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martes 17 de septiembre de 2013

Las negociaciones UE Mercosur a la espera de nuevas definiciones

Las negociaciones UE Mercosur a la espera de nuevas definiciones

La firma de un Tratado de Asociación entre la Unión Europea (UE) y Mercosur sigue en el aire. Si bien en la Cumbre UE – América Latina y Caribe celebrada en Madrid en mayo de 2010 se acordó relanzar la negociación con el objetivo de cerrar antes de finales de ese año un acuerdo birregional, poco se ha avanzado desde entonces en la materia.

En el presente mes de septiembre tanto la UE como Mercosur deberían presentar sus ofertas en materia comercial, ya que en los aspectos político y de cooperación no parecen existir grandes diferencias. Pero es precisamente en ese punto donde las resistencias dentro de Mercosur son mayores. Pese a no ser ésta la única causa del atraso negociador, es una de las más importantes.

A esto se agregan los cambios trascendentales ocurridos tanto en la UE y el Mercosur como en el contexto global. En la UE se pasó de una asociación de 15 miembros a otra de 28, mientras que en el Mercosur el ingreso de Venezuela fue acompañado de la suspensión de Paraguay. Recientemente el anuncio de negociaciones entre Estados Unidos y la UE para firmar un mega acuerdo de libre comercio transatlántico que se suma a la iniciativa del Trans-Pacific Partership (TPP) ha impactado de lleno en la relación UE – Mercosur.

Pese a ser apoyada por Dilma Rousseff José Mujica, la incorporación venezolana al bloque subregional suramericano debilita la posición negociadora de Brasil frente a la UE. El gobierno bolivariano hace gala de una filosofía comercial antagónica con el libre comercio y la abolición o reducción de sus barreras arancelarias no figura entre sus premisas.

Simultáneamente en Brasil ven con preocupación la próxima pérdida de sus preferencias comerciales con Europa. El país ha sido clasificado por la UE como de renta media alta, una decisión que comenzaría a tener consecuencias a partir de 2014. De este modo, según el Financial Times, cerrar un acuerdo con la UE se ha convertido en una necesidad urgente para el gobierno brasileño.

En Brasilia ya es un secreto a voces que Rousseff ha perdido la “paciencia estratégica” que tenía con Argentina y, muy especialmente, con los gobiernos kirchneristas. En los últimos meses su relación con Cristina Fernández se ha ido tensando de forma creciente y hay muchos empresarios, funcionarios y políticos que insisten en que “Con Argentina o sin Argentina es necesario arreglar pronto con Europa”.

Sin embargo ni la UE ni mucho menos Brasil, dada su compleja relación con sus vecinos, están interesados en ser los responsables de la desaparición de Mercosur. De ahí la necesidad de buscar soluciones imaginativas para esquivar las actuales rigideces institucionales que impiden a sus miembros negociar unilateralmente tratados comerciales. Si eso no fuera posible, cada vez son más los que se atreven a afirmar que Brasilia podría discutir en solitario un Tratado con la UE, convencidos de que su paso sería rápidamente seguido por Uruguay e inclusive por Paraguay.

Entre las opciones barajadas para eludir lo dispuesto en la Decisión 32/00 que prohíbe a los países del Mercosur negociar de forma individual se ha comenzado a hablar de un posible acuerdo a dos velocidades. El precedente es el Acuerdo de Complementación Económica Nº 59 de 2003 firmado por Mercosur con Colombia, Ecuador y Bolivia (la Comunidad Andina).

De este modo, todos los miembros del Mercosur deberían negociar y firmar un acuerdo marco para avanzar en el Tratado con la UE. En un momento posterior Brasil debería presentar su propuesta y calendario de desgravación arancelaria al tiempo que recibiría de forma recíproca el esquema de la UE. Si bien es factible que Uruguay y Paraguay se sumen de inmediato, los restantes países, especialmente Argentina y Venezuela, no tendrían que cumplir los mismos plazos, aunque en algún momento también se deberían sumar a la negociación.

Según el último informe de la CEPAL sobre comercio exterior los países latinoamericanos se verían seriamente afectados por los mega acuerdos regionales de libre comercio. Sin embargo, no todos ellos sufrirían las mismas consecuencias. Los más abiertos y con TLC firmados con Estados Unidos y la UE estarían en una situación más favorable que los demás. Éste es un tema de creciente preocupación para las autoridades brasileñas y una de las principales diferencias entre los países de la Alianza del Pacífico y los del Mercosur.

Fuente: www.infolatam.com