y para un mundo que ya no funciona de esa manera. ¿Esto qué querrá decir entonces “viva la pepa”? No. Pero yo cuando escucho discursos opositores no puedo dejar de preguntarme esto. ¿Qué realmente los conecta con la sociedad real que tenemos hoy acá? ¿Acaso hay alguien en quien haga mella esas palabras, hay alguien que escuche?

– No.

– Bueno entonces, tal vez, o estemos diciendo o inclusive pensando mal. Yo le suelo decir a los políticos “el día que la oposición pueda plantear la calidad institucional como una cuestión donde le va la vida a los argentinos, ahí las cosas van a cambiar”.

– Yo siempre hago esta afirmación, dígame si a su criterio es correcta o no: mientras que la gente tenga plata en el bolsillo, le importa un pepino si el Consejo de la Magistratura lo modifican para A o para B, si el Congreso es una mesa de entrada o no…

– Sí, eso es verdad.

– El día que se complica la economía, ahí la gente pasa la factura por todo junto.

– Pero hay un punto que es así, y está demostrado en todo el mundo. Cuando la economía está en crecimiento el ciudadano delega en mayor proporción en la actividad política y se convierte en mayor medida en un consumidor. Cuando no puede consumir, gira y vuelve la mirada hacia la política.
Eso pasa en todo el mundo. Acá la diferencia está en la estructura, el orden social , los hábitos, el nivel de educación social, el respeto. El problema argentino se ve más en la calle conduciendo un auto o siendo peatón, viendo cómo se descuida y cómo nos manejamos en el espacio público que en que en los grandes ámbitos políticos. Ahí se dice más sobre la idiosincrasia argentina comparada por ejemplo con la de Chile y Uruguay, acá nomás, que en los grandes recintos.

– No hace falta irse a Alemania.

– No, en los países vecinos se cuida el espacio público. Acá no.
Y ahora estamos en una etapa de mejora económica relativa aún en los sectores más bajos. Nos podrá parecer consistente o no. Nos podrán convencer los métodos o no, pero es así. Y eso la gente lo lleva a las encuestas y el presidente lo toma en cuenta.
El presidente ha redescubierto, a mi juicio, la forma más elemental de legitimar política, que es la que tiene que ver con el crecimiento económico. El dólar a $3 seguramente sea inconsistente, los subsidios son inconsistentes, este voluntarismo de Funes, el memorioso de control de precios de uno por uno por uno, a mi me parece que no resiste. Ahora, ¿sabe en qué se parece Kirchner a la sociedad? Vive en la coyuntura. Entonces es la coyuntura del presidente contra la coyuntura de la gente, mirando el horizonte a un año. Bueno, yo no sé si esa no es una nueva forma de ver la realidad.

– ¿Le parece?

Usted me dirá: “No vamos a ningún lado así”. Y es probable, pero tengamos esto en cuenta también. La Argentina es un país dentro de un mundo caotizado que no está pasando la peor parte. Yo estoy leyendo la biografía de un húngaro que vivió entre 1900 y 1990 y su vida está atravesada por la Primera Guerra Mundial, el nazismo, la hiperinflación y después el comunismo.

– ¡Las pasó todas!

– Por eso, todavía este es un país que la pasa relativamente bien en el mundo. Tampoco exageremos. © www.economiaparatodos.com.ar




Se autoriza la reproducción y difusión de todos los artículos siempre y cuando se cite la fuente de los mismos: Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar)