¿Vio Ud. a algún jugador de fútbol o entrenador pobre? ¿Vio Ud. a algún relator de fútbol  o comentarista de fútbol pobre?

Confieso que no me sorprendió demasiado leer en los diarios que dos legislados a quienes considero con un elevado grado de preparación intelectual y académica, afirmaban que ellos mantendrían Fútbol Para Todos. Y no me sorprendió que profesionales que deberían hablar como tales, terminen haciendo un discurso populista por miedo a perder votos, porque he visto a varios profesionales hacer discursos en público y luego otros discursos totalmente opuestos en privado. Y esto va también para mi ambiente de economistas. Pero veamos el tema de Fútbol para Todos.

¿Qué hacía alguien cuando quería ver a su equipo favorito antes del Fútbol para Todos? Iba a la cancha, pagaba la entrada y vía el partido. Si no quería ir a la cancha podía escucharlo por radio, y la radio financiaba el costo de poner el partido al aire con la publicidad que recibía.

Luego vino la televisión por cable y la gente podía pagar un abono para ver los partidos. Las empresas de cable les pagaban a los clubes el dinero que acordaban para pasar los partidos y cada consumidor de cada equipo podía ver el partido desde su casa.

Es decir, hasta antes de la llegada del Fútbol para Todos, cada uno pagaba por ver a su equipo o bien escuchaba la radio que se financiaba con la publicidad. Cada uno pagaba por lo que consumía.

Pero con la llegada del Fútbol para Todos se ha generado una curiosa situación. Los $ 800 millones anuales que embolsan los clubes, provienen de nuestros impuestos. Esto quiere decir que gente que trabaja, tiene que entregar parte de su ingreso para que otros vean por televisión a su equipo preferido. El punto es que hay mucha gente que trabaja, paga sus impuestos y no ve fútbol, con lo cual está subsidiando al que le gusta el fútbol y lo ve “gratis” por televisión. Y el “gratis” va entre comillas porque la transmisión no es gratis. Alguien le paga al relator, al comentarista, al cámara, al director de cámaras y a los clubes. Ese alguien es el contribuyente.

Siendo que el Fútbol para Todos no es gratis, la pregunta es: ¿quiénes son los que se benefician con este nuevo circo romano? Fundamentalmente todos aquellos que en forma directa o indirecta reciben ese dinero de los contribuyentes.

¿Qué hacen los clubes de fútbol con el dinero que graciosamente le entrega el Estado? Les pagan a los jugadores y al director técnico, entre otras cosas. ¿Vio Ud. a algún jugador de fútbol o entrenador pobre? ¿Vio Ud. a algún relator de fútbol  o comentarista de fútbol pobre?

Leo en algún portal de noticias que Boca compraría el 50% de pase de Gago al Valencia. El 50% del pase sería de 1,7 millones de euros. ¿Cómo financia mi equipo Boca ese pase? En parte con el dinero que proviene del Fútbol para Todos.

Al mismo tiempo leo en los portales de noticias que los camioneros protestan porque pagan el impuesto a las ganancias. Señor camionero,  Ud. paga impuesto a las ganancias porque, entre otras cosas, hay que financiar el Fútbol para Todos. Tal vez Ud. sea de Racing y está financiando el pase de Gago para que yo lo vea jugar como 5 de Boca.

Siendo que los impuestos más importantes son el IVA y ganancias, y que éste último se ha transformado en una pesadilla para los empleados en relación de dependencia, resulta ser que la gente más humilde es la que financia el Fútbol para Todos cuando compra algo por el IVA que se incluye en el precio o por el impuesto a las ganancias. Un montón de dinero que sale del bolsillo de gente de ingresos bajos o medios, va a parar al bolsillo de jugadores y directores técnicos millonarios, cuando no a sostener los destrozos que hacen los barrabravas.

Es realmente delirante que un deporte que se ha transformado en un fenomenal negocio, donde los actores reciben sueldos millonarios para patear una pelota, sean subsidiados por la gente más humilde en nombre de la solidaridad social.

Si la propuesta de algunos legisladores de la oposición es seguir manteniendo este circo romano moderno por miedo a perder votos, realmente vamos por muy mal camino.