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jueves 17 de diciembre de 2009

Trabajo cumplido y trabajo bien hecho

El caso Pomar reveló la gran diferencia que existe entre una tarea realizada a conciencia y con profesionalismo respecto de una labor llevada a cabo sin compromiso.

El hallazgo de los Pomar que puso fin a 24 días de misterio y de disparates dichos durante su desaparición abre nuevamente la idea de saber cuál es el valor que se le asigna al trabajo bien hecho en la Argentina. Es decir, no al mero hecho de cumplir burocráticamente con una rutina que “tilde” los renglones de los que “hay que hacer” sino de hacerlo realmente; y de hacerlo bien.

En ese sentido tanto la policía como la prensa han dado muestras de un considerable coeficiente de improvisación y de amateurismo durante el último mes.

Los medios hemos lanzado una docena de variantes sobre lo que había ocurrido. Calzándonos nuestros montgomeries de investigadores privados, hablamos de armas, malos tratos, deudas, escapes fuera del país y hasta de… ¡abducciones extraplanetarias! (y me refiero no a los que lo dijeron en broma sino a los que lo dijeron en serio).

También la policía, por su parte, además de embarcarse en la investigación de todas esas teorías, descartó al toque la posibilidad del simple accidente vial.

Luego se embarcó en innumerables rastrillajes de la zona, allanaron el campo de la familia, allanaron su casa de José Mármol… Vecinos de Gahan, el lugar donde se encontró el auto, dicen que ellos no supieron de rastrillaje alguno. Tampoco escucharon helicópteros de la policía.

El auto se encontraba volcado a tan solo 40 metros de la ruta 31. Esa ruta era parte del camino que los Pomar hacían rutinariamente para ir a Pergamino a la casa de su familia. No se desviaron un solo metro de sus costumbres. ¿Cómo es posible que ese lugar no se hubiera investigado con mayor minuciosidad? Un simple cálculo matemático por el camino que llevaban, los kilómetros que faltaban a Pergamino y la hora del mensaje de texto que indicaba en cuanto tiempo pensaban llegar a su destino podría haber dado el rastro poco menos que exacto de donde concentrar la búsqueda, más-menos un radio de error.

¡Cómo no se hizo?, ¿en qué consistieron los “rastrillajes”?, ¿en meros paseos de compromiso?, ¿había justamente un “compromiso” con el “trabajo” de encontrar a los Pomar?, ¿o la búsqueda se tomó como un trámite más de la rutina policial? La Argentina tiene una mentalidad de trámite. Para ella lo importante es el formulario, no el trabajo. Este episodio, lamentable desde todo punto de vista, debería servir para preguntarnos si cuando hacemos un trabajo tenemos ganas de cumplirlo o de hacerlo bien. Porque, atención, que no es lo mismo.

Ninguno de los policías (y ninguno de los periodistas) podrá decir que no “trabajó” esos días. Incluso no podrá decirse que no “cumplieron” su trabajo. Pero, ¿trabajaron bien? A juzgar por los resultados, no.

Algún día el país deberá reivindicar el valor del trabajo bien hecho, antes que el trabajo “cumplido”. Alguna vez deberemos dejar atrás el imperio del amateurismo y entregarnos a conocer nuestros trabajos y a quererlos tanto que no nos contentemos simplemente con “cumplirlos” sino que pongamos toda nuestra profesionalidad para hacerlos bien. © www.economiaparatodos.com.ar

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