Paquetes turísticos «for export»: avanzan controles para evitar compras de chilenos, uruguayos y brasileños vía Argentina
Llegaban con dólares, los convertían en el mercado blue a pesos y pagaban en agencias locales tickets aéreos y estadías. El Gobierno, enterado de la «fiesta», endureció el cerrojo. Aun así, encuentran en la compra de pasajes un resquicio para viajar más barato, con escala en Ezeiza
A fines del año pasado, el Gobierno anunció que se terminaba la «fiesta» del dólar barato para la compra de bienes de lujo.
Y lo hizo a través del viceministro Axel Kicillof, quien aseguró que uno de los mayores riesgos para la economía era que los dólares terminaran «malgastándose» en lo que denominó «productos de consumo suntuoso».
«¿Cómo las divisas que necesito para hacer torres de petróleo se van a gastar en que los sectores más pudientes puedan comprar bienes de lujo?», disparó el funcionario.
El punto central es que, pese a las advertencias, la administración K no cumplió ninguno de estos dos preceptos: la producción energética no se recupera y el faltante debe ser cubierto con más importaciones, al tiempo que el consumo de bienes y servicios atados al dólar se disparó a niveles récord.
Esto quedó en evidencia en el caso de los vehículos importados: en lo que va del año, 10 marcas de la talla de Audi, Mercedes Benz, BMW o Alfa Romeo, entre otras, están viviendo el mejor año de su historia en cuanto a ventas en la Argentina.
La posibilidad de pagar un vehículo en pesos, al tipo de cambio oficial y en cuotas -en momentos en que se aceleró la tasa de depreciación de la moneda local-, derivó en que más argentinos vieran al 0Km importado como una alternativa de refugio de valor.
Otro de los rubros que «explotó» bajo el calor de las restricciones a la compra de divisas y la brecha cambiaria fue el turismo, a punto tal que este año se estima que el déficit por este rubro alcanzará los u$s7.700 millones, fogoneado por un récord de argentinos viajando y saliendo de shopping en el exterior.
Este rojo, incluso, supera ampliamente al que se prevé totalizará el rubro energético, lo que implica que el Banco Central está habilitando más dólares para subsidiar viajes que para realizar importaciones esenciales y críticas para sostener la actividad productiva.
Frente a este escenario, el Gobierno intentó, allá por el mes de marzo, desactivar esta enorme «grieta», implementando el llamado «dólar turista», que consistió en un cargo extra del 20% para todos los vuelos internacionales y un alza de 5 puntos a las compras con tarjeta realizadas en moneda extranjera.
A esto se sumaron otras medidas, como la baja del tope de fondos que se pueden extraer de cajeros en el exterior o las fuertes limitaciones a la entrega de billetes contantes y sonantes para los turistas que realizaran la solicitud ante la AFIP.
Todo este arsenal de herramientas tuvo un único fin: cuidar cada dólar que ingresa a la economía vía superávit comercial (principalmente por la soja) para intentar alcanzar, a su vez, dos objetivos: que el Banco Central pueda recomponer sus alicaídas reservas, comprando parte de esas divisas, y poder cubrir importaciones consideradas «esenciales» por el Gobierno.
Y el turismo, claramente, le compite al Ejecutivo, dado que desde un ticket aéreo hasta el alquiler de un auto en un país del exterior, funciona como una importación de servicios por la cual el BCRA luego debe habilitar dólares que a su vez serán girados por las agencias de turismo a las empresas prestadoras extranjeras.
Sin embargo, hubo un «detalle» que durante largo tiempo se le pasó por alto a la administración K: la entidad que conduce Mercedes Marcó del Pont no benefició únicamente a los turistas argentinos concediéndoles un dólar que (recargo incluido) cotiza por debajo del paralelo.
Durante meses, también «subsidió» los viajes al exterior de miles de extranjeros.
En efecto: durante buena parte del año, el rojo -que va camino a superar los u$s7.700 millones- también se disparó de la mano de turistas uruguayos, chilenos, brasileños, colombianos y venezolanos -entre otros- que, aprovechando la diferencia cambiaria en la plaza doméstica por la brecha entre el oficial y el blue, adquirieron pasajes aéreos y hasta paquetes en agencias locales para destinos como Estados Unidos, el Caribe o Europa, sin siquiera haber pisado la Argentina.
