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lunes 19 de diciembre de 2011

Facebook: intercambiando mails con un programador bobo

Repentinamente mi cuenta de Facebook fue desactivada. Solo Dios sabe por qué. Lo curioso es cómo una legión de genios de la programación son incapaces de lograr que el sistema responda con lógica.

Aproximadamente un año atrás o algo menos, una de mis hijas me dijo que no sabía que yo tenía una cuenta en Facebook. Le dije que yo tampoco sabía. ¿Qué ocurrió? Alguien con buena voluntad quiso hacer una página o cuenta, o como se llame, en Facebook con mi nombre. Entré a ver de qué se trataba usando la cuenta de una de mis hijas y decidí que era preferible tener una cuenta propia para poder controlar qué se publicaba bajo mi nombre. Fue así que le encargué a una de mis hijas que abriera una cuenta en Facebook a nombre mío y luego de un tiempo empecé a encargarme de controlar qué se ponía en el muro. La cuestión es que en un año acumulé unos 3500 amigos y linckeaba las notas de www.economiaparatodos.com.ar en Facebook y alguna cosa más.
El viernes pasado quise entrar para ver qué novedades había en mi cuenta de Facebook y me apareció un aviso que decía que mi cuenta había sido cancelada. A partir de ese momento comenzó una maratón de mails típica de sistemas que no están preparados para responder como un ser humano. Primero volví a registrarme con otra dirección de mail para ver qué ocurría con mi cuenta vieja y el sistema me autorizó. Primer indicio que el sistema es tonto porque Roberto Cachanosky con otra dirección de mail fue aceptado. Como no podía entrar en mi cuenta anterior decidí dar de baja la nueva cuenta que, por curiosidad, había creado. El drama es que ahora no puedo dar de baja la cuenta nueva pero sigo sin poder acceder a la cuenta vieja.
Le mandé un mail a Facebook donde una máquina un poco tonta dice que pide disculpas y que mi cuenta ha sido habilitada nuevamente. Pero me permite entrar a la cuenta nueva que yo di de baja. Insistí mandando mails, porque no hay número de teléfono para comunicarse con un ser humano que pueda razonar dos cosas seguidas, pidiendo que me vuelvan a habilitar mi cuenta vieja y siempre me responde un mail de una máquina boba diciendo que ya puedo acceder a mi cuenta nueva. En realidad la máquina no es boba. Es bobo el que la programó, porque el sistema responde lo que el programador le indicó que tiene que responder, con lo cual debería llamarse BOBOBOOK.
Mi paso por Facebook me dejó como experiencia que es un instrumento de relativa utilidad. Ser ubicado por algunos ex compañeros de la universidad o del colegio que hacía siglos que no veía o alguna persona que conocí muchos años atrás. El resto es más para perder el tiempo que utilidad.
La otra gran experiencia es la curiosidad de una empresa que se jacta de la avanzada tecnológica pero que no tiene capacidad para responder como un ser humano con dos dedos de frente. El solo hecho que me haya mandado no menos de 6 mails avisándome que ya estaba habilitada nuevamente mi cuenta que yo quería dar de baja y no me habilita la que quiero recuperar muestra el gran globo de aire que son estas empresas .com, donde un ejército de genios de la programación no logran armar un programa que responda con un mínimo de lógica.
Soy un amante de la nueva tecnología siempre y cuando ésta me facilite la vida y no me la complique. Me saca cuando uno llama a una empresa para reclamar algo y aparece un disco que dice: si quiere consultar por los servicios marque 1, si quiere consultar por su estado de cuenta marque 2, si vive en Capital Federal o Gran Buenos Aires marque 3, si… hasta que en un punto uno se olvidó qué número tenía que marcar. Además, si uno tiene la suerte de marcar el número correcto empieza de nuevo: si desea conocer tal cosa marque 1, si desea conocer tal otra cosa marque 2, sino espere en línea que será atendido por uno de nuestros operadores. Si uno espera aparece la música de El Golpe y, después de unos minutos, aparece un disco diciendo: disculpe, todos nuestros operadores están ocupados en este momento, aguarde en línea. Y sigue la música de El Golpe. Si uno tiene suerte de, finalmente, ser atendido por un ser humano, seguro que es un joven que tal vez habla desde un call center ubicado en El Salvador, en Guatemala u Honduras. Por regla general, el joven ha sido entrenado, al igual que el programa de Facebook, para responder siempre lo mismo. Basta con que uno le haga una pregunta fuera del libreto que le enseñaron para que se tilde y diga que el pedido será girado a la oficina de reclamos generales. Te dan un número de reclamo y todo queda en la nada.
Algo que también me saca son los que viven pendientes del Blackberry. Uno está con gente conversando y todos están mirando el mail que acaban de recibir, algo que considero una falta de educación mayúscula. Es insoportable estar hablando y viendo como el otro u otros están mirando su Blackberry como si del último mail recibido dependiera su vida, mientras yo me siento hablando solo como un loco en el medio de un locutorio. Me parece bárbaro el Blackberry, siempre y cuando el que lo use no se transforme en esclavo o adicto al aparatito.
Volviendo al tema Facebook, ahora que ya no tengo más mi cuenta porque la han desactivado, y solo Dios sabe porqué, me siento liberado de tener que revisar quién quiere ser mi amigo o ver los mensajes. Es más, termino de escribir esta nota y le voy a mandar un mail a Facebook agradeciéndole que me hayan desactivado la cuenta y que por favor no vuelvan a activarla. Eso sí, espero que no me responda la máquina boba programada por un programador bobo que me diga, refiriéndose a la cuenta que quiero dar de baja: “Felicitaciones. Su cuenta ha sido nuevamente activada”.