La Tercerización de la Política
No hay grandes novedades en el escenario político. Aunque afloran situaciones aparentemente novedosas, todas ellas llevan inexorable el signo del kirchnerismo.Consecuente con lo proclamado, el Gobierno va por todo. No puede culpársele de usar eufemismos. "Todo" es igual a la sumatoria de partes. Y después de la asonada contra la provincia, está claro que va por la Ciudad de Buenos Aires.
Posiblemente la conmemoración del día me remite a esta comparación. El oficialismo se comporta como el padre aquel, que recuerda su rol únicamente, cuando alguna fecha resalta en el almanaque. Es decir, cuándo la imposición social o comercial, le recuerda su condición de tal.
Ese día, a esa hora, hay que comprar un regalo porque habrá un hijo esperando. Si este, acaso lo esperó también ayer, y lo esperará en lo sucesivo, el problema no será del padre si no del hijo, estipula para sí mismo. Es una forma, nada sutil, de limitar las responsabilidades, lavar culpas, y disfrazarse de lo que no se es aunque se pretenda ser.
Simultáneamente, el hijo recibe un abrazo de su madre como regalo, aunque lo asocie directamente con lo cotidiano. Todas las mañanas encuentra esos brazos estirados.
Es posible que, el niño, atribuya al regalo del padre el concepto de festejo, y hasta es factible que sienta agradecimiento. Sin embargo, en algún instante, ese paquete y esa presencia de un día, pasarán de la alegría a ubicarse en el sin sabor de la melancolía. Inevitablemente, se lo va a traducir en su acepción real, sin edulcorante ni versiones light.
Y es que, el rol de padre, no se reduce a una fecha de calendario ni a un regalo aún cuando sea necesario esperar que, el proceso evolutivo eché luz sobre lo acontecido. Antes o después, la madurez ordena y organiza todas las fichas del juego. Cada una irá a su casillero.
Hasta entonces, es posible que el padre tenga la apariencia del ídolo, y la madre pase desapercibida. Luego, el tiempo, le devolverá a ganadores y perdedores sus posiciones. Cuando eso sucede, la realidad no admite dobleces ni le da cabida a segundas o terceras interpretaciones. Lo negro es negro, y lo blanco es blanco.
Así, lo que hasta ayer era visto como regalo, adquiere forma de culpa y es asumido como descargo. La reiteración de ofertas, buenas noticias y/o inauguraciones, pretenden mostrar al gobierno en un rol paternal. En rigor, este usurpa el papel del Estado como un padre abnegado.
Pero la paternidad va más allá de cualquier acto, y aunque, posiblemente, no se la perciba en su totalidad, en todo balance surgirá sin matices ni maquillaje, en su forma más pura. En este caso, en forma de madre y de abrazo.
Aunque parezca dual, es una sola la directriz que organiza los hechos en concordancia con sus consecuencias y sus causas. En síntesis, guste o no, quedará claro que el paquete era culpa, y el abrazo regalo.
La Argentina recibe por cadena nacional, las sorpresas en vivo y en directo, cámaras mediante y oratoria emperifollada. Y no es precisamente el Estado presente, sino todo lo contrario. La sobreactuación deviene de un Estado ausente, y se vale de él para justificarse. Lo que parece no es. Si hay alguien que maneja con habilidad las apariencias es la Presidente. Balcarce 50 produce calendarios a conveniencia. Es un local donde se renta disfraces.
De este modo, busca exteriorizar una presencia que no está, en festivales, recitales, y hasta puede que la venda en cómodas cuotas o como oferta. Ahora bien, todo eso adentro se grabará como circunstancial, y aquello que quedará atesorado -más allá del frágil recuerdo-, será el abrazo. En definitiva, lo alterado en la imagen no podrá ser alterado en el paisaje.
Una cosa es la relación de un acontecimiento con su símbolo, y otra muy distinta es su asociación.
El gobierno pretende que a la hora de votar, se forje dentro nuestro un recuerdo parcial de lo que representa su accionar. Es decir, buscará que se le agradezca lo que no ha sido, en lugar de que se lo haga por lo que es. En el lenguaje más vulgar, podría decirse que intenta vender verde por maduro.
Es una metodología perversa. Se trata de una suerte de "tercerización" de la política. En este caso, de transferir a otras partes sino la culpa, al menos la causa de no haber cumplido con lo que se esperaba.
Sin embargo, el gobierno nacional no puede aspirar a ser contemplado como padre cuando transfiere la plata para aguinaldos a la provincia, y no ser considerado de esa manera cuando una determinada medida irrita. Si pretende ocupar ese rol debe hacerlo en todas las instancias. El oportunismo del kirchnerismo no anda con sutilezas, se evidencia hasta la médula.
Cristina está transfiriendo el manejo de ciertas políticas a La Cámpora, una entelequia. El mismo artilugio usó cada vez que hubo restricciones fiscales o cambiarias, al valerse de alguna nueva caja. Ejemplos sobran: AFJP, ANSES, YPF, Banco Central, Ciccone cartográfica.
Lo que hace, o lo que cree hacer, es tercerizar el costo de la ignominia, y llevarse la ganancia del fin, si acaso este se alcanza. En palabras de Maquiavelo, la mandataria va por los fines sin contemplar los medios.
Acorde con lo expuesto, aquello que coseche debería emanar de lo sembrado, y no exclusivamente de lo que se haya intentado sembrar de la tierra hacia afuera. En resumidas cuentas, lo que cabe no es esperar que el olmo de peras, sino el darse cuenta a la hora de comprar, por qué se hace la oferta.
Con mayor simpleza, la pregunta definitiva sería: ¿Compramos realidades o apariencias?