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martes 8 de marzo de 2005

El canje: cómo vender espejitos de colores

El fin del proceso de reestructuración de la deuda en default es presentado por el Gobierno como un éxito más de su gestión. Pero si se analizan con un poco más de cuidado las verdaderas consecuencias del canje, se descubre que la realidad es bastante distinta a la que nos quieren mostrar.

Francamente es sorprendente la falta de pudor con que el Gobierno pretende convencernos de que el canje fue un éxito y que, en la soledad más absoluta, enfrentó a los poderosos del mundo.

En primer lugar, difícilmente pueda afirmarse que la negociación fue un éxito cuando en rigor nunca hubo negociación. De la misma forma que un tipo insolvente puede reírse de sus acreedores cuando no les paga porque el juez no tiene qué ejecutarle, con el canje pasó algo parecido. Más que negociar una salida del default, el Gobierno aprovechó la circunstancia de que los acreedores no tienen qué embargarle a la Argentina e impuso sus condiciones. La propuesta era muy clara: tómelo o déjelo, total no puede hacernos nada.

En segundo lugar, buena parte de los acreedores eran residentes argentinos (personas físicas, bancos, compañías de seguro, AFJP, etcétera) que saben muy bien cómo funciona la justicia en la Argentina. Para decirlo más directamente, saben muy bien cuáles son las reglas de juego en nuestro país, donde el saqueo es moneda corriente. Así que nadie debería sentirse sorprendido de haber sido estafado.

Cuando Kirchner sostuvo en el Congreso que por primera vez no se iba a pagar la deuda con el hambre y la sed de los argentinos, cometió un error. Los argentinos pagamos los disparates económicos que cometió su padre político, es decir Duhalde, con una explosión de pobreza, indigencia, falta de inversiones, brutal caída del PBI y ausencia de un futuro alentador. El primer costo fue todo eso. El segundo está por venir, porque Kirchner supone erróneamente que ignorar los derechos de propiedad no tiene consecuencias. El costo consiste en que luego del comportamiento que tuvo la Argentina, difícilmente pueda acceder a un financiamiento a tasas consistentes con el crecimiento. Y aquí quiero ser claro. No estoy diciendo que luego del default no vayan a ingresar capitales. Seguramente ingresarán para aprovechar altos rendimientos esperados. La codicia siempre va a existir. Un simple ejemplo sirve para confirmarlo. Hoy los depósitos en pesos ajustados por CER están creciendo. ¿Por qué? ¿Porque hay confianza en el futuro de la Argentina? No, porque hay gente que está apostando a que la tasa de inflación supere el incremento del tipo de cambio nominal. En otras palabras, está apostando al retraso del tipo de cambio real. Ese no es el ahorro de largo plazo que necesita el país para financiar su crecimiento, eso no es otra cosa que un arbitraje de corto plazo.

Otro de los puntos que el Gobierno trata de vender cambiado es que con este canje le dobló el brazo al Fondo Monetario Internacional (FMI). Es posible que el FMI haya salido golpeado de todo este proceso, pero también es cierto que entre los perjudicados por el canje hay millones de argentinos que perdieron casi todos los ahorros que habían acumulado para su jubilación. Lo que no dice el Gobierno es que no sólo se rieron de los bonistas italianos, alemanes y japoneses, también se rieron de los ahorristas argentinos. El perjudicado no va a ser el FMI que cobrará el 100% de lo que le debemos, el perjudicado va a ser el dentista italiano, el médico alemán y el ingeniero argentino. Una vez más Kirchner demostró que a la hora de pelear siempre elige al adversario más débil. Desde el descabezamiento de las Fuerzas Armadas hasta este canje, siempre Kirchner arremete contra quienes llevan las de perder. Por ejemplo, ¿sale Kirchner a enfrentarse abiertamente con Duhalde? ¿Salió Kirchner a defender a su aliado político Ibarra cuando se produjo la tragedia de Cromagnon, o se recluyó en el sur mientras el país estaba sumergido en una de sus mayores tragedias?

Hay un solo punto en el cual estoy de acuerdo con Kirchner. Y el punto es que muchos, no todos, de los que salieron lastimados de este “canje” invirtieron sus ahorros en tasas y rendimientos que a todas luces eran impagables. Tampoco puede pedirse que uno tenga una rentabilidad extraordinaria sin ningún riesgo. Si alguien devenga una rentabilidad del 12% anual en dólares es porque está asumiendo un altísimo riesgo de confiscación.

En el punto en el que no estoy de acuerdo con Kirchner es en la forma de imponer el canje. Lo mejor para el pueblo argentino hubiera sido que la Argentina reestructura su deuda acompañada de un plan de crecimiento de largo plazo que le diera solidez a los nuevos bonos emitidos y que no le colgara al país el cartel de impresentable como lugar para invertir.

De todo el lío en que nos metieron el peronismo y el radicalismo, Kirchner eligió la parte más fácil: pagar lo que se le daba la gana. Sabía que en ese punto llevaba las de ganar. La parte más difícil, que consiste en llevar a cabo grandes reformas estructurales, la dejó de lado. Claro, enfrentarse con sindicalistas con comportamientos mafiosos, una dirigencia política corrupta y empresarios prebendarios tiene sus riesgos.

No me sorprendería que mucha gente vea el canje como un éxito sin evaluar las consecuencias futuras para la Argentina, después de todo en buena parte de la población está arraigada la idea de que la madre de todas nuestras desgracias son Wall Street y el FMI.

¡Y pensar que los progres siempre se desgarran las vestiduras porque los europeos les vendieron espejitos de colores a los indígenas! Los progres y los populistas han hecho fortunas vendiendo espejitos de colores. ¡Y lo peor es que el negocio todavía sigue prosperando! © www.economiaparatodos.com.ar




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