En buen romance: el déficit por el rubro turismo también se engrosó a través de maniobras, mediante las cuales residentes de países de América Latina adquirieron tickets de avión o contrataron hoteles en destinos internacionales pero realizando las operaciones a través una agencia emplazada en la Argentina.
El atractivo estaba en sacarle jugo a la brecha entre el oficial y el blue, dado que estos turistas podían hacer valer más sus dólares en la plaza local que en su propio país.
Así fue como se popularizaron dos modalidades: las operaciones se realizaban a través de la intermediación de una agencia emplazada en el país de residencia del comprador, o también a través de un «contacto local» que pagaba directamente en pesos.
Así, los turistas del exterior podían lograr una buena diferencia haciendo valer sus dólares en la plaza doméstica y pagando los pasajes a un tipo de cambio mucho más conveniente.
De este modo, hasta no hace mucho tiempo, un grupo familiar de Uruguay con interés por viajar a Miami, por ejemplo, en los momentos de mayor brecha podía llegar a ahorrarse más de u$s1.000 únicamente considerando los gastos en pasajes y por el sólo hecho de realizar la operación vía Buenos Aires.
Al respecto, Tomás Ryan, ex presidente de la Asociación de Agencias de Viajes, aseguró a iProfesional que «durante mucho tiempo se dio algo insólito: los argentinos subsidiamos los viajes al exterior de extranjeros».
A su turno, un ex directivo de la Asociación Uruguaya de Agencias de Viajes (Audavi), que accedió a dialogar bajo estricto off the record con este medio, confirmó que «en un momento, este tipo de maniobras parecía no tener límites. Se llegaron a despachar aviones llenos de turistas uruguayos pero con más de la mitad de los pasajes emitidos desde la Argentina».
Esta modalidad no sólo estuvo limitada al país vecino: operadores locales confirmaron a este medio que muchas agencias nacionales hicieron las veces de intermediarias de turistas de Chile, Colombia, Brasil, Perú o Paraguay, por nombrar algunos países.
Todo esto llevó a que las compañías aéreas -hay quienes dicen que esto respondió a presiones oficiales- avanzaran con un cerrojo «anti triangulación».
Así las cosas, en los últimos meses, firmas como United Airlines o Air France, comenzaron a prohibir toda venta realizada desde la Argentina para vuelos que no tengan a algún aeropuerto nacional como punto de partida o llegada.
Ryan confirmó que «fueron las aerolíneas las que tomaron las primeras medidas, porque veían que se les estaba invirtiendo el negocio: cada vez facturaban menos en algunos mercados de la región y se les centralizaban más las ventas en la Argentina».
Desde Uruguay, el ex directivo de Audavi sostuvo que «en el momento de mayor auge, en el mercado circuló una estimación de que entre un 15% y un 20% de los vuelos al exterior estaban siendo facturados desde Buenos Aires».
El problema para la administración K es que la medida de las aerolíneas, si bien ayudó a achicar esa grieta y a bajar el drenaje, no llegó a cerrarlo por completo.
Frente a esto, el Banco Central avanzó con un «operativo anti triangulación», al emitir circulares que introdujeron cambios clave:
• Por un lado, estableció un régimen de información preciso sobre el perfil de los turistas que deben entregar las agencias que emiten los pasajes y paquetes. Ahora, las mismas están obligadas a proveer datos como DNI, fecha de inicio del viaje, destino y, lo más importante: el lugar de residencia del comprador y el país que emitió su documento de identidad.
Con estas medidas, confirmaron a iProfesional desde una agencia de primera línea, «comenzaron a bloquear las operaciones solicitadas por extranjeros especialmente los paquetes y los servicios all inclusive».
• Paralelamente, el BCRA creó dos cuentas para controlar de manera más precisa los gastos en dólares por turismo: en una se monitorean las compras de pasajes y paquetes y en otra, los desembolsos que los viajantes realizan con tarjetas de crédito, para otro tipo de gastos.
