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jueves 8 de julio de 2004

Jorge Castro y Miguel Gorelik: repercusiones de la gira argentina en China

Después del viaje del presidente al gigante asiático en búsqueda de nuevos mercados para nuestros productos, Miguel Gorelik, vicepresidente de Quick Food y empresario integrante de la comitiva argentina que estuvo allí, y Jorge Castro, experto en temas internacionales, dan sus impresiones sobre la posible penetración argentina en el mercado chino.

– ¿Cuál es el contexto de crecimiento de China en este momento? ¿Cuán atractivo puede ser para la Argentina como mercado y como relación política?

JORGE CASTRO – La economía de China año 2004 está creciendo a una tasa superior al 10% anual. El año pasado creció 9,1% anual y en los últimos 25 años la tasa de crecimiento anual acumulativa es del 9%. Eso en términos internos.
En el ámbito internacional, China este año significa lo siguiente: es la sexta economía del mundo, medida en términos de Producto Bruto Interno. Es la tercera economía del mundo -después de Estados Unidos y Alemania- si se fija la atención en el comercio internacional, es decir, en el volumen de importaciones y exportaciones. Y el dato mayor es que, además, China es el ciento treceavo país del mundo, si lo que se toma en cuenta es el ingreso per cápita. Todo esto, creo yo, indica con bastante claridad cuál es el potencial de crecimiento en el mediano y largo plazo.

– ¿Cuál es el grado de economía de mercado que en estos momentos tiene China?

JC – Le diría que es bastante amplio y, sobre todo, que es potencialmente fenomenal.

– China está atravesando un proceso de transición para pasar de ser un régimen comunista a convertirse en una economía de mercado. Estos procesos son muy complejos porque hay que redefinir los derechos de propiedad. ¿En qué etapa de la transformación están?

JC – El régimen comunista chino volcó el país al capitalismo a partir de 1978. Fue un proceso que comenzó por el agro. Se levantó el peso del Estado sobre la producción agrícola, permitiéndole al campesinado el libre acceso a su propiedad y la libre distribución de su propiedad en términos familiares con la única restricción de la obligación de entregar una cuota de su producción de granos al Estado central como medida administrativa.
Todo eso ha quedado atrás con el ingreso del país a la Organización Mundial de Comercio (OMC), hecho del que a fin de 2004 se cumplen tres años. Lo que ha ocurrido es que, precedido por el acuerdo con los Estados Unidos, el gobierno de la República Popular China ha aceptado una serie de condicionamientos que, incluso, han ido más allá de las propias exigencias de la OMC en lo que se refiere a apertura de mercados, desregulación generalizada, privatización de empresas estatales y reforma del sistema financiero.
Un dato importante en este sentido es que no hay ninguna restricción en todo el territorio chino para la inversión extranjera. No queda ningún sector en el cual la inversión extranjera no pueda participar. Es más, el gobierno en los últimos tres años adelantó el calendario de reformas internas acordado originalmente con la OMC para acelerar el vuelco hacia un sistema capitalista de mercado.

– ¿O sea que hacia el futuro China puede ser una “máquina de absorber capitales” con la cual va a ser muy difícil competir?

JC – Exactamente.

– Usted ha estado en el último viaje a China que hizo el presidente Kirchner. ¿Qué es lo que ha observado como potencial de mercado?

MIGUEL GORELIK –Como anécdota le cuento que yo volví ahora a Beijing después de 7 años, y el crecimiento que ha habido es absolutamente palpable en la calle, no es necesario estudiar los mercados. Los cambios en la vestimenta de la gente son notorios, hay menor cantidad de bicicletas, todo el mundo tiene su celular y todos tienen su cámara digital. Es realmente notable.
Por otro lado, escuchando lo que comentaba Jorge Castro recién, rápidamente saco la cuenta y coincide con mi visión. Con un crecimiento anual del 10%, en siete años duplicaron el ingreso y en tan corto período eso se capta en seguida, inmediatamente se ve reflejado en la calle. Eso se lo comento como referencia general para pintar un poco el estado de situación del día a día, de lo que se ve en China.

– ¿Y desde el punto de vista de los mercados?

MG – Desde el punto de vista de los negocios, en particular, en nuestro sector que es el de la carne, lo cierto es que no hubo grandes sorpresas ni nos volvimos tan entusiasmados. Sobre todo, porque no hay acuerdo sanitario entre ese país y la Argentina.
Desde hace muchos años una parte muy mínima de la producción argentina llega a China vía Hong Kong. Pero todo se hace en una especie de operación muy rara. El gobierno hace la vista gorda y deja pasar algunas cantidades, pero no en montos significativos para ese mercado. Pero, más allá de esto, realmente, las posibilidades son mayúsculas por todo esto que venimos comentando.
De todas maneras, el mercado chino con toda su importancia y con toda su potencialidad, es un caso más en el que se percibe, claramente, que el desarrollo y el éxito de la industria de la carne está en lograr el acceso pleno en todos los mercados porque es así como se captura el máximo valor a nivel internacional. Es decir, vendiendo en cada uno aquel producto por el que ese mercado paga más. Porque hay que recordar que las preferencias por las diferentes partes del animal son distintas en cada uno de los países y en cada uno de los mercados.