La grieta sigue abierta
Pese a las limitaciones oficiales y a los frenos que pusieron algunas aerolíneas, diversas agencias confirmaron que continúa habiendo extranjeros que siguen aprovechando la brecha cambiaria para hacerse de una diferencia, si bien hay algunos matices respecto del panorama que imperaba meses atrás.
Por un lado, los turistas del exterior ahora deben utilizar a la Argentina como punto de partida, dadas las restricciones impuestas por el BCRA.
Por otro, esta modalidad ahora es viable para rutas no tan «populares» y demandadas y que resultan más costosas realizarlas desde otras naciones, como Uruguay o Chile.
Así las cosas, una pareja de nacionalidad charrúa que decida viajar a algunos destinos de Europa, como Alemania, deberá desembolsar en promedio unos u$s3.100 por ambos pasajes, si es que parten desde el aeropuerto de Montevideo.
Como contrapartida, esta misma pareja, si optara por contratar dos pasajes saliendo desde Ezeiza, tendrá que gastar unos $17.300. Esto implica que, si hacen valer sus dólares en el mercado blue, necesitarán de unos u$s1.866 para contratar los tickets en Buenos Aires.
Incluso sumado el costo de los pasajes a Aeroparque, esta pareja se habrá ahorrado casi u$s900 por el sólo hecho de haber elegido a la Argentina como punto de partida.
Este ejemplo también se aplica a los turistas chilenos: un viaje similar desde Santiago con destino a Europa (Alemania) tiene un costo de u$s3.900 para dos personas.
En cambio, haciéndolo desde Buenos Aires, incluido el vuelo hasta Ezeiza, el desembolso total ascendería a u$s2.500, es decir, u$s1.400 menos, siempre y cuando se liquiden los dólares en el mercado paralelo y el pago se realice «cash».
Temor por más medidas oficiales
Desde la consultora Abeceb destacaron que, «desde comienzos de año, las reservas del BCRA se redujeron encasi u$s8.000 millones y que «el gasto en turismo, en importaciones energéticas y pago de la deuda explican gran parte de este deterioro».
«La tendencia no parece detenerse, lo que enciende una luz de alarma importante en este frente», completaron.
Frente a esto, el analista Miguel Kiguel, de Econviews, aseguró que «en los próximos meses caben esperar nuevos cambios regulatorios a efectos de mejorar la oferta neta de divisas en el mercado. Frente a ello, el encarecimiento del ´dólar turista´ aparece como el primer candidato».
Por su parte, Mariano Lamothe, economista de Abeceb, destacó que «el Ejecutivo hace un gran esfuerzo para cuidar los dólares y se le están yendo miles de millones por argentinos que viajan. No podrá tolerar un verano más con esta sangría. Alguna medida va a tomar, como puede ser un desdoblamiento formal del tipo de cambio».
Sin embargo, allí no se detendrían las iniciativas tendientes a frenar una fuga que crece año a año.
En los últimos días, de hecho, comenzó a circular un rumor que puso en vilo a las agencias de viaje: la posibilidad de que, tras octubre, el Gobierno presione a los bancos y empresas emisoras de tarjetas de crédito para que restrinjan el atractivo menú de financiamiento para la compra de paquetes y tickets aéreos.
Cabe destacar que, en la actualidad, las 12 cuotas sin interés son el «estándar», al tiempo que hay compañías, como Asatej, que incluso llegan a ofrecer hasta 20 meses de plazo con plásticos de diversos bancos.
Así las cosas, no sólo la existencia de la brecha cambiaria fogonea el turismo en el exterior, sino también el sistema de cuotas, con el atractivo que implica financiar una compra en pesos y sin intereses.
«Que se achiquen las opciones de financiamiento nos complicaría tanto o más que una suba del recargo del 20%. Serían malas noticias para el sector», advirtió el gerente de una agencia de primera línea que ahora está vendiendo a buen ritmo pero intuye que, tras los comicios, podrán sobrevenir grandes cambios.
Fuente: www.iprofesional.com