– Ahora bien, por el panorama que ustedes están describiendo, el volumen de mercado es fenomenal. Por lo tanto, las capacidades para satisfacer las necesidades de ese mercado también deberán ser fenomenales. Y para eso se requiere capital e inversión, poner más máquinas, contratar más gente. ¿Las empresas argentinas están en condiciones de afrontar ese desafío? Es decir, de conseguir penetrar en el mercado chino, ¿podemos realmente satisfacer los volúmenes que ellos demanden?

MG – En el tema específico de la carne la cuestión no es estrictamente así porque, en términos relativos, el consumo per cápita de carne vacuna en China es muy bajo, 4 o 5 kilos por año. Lo que sucede es que uno siempre tiene que multiplicarlo por 1.300 millones de personas y, entonces, obtiene cifras excepcionales. Pero aun así, hay que tener en cuenta que la parte en el comercio exterior es muy pequeña todavía.
Por otro lado, el problema que usted plantea quizás aparecería si uno quisiera transformarse en el abastecedor monopólico de China y en ningún caso va a ser así. Además, el consumo en ese país se está occidentalizando pero tampoco el proceso va tan rápido.
En el caso de la carne vacuna hay un consumo muy tradicional de una cantidad de menudencias que son productos que, en general, otros mercados no valoran tanto, pero que, en cambio, sí están incorporados a la cultura culinaria china. Además, hay un sector creciente con mucha capacidad de compra y un porcentaje interesante de extranjeros que, en hoteles y restaurantes, está buscando otro tipo de carne y ahí es donde me parece que la Argentina puede ser un proveedor importante para este nicho.
Esto con el tiempo ayudará, también, al desarrollo de la industria de las carnes y podremos proveer a una parte más importante, en términos absolutos.

JC – Es así como dice Miguel Gorelik. El dato mayor en esta situación es que para proyectar hay que tener en cuenta no lo que puede ocurrir sino lo que, efectivamente, ha ocurrido. En los últimos 25 años el ingreso real per cápita en China se ha duplicado cada nueve años. Se trata del ciclo más rápido de duplicación del Producto Bruto Interno per cápita de toda la historia de las sucesivas revoluciones industriales. Fíjese que en Gran Bretaña la primera Revolución Industrial tardó 60 años en duplicar el ingreso por habitante. China lo hizo en nueve.
Al aumentar el ingreso real per cápita, en estas condiciones de crecimiento económico, mejoran las condiciones de vida y, como consecuencia, en primer lugar, aumenta el consumo de alimentos. Y no sólo aumenta, sino que cambia la estructura de la dieta de los habitantes.
Hoy hay un consumo creciente de proteínas en las comidas de los chinos y, por lo tanto, de carnes. Primero carnes blancas y, en segundo lugar, carnes rojas. Esta es la tendencia que aparece con total claridad.
La oportunidad de participar en nichos -y digo “nichos” tomándolos dentro de este conjunto de 1300 millones de habitantes, a pesar de que se trata de un mercado enorme en términos de la producción argentina- es una posibilidad muy tentadora para nuestro país. En China las importaciones crecen más rápido que las exportaciones. Solamente el año pasado importaron más de 350.000 millones de dólares.

– Pero para entrar en un mercado externo hay que cumplir ciertos requisitos de volumen, aun tomando una parte chica del mercado chino, que para nosotros es muy grande. ¿Podremos cumplir esos requisitos? Porque no van a venir a comprarnos cinco cajas de hamburguesas nada más…

MG – Yo creo que sí.

– Hong Kong en la década del ‘70 tenía un ingreso por habitante que estaba por debajo de los 1.000 dólares anuales promedio. Hoy tiene un ingreso per cápita no menor a los 22.000 dólares anuales. ¿Cuál es el ingreso per cápita actualmente en China?

JC – Es de 1.000 dólares anuales. Pero si el ingreso per cápita se mide en términos de capacidad de compra doméstica, ese monto vale mucho más que ese mismo dinero medido en términos de precio de mercado de dólares corriente. Aun así, hay que tomar en cuenta, además, que son 1.000 dólares distribuidos de forma muy desigual.

– Pero, si seguimos el razonamiento, podríamos decir que en 30 años es muy posible que China tenga un ingreso per cápita de 20.000 dólares. En Hong Kong viven chinos al igual que en China continental. Es el mismo caso que se daba en Alemania Occidental y Alemania Oriental antes de la caída del muro. Finalmente, fueron todos productivos y se igualaron las cosas…

JC – En cierta medida, lo que puede suceder ya está sucediendo en un porcentaje de la población. Hay una clase media china de unos 300 millones de habitantes que ya tiene un ingreso comparable a los más bajos de Europa. Hay unos 40 millones de personas que tienen niveles de ingreso equiparables a los más altos del mundo contemporáneo de los países más avanzados.
La aparición de esta clase media además es importante porque es una población que tiene pautas de consumo y niveles de ingreso que son crecientemente asimilables a los del mundo occidental.

-¿Qué porcentaje de la población total del país representa esa clase media?

JC – El 25%.

– Más que el MERCOSUR…

JC – Y se estima que para el 2020 los que van a tener estos ingresos comparables a los de una clase media de los niveles más bajos de Europa, va a ser el 40% de la población china.

MG – Y hay un fenómeno bastante peculiar que se está dando allí. Los jóvenes, que en general son hijos únicos, se consideran muy mimados porque tienen todo el crecimiento económico de los padres dedicado sólo a un solo hijo. Por lo tanto, las posibilidades de desarrollo económico futuro son mayores. © www.economiaparatodos.com.ar




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